Tras encontrar a nuestra media naranja parece que no puede haber nada en el mundo que vaya a causar una fuerte discusión. Sobre todo, durante los primeros meses, la relación parece un perfecto jardín de flores que nunca se va a marchitar, pero en un momento u otro puede acabar haciéndolo.
Es totalmente normal y, de hecho, en ocasiones, es recomendable no estar siempre al cien por cien de acuerdo con todo lo que diga o haga tu pareja. Las personas, cada una en sí misma, es un pequeño mundo dentro de un cuerpo y jamás encontraremos a alguien que sea exactamente como nosotros, somos únicos.
Las discusiones de pareja, aunque intentemos evitarlas y dejarlas para más adelante, acabarán sucediendo y no hay más remedio que intentar solucionar por las buenas los problemas o debates que puedan surgir.
El problema está en que, como humanos que somos, no podemos evitar que en ciertas ocasiones se nos encienda la mecha demasiado rápido y acabemos soltando por nuestra boca palabras que nos deberíamos haber guardado. Es normal y siempre viene bien hablar las posibles diferencias que pueda haber entre el uno y el otro, pero la poca paciencia se apodera de muchos de nosotros a la hora de enfrentarnos a un problema de este calibre.
Cuando algo nos molesta, nuestro instinto nos hace reaccionar rápidamente y eso se traduce en decir lo que no debemos a nuestra pareja. Aunque creamos que esto es un problema personal que debamos ir trabajando (y no decimos que no lo sea), hay una reacción neurológica que es la culpable de nuestras instantáneas e impulsivas respuestas.
Secuestro de la amígdala
Está científicamente comprobado que las respuestas rápidas a emociones fuertes son provocadas por la amígdala, que se apodera de nuestras funciones corporales en estos momentos de estrés.
Como explican en El Español, la amígdala es un mecanismo de reacción rápido cuando nuestro cerebro interpreta una información como una amenaza para nosotros. Cuando se activa, el cerebro racional se deja de lado y el cerebro emocional toma el control. Para ello, se ha establecido una técnica, la regla de las 24 horas que ayuda a que el cerebro salga del estado de secuestro y vuelva a su estado racional y reflexivo.
La 'regla de las 24 horas'
La estrategia es muy sencilla, pero es algo que pocos hacemos a la hora de enfrentarnos a estos problemas de pareja. Simplemente, al enfadarnos con la otra persona, debemos dejar un periodo de 24 horas para reflexionar y, como hemos mencionado antes, dejar que nuestro cerebro vuelva a su estado racional y paciente.
De esta manera, será muchísimo más sencillo poder abordar los problemas que nos calientan demasiado rápido y conseguiremos enfrentar las discusiones con un tono más objetivo y, sobre todo, calmado. La comunicación efectiva es de las cosas más importantes que necesita una pareja para poder enfrentarse a los problemas cotidianos o a nuevos que vayan apareciendo, y es esencial trabajarla.
Tras pasar unas horas de reposo, incluso si es necesario más de 24 horas, hablaremos del tema y notaremos cómo nuestra inteligencia y expresiones corporales se comunican mejor tras pararnos a recapacitar.
'Método Gottman'
Cuando algo en la relación comienza a torcerse o cuando los problemas están ya enquistados, hay parejas que deciden buscar ayuda acudiendo a terapia. Una de las opciones es el método Gottman, cuyos responsables son los psicólogos norteamericanos John y Julie Gottman y a través del cual ofrecen siete claves para que las relaciones de pareja funcionen; y de eso algo deben saber, ya que les avalan 35 años de casados.