En muchas ocasiones, al observar en la televisión o escuchar en la radio las previsiones meteorológicas para el próximo día o toda la semana, los profesionales que relatan los detalles utilizan diversos términos especializados como lo pueden ser danas, presión atmosférica, ciclogénesis o vaguada.
Es importante conocer estas palabras para poder comprender mejor lo que el meteorólogo quiere transmitir al espectador u oyente. Por esta razón, hoy vamos a analizar al detalle lo que significa, en términos meteorológicos, este fenómeno denominado como vaguada.
Como cada semana, Imanol Arruti ha procedido a comentar junto a Nicolás Puig la previsión meteorológica que comienza mañana 21 de octubre en la que no va a faltar el viento sur y un fin de semana de precipitaciones y bajadas de temperatura que es posible que estén precedidas por una dana o vaguada.
¿Qué es una vaguada?
En palabras de alguien que no es experta en el ámbito meteorológico, una vaguada es una depresión alargada en la atmósfera, asociada con una baja presión relativa. Al representarse sobre un mapa, se realiza mediante una curva hundida hacia abajo que marca un área de menor presión respecto a las de su alrededor. Esto puede ocurrir tanto a nivel de la superficie como en niveles superiores de la atmósfera.
Este fenómeno meteorológico está compuesto por masas de aire que se desplazan en un patrón ciclónico, es decir, en el hemisferio norte en el sentido contrario a las agujas del reloj. Esto trae consigo una inestabilidad atmosférica en el que asciende un aire caliente y húmedo que precede a la formación de nubes y precipitaciones.
Formación y comportamiento
Para que se genere una vaguada, una masa de aire frío tiene que desplazarse a un lugar en el que anteriormente había uno más cálido. Esto hace que este primero se hunda, mientras que el segundo se eleva. Así, se forman las nubes y las precipitaciones.
Estas vaguadas pueden abarcar áreas muy extensas en caso de desarrollarse en la atmósfera superior a través de sistemas de baja presión o corrientes en chorro.
Impacto en el clima
Las vaguadas meteorológicas pueden generar cierta inestabilidad atmosférica, por lo que hace que aumenten la probabilidad de lluvia y tormentas al condensarse el vapor del agua en forma de nubes. El grado de precipitaciones generadas por este fenómeno oscilan entre las lloviznas ligeras hasta intensas tormentas eléctricas.
Esta generación de precipitaciones puede acarrear diversas consecuencias en las áreas en las que impacta. Tanto inundaciones repentinas como deslizamientos de tierra, las vaguadas pueden resultar incluso peligrosas dependiendo de la zona.
En caso de interactuar y mezclarse con otros sistemas meteorológicos puede intensificar fenómenos como los ciclones tropicales o las tormentas severas. En algunos casos, una vaguada puede actuar como un "gatillo" que facilita el desarrollo de ciclones, aportando las condiciones adecuadas para que estos sistemas se fortalezcan.
Las vaguadas a lo largo del planeta
El comportamiento y la influencia de las vaguadas varían según la región del mundo. En Latinoamérica, por ejemplo, las vaguadas son frecuentes durante la temporada de lluvias y pueden estar asociadas con eventos climáticos extremos, como huracanes o tormentas tropicales. En el Caribe son responsables de gran parte de las precipitaciones intensas que se producen durante los meses de verano.
En el caso de Europa, las vaguadas a menudo se asocian con el paso de frentes fríos y cambios significativos en las condiciones meteorológicas, especialmente en otoño e invierno. En regiones del sudeste asiático, las vaguadas juegan un papel crucial en la formación de los monzones, que aportan lluvias vitales para la agricultura y el abastecimiento de agua.
Pronóstico y monitorización
Los meteorólogos monitorean las vaguadas utilizando herramientas como modelos de predicción numérica y análisis de mapas sinópticos. La observación de estas estructuras atmosféricas permite anticipar eventos meteorológicos adversos con mayor precisión y ofrecer tiempo suficiente para tomar medidas preventivas.
Estos pronósticos implican analizar cómo se moverá y evolucionará el sistema, considerando factores como la temperatura, la humedad, el viento y la presión atmosférica. Esta información es esencial para los avisos meteorológicos y para la planificación de actividades en sectores sensibles al clima, como la agricultura, la aviación y el turismo.