El "vamping", un trastorno marcado por el uso del móvil durante la madrugada, empieza a ser un problema claro entre los adolescentes, que provoca un menor rendimiento escolar, principalmente, e incide en las relaciones con sus padres.
Así lo ha explicado a EFE la especialista en Intervención en Adicciones Tecnológicas y profesora de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) Teresa Sánchez.
El término "vamping", recogido del inglés, comenzó a utilizarse en 2016, asociado a la conexión a redes sociales durante a madrugada "como si se fuera un vampiro", detalla.
La noche, "especialmente a partir de la una de la madrugada" es el momento "en el que es más complicado de controlar a un joven en casa" porque "simula que está dormido, en su habitación" pero en muchos casos "está con su teléfono móvil, navegando por internet, compartiendo mensajes y vídeos y en sus redes sociales".
Además, "también es el momento más peligroso" para los adolescentes ya que es "cuando más se dan casos de acoso, de 'sexting' (envío de mensajes de texto o imágenes de contenido sexual explícito a través del teléfono móvil o de otros dispositivos electrónicos) e incluso de cuestiones relacionadas con la pederastia", asegura la especialista.
Así, se unen "el mayor momento de riesgo para tener un problema asociado a la tecnología" con "una etapa de mayor vulnerabilidad en la formación de la personalidad".
"Ocurre también que los chavales ni son conscientes de todos los riesgos a los que se enfrentan ni tienen la percepción, sobre todo a esas horas, de que pueden ser controlados", advierte esta especialista.
Sánchez reconoce que no se ha estudiado en profundidad este fenómeno "porque tampoco es fácil" pero sí que hay trabajos que apuntan a que "la mitad de los adolescentes tiene problemas de sueño" asociados al "vamping".
Algo que se traduce en "somnolencia por el día" y "bajada en el rendimiento escolar", situación ante la que deben encenderse las alertas de los padres.
Así, llega el momento de hablar con los adolescentes "porque lo principal que podemos hacer es enseñarles buenos hábitos" en el consumo de la tecnología.
Los dispositivos tecnológicos, mejor en las zonas comunes
También hay técnicas para mitigar el problema cuando se detecta, como impedir que los teléfonos móviles "duerman" en la habitación de los jóvenes.
"Hay que fomentar desde que los niños son pequeños un buen uso de la tecnología" ya que "a diferencia de lo que les ha pasado a sus padres, ellos van a estar expuestos toda la vida" a los dispositivos tecnológicos.
Cree que se debe incidir en los jóvenes en que "el tiempo de uso del móvil es limitado" y "fomentar un autocontrol".
Otra técnica, relacionada con el ordenador, es que esos dispositivos estén en zonas comunes de la casa, más que en las habitaciones de los adolescentes.
En cualquier caso "no hay que intervenir al cien por cien" porque eso es contraproducente, considera, "y sí hay que estar pendientes, conocer las aplicaciones que usan los hijos y hacerles partícipes del control".
Porque en realidad, concluye la especialista, el "vamping" es una expresión "que se asocia a la tecnología" pero es "una muestra más de la etapa de desarrollo de los adolescentes en su búsqueda de medios para separarse de los adultos".