Hacer una buena elección tanto de la ropa como del calzado no es un tema que afecte solo a la estética, sino también a la salud. Llevar prendas y zapatos que nos hagan sentir bien puede mejorar nuestra autoestima, pero si no son los adecuados puede tener consecuencias negativas para la salud.
De esta forma, hay un tipo de calzado, el calzado barefoot o calzado minimalista, diseñado para imitar la sensación de caminar descalzo, que permite que los pies se muevan de una forma más natural sin las restricciones que imponen los zapatos tradicionales.
Características
Este tipo de calzado debe cumplir varios requisitos y uno de ellos es tener una suela fina y flexible, mucho más delgada que la de los zapatos normales. Frente a los deportivos tradicionales que tienen amortiguación en la suela, los barefoot tienen poco o ningún acolchado, lo que fomenta una pisada más natural.
Es un calzado muy ligero que ayuda a reducir la fatiga en los pies y a aumentar la sensación de libertad. Su suela sin inclinación promueve una postura más erguida al caminar o correr y su puntera más ancha permite que los dedos se extiendan y se muevan libremente, mejorando así la estabilidad y el equilibrio.
Beneficios
Entre los beneficios del calzado barefoot destacan un fortalecimiento de los músculos del pie, de los tendones y de los ligamentos, lo que ayudará a reducir el riesgo de lesiones como fascitis plantar, esguinces de tobillo o problemas de rodilla. Además, promueve una postura más natural, alineando el cuerpo de una forma más equilibrada y reduciendo tensiones en la espalda.
Al no tener elevación en el talón, se produce una mayor conexión con el suelo y una mayor flexibilidad que ayudan a estimular los músculos del pie y a tener una mejor percepción del movimiento y de la posición del propio cuerpo. Esto es muy útil para mejorar el equilibrio y la coordinación y, al proporcionar más estímulos sensoriales, puede ser beneficioso para el desarrollo del sistema nervioso.
Con este tipo de calzado barefoot, las articulaciones también sufren un menor impacto ya que, al caminar o correr con él, el pie golpeará el suelo con su parte media y delantera en vez de con el talón y se reducirá el impacto sobre las rodillas, tobillos y caderas.
El uso de calzado minimalista puede ayudar también a corregir problemas de pisada, ya que obliga al cuerpo a ajustarse y a caminar de manera más eficiente. Al tener menos restricciones en los pies y permitir un movimiento más natural, este tipo de calzado fomenta además una mejor circulación de la sangre en los pies.
Inconvenientes
Aunque el calzado barefoot tiene muchos beneficios, también puede presentar algunos inconvenientes, sobre todo si el cambio se hace de una forma abrupta; necesita un período de adaptación para que los pies y los músculos de las piernas se fortalezcan y se acostumbre al nuevo estilo de pisada.
Al no tener amortiguación ni soporte y si no se tiene la técnica correcta, es más fácil que al principio se produzcan lesiones como fascitis plantar, fracturas por estrés o dolor en el tendón de Aquiles.
Su suela delgada ofrece menos protección contra superficies duras, piedras, cristales u objetos afilados, lo que puede aumentar el riesgo de cortes, contusiones o molestias al caminar en terrenos irregulares.
En condiciones de frío o calor extremo, el calzado barefoot tampoco proporciona el mismo aislamiento térmico que el calzado tradicional, quedando los pies más expuestos.
Personas con ciertas condiciones, como arcos plantares muy altos, pie plano o problemas estructurales específicos, pueden necesitar más soporte que el que ofrece el calzado barefoot y su uso podría agravar aún más sus problemas.
Así, aunque este tipo de calzado pueda ser beneficioso para caminar o correr en superficies suaves y naturales, puede no ser ideal para actividades que requieran una mayor protección, como deportes de impacto fuerte o para estar de pie durante mucho tiempo sobre superficies muy duras.
Por todo ello, aunque el calzado barefoot tiene muchos beneficios es importante conocer también sus inconvenientes y en cualquier caso hacer siempre una transición gradual desde el calzado tradicional para reducir el riesgo de lesiones. No es adecuado para todas las personas ni para todas las circunstancias, y resultará muy revelador escuchar a nuestro cuerpo durante su uso.