Esta semana saltaba la triste noticia de que el famoso actor de Hollywood Bruce Willis se ha visto obligado a abandonar el mundo de la interpretación tras ser diagnosticado de afasia.
Esta enfermedad, cuya primera causa es el ictus, provoca la pérdida de la capacidad de expresión y de comprender el lenguaje hablado o escrito por un daño en las áreas del cerebro que controlan el lenguaje.
Al parecer, el protagonista de películas como La Jungla de Cristal, Pulp Fiction o El sexto sentido, llevaba un tiempo arrastrando problemas de salud que han desembocado en el fatal diagnóstico que pone fin a la brillante carrera de más de cuarenta años de uno de los actores más emblemáticos de Hollywood. Así lo señalaba su hija mayor, Runer Willis, en su perfil de Instagram.
Arropado por su familia en estos difíciles momentos, el actor hará frente a una enfermedad cuyas causas, además del ya mencionado accidente cardiovascular, se pueden encontrar en un traumatismo craneoencefálico, un tumor cerebral, una encefalitis o un trastorno degenerativo conocido como afasa primaria progresiva.
De los pacientes de ictus, entre un 40 y un 60% se recupera en el primer año y para otros se convierte en una dolencia crónica. En este último caso se trata de integrar la rehabilitación en la vida cotidiana, ya que puede prolongarse en el tiempo e incluso durante el resto de la vida.
Según explican los expertos, puede haber tantas afasias como personas afectadas. Cada paciente es uno y depende de factores como el grado de afectación, del tamaño de la zona del cerebro dañada, de la edad del paciente...
Se pueden distinguir cuatro tipos de afasia:
- Afasia expresiva. El paciente sabe lo que quiere decir, pero tiene dificultad para decirlo o escribirlo.
- Afasia receptiva. Escucha la voz o puede leer un impreso, pero no le encuentra sentido a lo que lee o escucha.
- Afasia anómica. Tiene dificultad para usar las palabras correctas para describir objetos, los lugares o los eventos.
- Afasia global. El paciente no puede hablar, entender lo que se le dice, leer o escribir.
En cuanto al tratamiento al que se deben someter estos pacientes, lo más recomendable es empezarlo nada más detectar el problema. Habrá qué ir viendo qué funciona y qué no para terminar haciendo un programa adaptado a cada persona.
También es importante saber cómo se debe interactuar con una persona afectada por afasia. Estas son algunas de las recomendaciones:
- Dejar hablar a la persona afectada. Darle todo el tiempo que necesite para expresarse y utilizar frases cortas para facilitar su comprensión.
- No hablar en tercera persona. Hay que incluirla en las conversaciones y no tratarle como si no estuviera o no se enterara de nada de lo que se está hablando.
- Hablar de todo tipo de temas. No se debe hablar solo de la enfermedad.
- Mirarse a los ojos. La entonación y las expresiones faciales les ayudarán a entender. No por ello se debe gesticular en exceso, sino que hay que expresarse con naturalidad.
- Comunicación directa. Es recomendable utilizar frases cortas, estructuras gramaticales sencillas y hablar despacio pero sin exagerar.
- Evitar conversaciones cruzadas. Las personas con este tipo de afecciones necesitan centrarse en una única conversación. Si hay más de una a la vez, se perderán y no podrán seguir ninguna.
Entre los famosos que han sufrido esta enfermedad se encuentran la actriz Emilia Clarke, protagonista de Juego de Tronos, quien sufrió dos aneurismas mientras rodaba la serie, la primera de ellas en 2011; el humorista británico Terry Jones, fundador de los Monty Python, a quien le diagnosticaron en 2016 afasia progresiva primaria; y el director de cine italiano Michelangelo Antonioni, después de sufrir un derrame cerebral a mediados de los 80.