Nacida en Barcelona el 18 de diciembre de 1971, Arantxa Sánchez Vicario creció en una familia apasionada por el tenis. Como la menor de cuatro hermanos, todos vinculados al deporte, desde muy pequeña mostró un talento extraordinario con la raqueta, que le llevó a que hoy en día sea reconocida como una de las mejores tenistas del mundo.
Carrera deportiva
Arantxa Sánchez Vicario es una de las mejores tenistas de la historia. Con tan solo 4 años comenzó a jugar al tenis y ya con 14 se hizo profesional, siendo apodada como “el abejorro de Barcelona”. En 1989, con solo 17 años, se convirtió en la primera española en ganar un Roland Garros tras vencer a la gran Steffi Graf. Esa victoria fue un punto de inflexión no solo en su carrera, sino en el tenis español, marcando el inicio de una era dorada para el deporte femenino.
A lo largo de su carrera, Arantxa conquistó cuatro títulos de Grand Slam en individuales: tres Roland Garros (1989, 1994 y 1998) y un abierto en Estados Unidos (1994). En dobles, logró otros seis títulos de Grand Slam y cuatro más en la categoría de dobles mixtos. Su versatilidad la llevó a ser número uno del mundo tanto en individuales como en dobles.
Además, Arantxa representó a España en cinco ediciones de los Juegos Olímpicos, logrando dos medallas de plata, en Barcelona 1992 y en Atlanta 1996, y dos de bronce. En 2002 anunció su retirada del tenis. Sin embargo, volvió en 2004 con el objetivo de jugar algunos torneos dobles y poder pelear sus quintos Juegos Olímpicos. Y en 2012 también lideró el equipo español en la Copa Federación, pero el equipo español no lo logró ninguna victoria y según los superiores tenía poca implicación con el equipo, por lo que la RFET le animó educadamente a dimitir de su puesto como capitana.
De la pista a los juzgados
Su retirada del tenis no fue un camino fácil para Arantxa. Logró amasar una fortuna millonaria durante su carrera, pero las malas decisiones económicas y los problemas legales se convirtieron en una constante. En 2009, el Tribunal Supremo la condenó por fraude fiscal, tras simular que residía en Andorra entre 1989 y 1993 para evitar el pago de impuestos en España. Este fallo supuso una deuda millonaria con Hacienda.
A este problema se sumó una demanda del Banco de Luxemburgo por un crédito avalado que utilizó para pagar esa condena. En 2023, fue condenada junto a su exmarido Josep Santacana por alzamiento de bienes, acusados de ocultar patrimonio para evitar el pago de una deuda de 6,6 millones de euros. Aunque evitó la cárcel gracias a un acuerdo judicial, Arantxa se ha visto obligada a destinar gran parte de sus ingresos al pago de esta deuda.
Amor, desamor y polémicas
En el ámbito personal, Arantxa ha vivido intensos altibajos. Su primer matrimonio, con el periodista Joan Vehils, duró solo un año. Ambos se mantuvieron muy discretos sobre los motivos de su ruptura y sobre su relación.
Después de su separación comenzó una relación con Antonio Hernández, quien era su entrenador y con el que empezó a salir en 2002. En 2004 se le volvió a conocer una nueva pareja, esta vez apareció en una cena de gala en París. Esta nueva pareja era su entrenador Javier Rius, que un año más tarde pasó de a ser su entrenador físico.
En 2008, contrajo matrimonio con Josep Santacana, con quien tuvo dos hijos: Arantxa y Leo. Sin embargo, la relación estuvo plagada de conflictos y terminó en una amarga separación en 2018, marcada por demandas legales y las acusaciones de que Santacana era el responsables de su ruina económica. A pesar de estas dificultades, la tenista ha priorizado la crianza de sus hijos, a quienes ha calificado como su mayor motivación para seguir adelante.
Problemas familiares
La relación de la extenista con su familia siempre ha parecido ser idílica. Durante toda su carrera demostró siempre estar muy unida a su padre, Emilio. Tanto él como su madre le acompañaban a todos los actos con el objetivo de apoyarla.
Hasta que en 2012, Arantxa publicó su autobiografía ¡Vamos, Arantxa!, Memorias de una lucha, una vida y una mujer, donde acusó a sus padres de gestionar mal su fortuna y de controlarla excesivamente. Estas declaraciones provocaron una ruptura con su familia.
La ruptura fue tan profunda que en 2016 falleció el padre de la tenista y no pudo asistir al funeral, ya que sus hermanos la habían vetado como bien contó a los medios en la salida del mismo cuando intentó entrar.
Años después, reconocía que su marido la manipuló para distanciarse de su familia y para que escribiese ese libro con esas declaraciones que no eran del todo ciertas. Tras esta reflexión, pidió perdón públicamente a su madre y hermanos, con quienes se reconcilió. En una entrevista, confesó que su madre, Marisa Vicario, siempre ha estado a su lado, incluso en los momentos más oscuros. “Me ha demostrado lo que es el amor incondicional”, afirmó. A pesar de las dificultades, la reconciliación con su madre y hermanos ha sido un paso crucial en su vida personal.
Detrás de la máscara
La deportista también ha explorado otros ámbitos fuera del deporte. En 2023, sorprendió al público participando en la tercera temporada del programa de televisión Mask Singer, donde se escondió tras las máscara de Faraona. Su participación no fue muy larga ya que tristemente fue la primera desenmascarada de la temporada, tras cantar La niña de la escuela de Lola Indigo. Pero aunque su participación no fuera muy larga, en redes la gente se alegró de ver a una de las mejores tenistas del país de nuevo en la televisión y solo recibió comentarios positivos.
Vida tranquila pero difícil
Lejos del glamour de las pistas, Arantxa Sánchez Vicario vive actualmente en Miami, donde da clases de tenis para mantener a sus dos hijos, Arantxa y Leo. Su vida está marcada por la austeridad, pues gran parte de sus ingresos se destinan a saldar su deuda con el Banco de Luxemburgo.
Aunque el camino ha sido complicado, la tenista busca reconstruir su vida. Arantxa ha confesado que sigue recibiendo apoyo de amigos cercanos, lo que le permite salir adelante. Además, mantiene la esperanza de transmitir a sus hijos valores como el esfuerzo y la superación personal.
Una leyenda del deporte femenino
A pesar de los altibajos, el nombre de Arantxa Sánchez Vicario sigue siendo sinónimo de perseverancia y éxito en el deporte español. Su historia es un recordatorio de que incluso tras los mayores logros, la vida puede estar llena de desafíos inesperados.