Las nuevas tecnologías y las redes sociales hacen del mundo actual un espacio hiperconectado que ha traído nuevas formas de relación. En este contexto, el sociólogo polaco Zygmunt Bauman acuñó el término Amor líquido, una nueva tendencia que ha revolucionado la forma actual de entender las relaciones interpersonales en general.
El sociólogo apunta que estas relaciones que se mantienen por internet sirven de modelo y se exportan al resto de relaciones de la vida real. Matiza que, en realidad, más que relaciones son conexiones, ya que estas no necesitan implicación ni profundidad, y en ellas cada uno decide cuándo y cómo conectarse, y cuándo pulsar la tecla suprimir.
Individualismo y consumismo
En su obra homónima, Amor líquido (2003), el autor explica cómo en las sociedades capitalistas aparecen tendencias que van a marcar la forma de entender las relaciones personales. Una de ellas es el individualismo, que hace ver las relaciones como un peligro para los valores de autonomía personal. De esta forma, la relación, una vez satisfecho el deseo o la necesidad, el sentimiento no perdura sino que se diluye.
Otra tendencia en la sociedad actual es el consumismo, el cual provoca la mercantilización de distintos ámbitos de la vida. Así se empieza a ver al resto de personas como mercancías para satisfacer alguna necesidad y el amor se convierte en una especie de consumo mutuo. Se busca satisfacer estas necesidades de forma inmediata y todo es desechable.
Falta de compromiso
Establecer vínculos fuertes y comprometidos con otras personas no siempre es fácil, bien por un tema de responsabilidad, de inmadurez o simplemente por miedo al compromiso. El autor compara este tipo de relaciones exportadas de internet con algo líquido y las describe como unos vínculos frágiles, que establecen relaciones superficiales y con una fecha de caducidad muy corta.
Bauman apunta a un tipo de relaciones efímeras, volátiles, poco sólidas y sin un compromiso a largo plazo; algo fugaz, etéreo y fluido que se adapta y cambia rápidamente, sin una forma sólida y duradera. Relaciones que se rompen fácilmente y en las que solo importa el presente, sin ataduras, sin compromiso y sin proyecto de futuro.
Libertad y seguridad
Este concepto de amor líquido, aunque suele utilizarse sobre todo para las relaciones de pareja, también se usa para referirse al amor hacia otras personas y hacia uno mismo. El autor asegura que para establecer una relación profunda y duradera con otra persona primero se debe sentir un amor verdadero hacia uno mismo. Si uno no se conoce bien a sí mismo, no se acepta tal cual es, ni tiene autoestima, difícilmente podrá querer de verdad a otros. Por ello, en el caso del amor líquido, hay que buscar su origen en uno mismo.
Bauman asegura también en su obra que para ser felices debemos tener en cuenta dos valores imprescindibles: la libertad y la seguridad. El sociólogo polaco señala que seguridad sin libertad es esclavitud y que libertad sin seguridad es un caos total y que todos necesitamos ambas dimensiones para encontrar el equilibrio en nuestras vidas.
Consecuencias del ‘amor líquido’
Zygmunt Bauman asegura que el amor líquido más pronto que tarde tendrá consecuencias para alguno de los miembros de la pareja o para los dos. El autor subraya que en esta sociedad de consumo el amor se puede llegar a convertir en un objeto más de usar y tirar.
Así, como consecuencia se llega a una cosificación de las personas, obviando sus sentimientos, deseos o inquietudes. Este tipo de amor, señala el autor, causa también una baja autoestima y una fuerte insatisfacción emocional, una gran sensación de vacío ya que el ser humano necesita vínculos afectivos en los que apoyarse.
Así, Bauman concluye que en la sociedad actual, aunque las personas puedan estar físicamente muy cerca o estrechamente conectadas a través de las redes sociales, la realidad es que muchas de ellas pueden estar emocionalmente muy distantes e invadidas en el fondo por un fuerte sentimiento de soledad.