Vivimos en un mundo sobreinformado en el que periódicos, radios, televisiones, redes sociales o páginas webs, entre otros, nos mantienen continuamente enganchados a la actualidad, en ocasiones minuto a minuto.
En muchos casos las noticias no son buenas y, si no sabemos controlarnos, podemos terminar cayendo en el doomscrolling, una adicción compulsiva a revisar continuamente todo lo negativo y lo adverso que ocurre a nuestro alrededor.
El término se popularizó a partir de 2020, durante la pandemia del covid, cuando los ciudadanos, en medio del miedo, se obsesionaban por estar permanentemente informados de todo lo que ocurría. Sin embargo, aunque la normalidad ha ido regresando poco a poco, este fenómeno no ha llegado a desaparecer.
Daños para la salud
Y es que las malas noticias como la reciente catástrofe ocurrida por las lluvias en la Comunidad Valenciana, los conflictos bélicos, las crisis humanitarias o las tensiones políticas en el mundo han intensificado la exposición diaria a imágenes y a titulares impactantes.
Todo esto está generando síntomas de ansiedad, agotamiento emocional y preocupación constante que afectan profundamente la salud mental. Según la psicóloga Conchita Sisí, directora de la Clínica Salud en Mente, la constante saturación de información de alto impacto está repercutiendo de manera significativa en el bienestar emocional de las personas.
Este flujo continuo de contenidos alarmantes puede intensificar la ansiedad y el desgaste mental, dificultando la gestión de las emociones y, en ciertos casos, produciendo una sensación duradera de malestar.
Efectos en la salud mental
La exposición continua a informaciones relacionadas con guerras y desastres puede desencadenar emociones como frustración, miedo y ansiedad. Para muchas personas, mantenerse informado sobre las noticias se convierte en una carga emocional que puede generar síntomas como irritabilidad, fatiga, insomnio y dificultad para concentrarse.
En algunos casos, este exceso de información puede conducir al desarrollo de trastornos de ansiedad o agravar condiciones preexistentes.
Este fenómeno conocido como doomscrolling, o la práctica de pasar mucho tiempo en redes sociales o portales de noticias consumiendo contenidos negativos, agrava esta situación. La exposición constante a malas noticias mantiene al sistema nervioso en un estado de alerta continua, lo que incrementa el estrés y afecta la capacidad de relajarse y desconectar.
Cómo protegerse de la sobreinformación
A pesar de la importancia de estar informados, es fundamental cuidar del bienestar mental, por lo que la psicóloga Sisí propone diferentes estrategias efectivas que permiten manejar la ansiedad frente a las noticias globales negativas.
- Limitar el tiempo de exposición
Establecer horarios específicos para revisar las noticias, en lugar de hacerlo de manera compulsiva a lo largo del día, puede ayudar a reducir el impacto emocional.
- Elegir fuentes confiables
Consumir información de medios equilibrados y de confianza limitando la selección a un máximo de dos a tres fuentes en diferentes formatos (prensa escrita, televisión, radio, etc…) puede disminuir el impacto emocional negativo al evitar la exageración y la desinformación.
- Acabar con los mitos
Es necesario eliminar la falsa creencia de que leer más noticias nos hará sentir mejor. Leer informaciones negativas nos generará más ansiedad y malestar, y serán una fuente inagotable de pensamientos negativos.
- No utilizar la información como entretenimiento
No utilizar los descansos o los ratos libres para buscar información. Es mucho mejor fomentar la vida exterior y socializar para darse cuenta de que muchas veces la realidad no es siempre tan terrible como parece en las noticias.
- Realizar pausas digitales
Dedicarse a actividades que promuevan el bienestar, como el ejercicio, la meditación o la lectura, puede facilitar la desconexión y reducir el estrés.
- Establecer límites en las redes sociales
Utilizar herramientas de control del tiempo en redes sociales y evitar contenido alarmista o sensacionalista puede contribuir a mejorar la salud mental.
- Compartir preocupaciones
Comunicar las inquietudes y emociones con amigos, familiares o profesionales de la salud mental puede ser útil para procesar la angustia y reducir la sensación de aislamiento.
Ya lo ves, siempre es conveniente vivir informado, pero es necesario buscar un equilibrio para que las malas noticias no nos acaben obsesionando y pasando factura a nuestra salud mental.