Cada vez estiramos un poco más el tiempo que dedicamos por la noche a utilizar móviles, tablets u ordenadores. En el caso de los adultos, antes de irnos a dormir, destinamos un rato a repasar con tranquilidad las últimas noticias, consultar el whatshapp o a entretenernos con algún contenido más ligero.
En el caso de jóvenes y adolescentes, muchos prolongan el uso de pantallas incluso hasta bien entrada la madrugada, reduciendo de forma considerable sus horas de sueño.
A este fenómeno se le conoce como vamping y su nombre ya nos da una pista de su significado: es la combinación de vampire (vampiro en inglés) y texting (enviar mensajes de texto por aparatos electrónicos). Los jóvenes utilizan hasta muy tarde dispositivos electrónicos, aumentando el riesgo de insomnio y de no dormir el tiempo necesario ni con la suficiente calidad.
Estrés, preocupaciones u horarios de trabajo complicados son factores que perjudican nuestro sueño y contra los que no podemos hacer nada. Sin embargo, hay malos hábitos como el abusivo uso de pantallas en horario nocturno que sí están en nuestra mano evitar.
Esta exposición a pantallas luminosas en las horas previas a dormir, lo recomendable es evitarlas en las dos horas anteriores, afecta a la glándula pineal, encargada de fabricar la melatonina, sustancia que ayuda a conciliar el sueño y a descansar. Con la luz, el cerebro detiene la segregación de dicha sustancia para mantenerse despierto porque entiende que no ha llegado la noche y que aún no es hora de dormir. A esto se le conoce como insomnio tecnológico.
El vamping puede provocar en los más jóvenes cansancio, somnolencia, ansiedad, irritabilidad, fatiga visual, falta de rendimiento y de concentración en colegios o institutos y mayor tendencia a consumir estimulantes y sustancias tóxicas, y adicción a las nuevas tecnologías. Una de estas adicciones es la nomofobia, el miedo a estar sin teléfono o a no tener conexión a internet.
Pero, ¿por qué los más jóvenes hacen vamping? Este consumo nocturno de pantallas puede deberse a varias razones como la falta de tiempo libre durante el día, la búsqueda de un rato de intimidad o la necesidad de pertenecer a un grupo. A estos jóvenes se les conoce como phombie (de phone, teléfono en inglés, y zombie).
Hacer un uso razonable de las nuevas tecnologías controlando y limitando su uso y evitar dormir en la habitación con aparatos electrónicos que perturben el sueño, son dos formas de evitar el vamping. Los adultos también podemos contribuir a evitar el vamping dando ejemplo con un consumo responsable.