La convivencia entre perros y humanos es larga. Esta alianza ha sido fructífera para ambas especies.
Los humanos se aprovechaban de las cualidades de los perros para realizar diversas labores y los canes recibían a cambio comida y refugio.
Para que esta simbiosis, esta interrelación tuviera éxito hubo que desarrollar una comunicación elemental entre especies que sirviera para que los perros ejecutaran las órdenes de trabajo. Adiestramiento se ha llamado esta práctica.
Siempre se ha visto como una comunicación unidireccional. El hombre expresa órdenes que el animal ejecuta. A medida que la convivencia se ha ido profundizado, los perros no solo han afinado su capacidad de entendernos, sin capaces de anticipar y adelantarse a nuestras demandas.
Pero, ¿y al revés? ¿Los canes han logrado desarrollar un código dirigido exclusivamente a nosotros con el fin de que satisfaganos sus demandas?
Un grupo de investigadores de la Universidad de Salford, junto a Manchester (Reino Unido) cree que sí.
Se han basado en el concepto de gesto referencial, que en las ciencias del comportamiento se define como la señal que es utilizada por un emisor para llamar la atención de un destinatario sobre un objeto, individuo o evento específico del entorno y lograr una respuesta concreta, la que desea el emisor, por parte del destinatario.
Hasta ahora estos gestos se habían estudiado en la comunicación entre primates humanos y no humanos. Pero los británicos se han lanzado a analizar la comunicación con no primates y humanos. Después de todo este tiempo de convivencia el perro se ha mostrado como el candidato ideal.
Para ello han estudiado 247 vídeos grabados en sus hogares por los dueños de 37 canes. De 47 posibles acciones de comunicación concreta de los perros hacia los humanos, se han identificado 19 que se ajustan a esta definición de gesto referencial. Y son cuatro las peticiones concretas que hace con ellas.
¿Qué piden?
Principalmente, los perros reclaman comida a sus humanos. De hecho, esa es la base de la alianza hombre-perro: yo hago algo que tú necesitas y tú me das de comer.
Así, si nuestro perro mueve la cabeza hacia adelante y hacia arriba para llamar tu atención, levanta una pata mientras está sentado, gira la cabeza de lado a lado entre tu ubicación y la de su objetivo, se pone de pie sobre las patas traseras o tira un juguete con la boca es prácticamente seguro que lo que busca es que su plato tenga algo rico o que eso que tu comes lo compartas como es debido.
Lo siguiente en sus preferencias es una buena rascada, unas caricias que manifiesten que sois de la misma manada. Para ello, los gestos o acciones más empleadas son revolcarse en el suelo, presionar la nariz contra el cuerpo, lamer algo repetidamente, levantar una sola pata para apoyarla en tu cuerpo, mordisquear tu brazo suavemente, arrastrarse despacio por el suelo o frotar su cabeza contra un objeto o persona.
Cuando lo que quiere es que se le abra la puerta para salir de la estancia, o, incluso, de la casa para darse un paseo y ver mundo dos gestos muy característicos son apoyar ambas patas delanteras en su humano o dar saltos en el suelo.
Para conseguir que le pases su juguete preferido o su hueso de morder levanta una sola pata delantera para tocarte atrayendo tu atención sobre el objeto de deseo, meter la cabeza debajo de un objeto, mover el cuerpo debajo de ti. Se trata de atraer tu atención sobre lo que desea para que se lo des.
Así que cuando aparentemente tu perro se empeña en hacer una serie de movimientos repetitivos delate de ti es que algo quiere. Hazle caso y obedece, es lo que él hace continuamente para ti.