Tontxu, cuyo nombre completo es Juan Antonio Ipiña, comenzó su carrera lejos de los escenarios musicales, en el mundo de la radio. Y es en este medio donde cultivó su cercanía con el público y su capacidad para conectar con las emociones de los oyentes. Nació en Bilbao, pero fue en Madrid donde empezó a forjar su carrera como artista. Hoy en día vive en Sierra de Gata y tiene tres hijos, aunque reconoce que vuelve a menudo a Bilbao.
Actualmente se encuentra inmerso en su gira de 25 aniversario, una serie de conciertos que le mantendrá en activo hasta abril del año que viene, que finalizará con un concierto en Manresa. Pero, si hay una cita en esta gira que ha sido especial para él, esa ha sido la que le llevó el pasado mes de octubre al bilbaino Teatro Arriaga, una vuelta a casa por todo lo alto.
Inicios en bares
En los años 90, su pasión por la música lo llevó a mudarse a Madrid, donde acabó viviendo desde los 22 años hasta los 40. Concretamente en Chueca. Allí comenzó a tocar en bares y cafés. En ese momento, Madrid se convertía en el epicentro de la música de autor. No eras nadie si no pasabas por locales míticos como el Libertad 8 que fueron testigos del nacimiento de varios cantautores que más tarde marcarían la historia de la música española. Fue allí donde Tontxu comenzó a destacar, no solo por su voz cálida y melancólica, sino por unas letras que reflejaban su visión personal del mundo.
En 1997, lanzó su primer disco, Se Vende, un trabajo que incluía temas como Corazón de mudanza y Rosas y champán. Estos temas pronto se convirtieron en himnos de una generación que buscaba canciones que hablaran directamente de lo que sentían: amor, desamor, incertidumbre y esperanza. Su estilo, a medio camino entre el pop y la canción de autor, lo llevó a ganar una base de seguidores que, desde ese momento, lo acompañarían a lo largo de los años.
El éxito y las colaboraciones
A lo largo de la década de los 90 y principios de los 2000, Tontxu consolidó su carrera como uno de los grandes cantautores de la escena española. Con discos como Corrientes circulares (1998) y Con un canto en los dientes (2000), el músico no solo demostró una evolución musical, sino que también tocó temas sociales que conectaban con la realidad de un país en pleno cambio. Durante estos años, Tontxu también destacó por su capacidad para trabajar en muy buena sintonía con otros artistas, lo que resultó en una serie de colaboraciones memorables. Trabajó con Rosana, Ismael Serrano y Pedro Guerra, tres referentes de la música de autor, y juntos ayudaron a dar un nuevo aire a la música de la época. Tontxu fue uno de los principales exponentes de la nueva ola de cantautores que llevaron sin ningún tipo de complejos la música de autor a las radios comerciales, algo impensable en años anteriores. Se metieron de lleno en el negocio de la música llegando al gran público.
Atención porque la lista de artistas con los que ha colaborado es infinita. Han cantado sus canciones artistas como Inma Serrano, Joan Tena, Kiko Tovar, Amistades Peligrosas, Sheila Ríos, Cristina del Valle, etc. Y con él han cantado Víctor Manuel, Antonio Vega, Javier Ruibal, Laura Granados, Road Ramos, María Toledo, Javier Álvarez, Ella Baila Sola, Inma Serrano, Ismael Serrano, Bebe, Marwán, Conchita, Fernando Lobo, Nacho García Vega, Edgar Oceransky (México), Gustavo Almeida (Brasil), PHOS (rapero), Leire Ipiña (su hija), Juan Ramón Arnáiz (Guaraná) o Edgar Olivero, entre otros.
Canciones como Te amaré mejor o El último vagón son ejemplos claros de su habilidad para contar historias que conectaban con el corazón de todo aquel que las escuchaba. A través de estas composiciones aparentemente sencillas, el cantautor se convirtió en un referente para muchos jóvenes que crecieron al son de sus melodías.
Un giro inesperado en su carrera
En 2005 tomó una decisión que pilló a muchos por sorpresa. A pesar de su éxito en España, Tontxu nunca buscó el estrellato convencional. Aunque sus discos estaban bien posicionados en las listas de éxitos y sus canciones se escuchaban en las principales emisoras de radio, el músico bilbaino tenía una visión diferente de lo que quería para su vida personal y profesional. En 2005 tomó una decisión que pilló a más de uno desprevenido. Fue uno de los concursantes de Gran Hermano VIP 2. Él ha sido más que sincero con esa decisión: “Los tíos serios también necesitamos llenar la nevera”. Encajó bien con la audiencia del programa, y llegó a la final.
El regreso a sus raíces
En 2013, después de varios años de silencio musical, Tontxu sorprendió a sus seguidores con el lanzamiento de Caleidoscopio, un disco que marcó su regreso a las raíces musicales que lo habían catapultado a la fama en sus primeros años. Con Caleidoscopio, el cantautor exploró temas como la nostalgia, el paso del tiempo y la búsqueda de la felicidad, manteniendo su estilo característico: letras profundas y una música que invita a la reflexión. Este disco no solo fue un regreso a la música, sino también a sus orígenes como compositor, con una mayor profundidad en las letras y una vuelta a su estilo más acústico y minimalista.
En los últimos años, Tontxu ha trasladado su residencia a Sierra de Gata, cerca de Portugal, donde vive con sus dos hijos. También ha regresado a su tierra natal, Bilbao, donde disfruta de una vida tranquila y alejada del bullicio de la industria musical. La ciudad que lo vio nacer se ha convertido en su refugio personal, y aunque su vida ya no gira en torno a las luces del escenario, sigue componiendo y creando música de manera más íntima.
Un regreso a los escenarios
A pesar de haberse alejado de la fama, Tontxu nunca abandonó completamente la música. En 2022, decidió emprender una gira más personal y diseñada como a él le apetecía en ese momento. Con ella recorrió teatros y auditorios por todo el Estado. El público, que lo había acompañado desde sus primeros éxitos, lo recibió con los brazos abiertos. En esas actuaciones quedó clara una cosa: su música sigue siendo tan atractiva como antes y sus canciones continúan emocionando a los que buscan letras sinceras que hablen del amor, la vida y el paso del tiempo.
Este regreso a los escenarios no solo mostró que Tontxu sigue teniendo una conexión especial con su público, sino que también evidenció que su música no ha perdido su fuerza. En un mundo donde las modas y las tendencias cambian rápidamente, Tontxu ha logrado mantener una autenticidad de la que ha hecho bandera.
Hoy, Tontxu es reconocido como uno de los grandes cantautores de su generación. Aunque ya no persigue la fama ni la exposición mediática, su impacto en la música de autor española sigue siendo innegable. Sus canciones, cargadas de emoción y autenticidad, continúan siendo escuchadas por quienes buscan letras sinceras y melodías que acompañen los momentos más importantes de la vida. A sus 52 años, Tontxu sigue componiendo, demostrando que, aunque la fama sea efímera, la música que nace del corazón nunca pasa de moda.