El 6 de diciembre de 1979, en Basauri, vino al mundo Francisco Javier Yeste Navarro, conocido como Fran Yeste. Desde pequeño, tenía claro su destino: vestir la camiseta rojiblanca y dejar su huella en el club de sus amores.
Un talento nacido en Basauri
Debutó con el primer equipo del Athletic Club en 1999, y no tardó en convertirse en una pieza clave. Con 353 partidos oficiales y 59 goles, Yeste no solo era un medio campista con una técnica indiscutible, sino también un líder dentro y fuera del campo.
Sus goles, sus asistencias y, sobre todo, su capacidad para cambiar el curso de un partido con un solo gesto, hicieron que los aficionados lo adoraran. Pero su carácter fuerte y su estilo directo también le valieron más de una polémica, algo que nunca escondió ni trató de disimular.
Uno de los momentos más recordados de su carrera fue su gol al Real Madrid en 2005, un tanto espectacular que todavía vive en la memoria de los hinchas rojiblancos. Yeste era ese tipo de jugador que podía resolver un partido con un destello de genialidad.
Un adiós agridulce
En 2010, tras más de una década defendiendo los colores del Athletic, Yeste dijo adiós a San Mamés. Pero su carrera no terminó allí. Jugó en el Al-Wasl FC de los Emiratos Árabes Unidos.
Después, continuó su carrera en el Baniyas SC, donde colgó las botas en 2012, cerrando así un capítulo importante de su vida. Su paso por el fútbol internacional le permitió crecer tanto dentro como fuera del campo, llevándose consigo una experiencia única.
Del terreno de juego al banquillo
Tras su retirada como jugador, Fran Yeste no pudo ni quiso alejarse del fútbol. El siguiente paso lógico era probar suerte como entrenador. Se formó, aprendió y comenzó a dirigir equipos en categorías inferiores, mostrando siempre ese carácter apasionado que lo definió como futbolista.
Tuvo una breve experiencia dirigiendo al CD Eldense, donde, aunque los resultados no fueron los esperados, su compromiso y entrega nunca estuvieron en duda. Con el tiempo, Yeste también ha colaborado como analista deportivo en diversos medios, aportando su visión clara y sin filtros sobre el juego.
Vinos, aceites y restaurantes
Hoy, Fran Yeste mantiene un perfil más discreto, alejado de los focos mediáticos. Lejos de alejarse por completo del mundo laboral tras colgar las botas, Fran Yeste ha demostrado ser un emprendedor versátil. Durante sus años como futbolista, ya comenzó a diversificar sus inversiones, mostrando un instinto empresarial que ha sabido cultivar con los años.
Uno de sus proyectos más conocidos es la empresa inmobiliaria Yesna 2000, fundada hace casi 25 años. Esta sociedad patrimonial estuvo envuelta en el polémico caso de las recalificaciones fraudulentas de Barrikabaso en el año 2012. Tras años de litigios, la empresa fue indemnizada con 945.619 euros debido a la compra de unos terrenos en los que, finalmente, no se pudo construir. A día de hoy, Yesna 2000 sigue activa, gestionando propiedades y consolidando su presencia en el sector inmobiliario.
Pero el espíritu emprendedor de Yeste no se quedó ahí. En el ámbito de la hostelería, el exfutbolista fundó el Oku-Lounge Las Arenas, un restaurante situado en Getxo que ha ganado prestigio gracias a su cuidada oferta gastronómica. El establecimiento es conocido por su ambiente moderno, su carta de pintxos de alta calidad y, especialmente, por haber ganado el campeonato de Bizkaia de pintxo de bacalao. Además, el restaurante se ha convertido en un lugar de referencia para disfrutar de menús especiales y copas premium en un entorno acogedor.
La pasión por la tierra y las raíces familiares también ha llevado a Fran Yeste a adentrarse en el mundo del aceite de oliva. Con su marca Aceite 10 By Fran Yeste, el exfutbolista rinde homenaje a sus orígenes jienenses. Según sus propias palabras, este proyecto nació del cariño y el respeto hacia la tradición aceitera que conoció gracias a su familia.
Por último, en 2022, Fran Yeste decidió dar un paso más en su faceta empresarial y se lanzó al mundo de la viticultura en La Rioja. Allí produce su propia línea de vinos, compuesta por cinco variedades: blanco, rosado, tinto del año, crianza y un vino especial llamado El Enterrao. Este último destaca por su particular proceso de elaboración, que incluye un año y dos meses en barrica y un periodo de 14 meses bajo tierra para completar su maduración.
Fran Yeste ha sabido trasladar su disciplina, compromiso y pasión por el fútbol al mundo de los negocios. Cada proyecto refleja no solo una inversión económica, sino también una entrega personal que ha dado como resultado un legado empresarial sólido y diversificado.
Compromiso social con el deporte adaptado
Además de sus negocios, Fran Yeste ha mostrado su lado más solidario al apoyar proyectos vinculados al deporte adaptado. En colaboración con la asociación vizcaina Haszten, ha impulsado la creación de un equipo de fútbol para deportistas con amputaciones, un proyecto que busca romper barreras y fomentar la inclusión a través del deporte.
Yeste ha participado en eventos y actividades benéficas, utilizando su visibilidad para dar apoyo y difusión a esta causa. Su implicación demuestra que su pasión por el fútbol va más allá del terreno de juego y que el deporte, en cualquier forma, sigue siendo una herramienta poderosa para transformar vidas.
Un legado que nunca se apaga
Fran Yeste mantiene un perfil discreto, lejos de los focos mediáticos y las grandes portadas, pero sin perder de vista sus pasiones y proyectos. A diferencia de otros exjugadores, ha preferido mantenerse en un segundo plano, disfrutando de su vida personal y profesional con una tranquilidad que parece haber encontrado lejos del bullicio de los estadios llenos de aficionados. Sin embargo, hay algo que nunca cambiará: su nombre sigue resonando en San Mamés cada vez que alguien recuerda un gol imposible, un pase milimétrico o una jugada que parecía sacada de la imaginación de un artista.
Fran Yeste dejó una marca imborrable en el Athletic Club de Bilbao y en los corazones de sus aficionados. Su zurda prodigiosa sigue siendo recordada con cariño y admiración, y sus goles, cargados de magia y precisión, permanecen intactos en la memoria colectiva de una afición que lo vio crecer, brillar y despedirse como uno de los grandes.