Actualizado hace 3 horas
Para las personas más jóvenes, que han nacido con un teléfono móvil o una tablet bajo el brazo, puede resultar muy extraño el hecho de tener que acudir a un lugar físico para poder disfrutar posteriormente en casa de una película.
En cambio, para aquellas de mayor edad y que han vivido el proceso completo desde la época del videoclub hasta la actual, dominada por las plataformas de 'streaming' como Netflix, Prime Video o Filmin, el hecho de alquilar una cinta durante un breve periodo de tiempo resulta una tarea común pero que se ha ido perdiendo con el paso del tiempo.
Y es que estos lugares, los videoclubs, fueron muy populares hasta mediados de los años 2000, momento en el que internet rompió por completo el paradigma del acceso al cine en el domicilio. A partir de ese momento, gracias a internet, la piratería fue un método novedoso para poder obtener todo tipo de películas sin coste alguno. Más tarde, además, la llegada de las plataformas digitales previamente mencionadas supuso otro gran avance en este aspecto.
Así, en la actualidad, por un precio sumamente reducido cada mes, los usuarios tienen a su disposición un gran catálogo de películas, y series, de forma legal (al contrario que la piratería) que se actualiza constantemente con los últimos estrenos.
Los videoclubs en la actualidad
Hasta mediados de los años 2000, los videoclubs estaban a la orden del día. Esto se debía a que internet todavía estaba en pleno desarrollo y la única forma de poder disfrutar de las películas en casa era o comprándolas o mediante el alquiler de las mismas en un videoclub.
Estos locales, como bien se ha dicho, comenzaron a perder popularidad en el momento en el que internet comenzó a llegar a los hogares y la gran mayoría tuvieron que ir cerrando sus persianas hasta el día de hoy.
Pero a día de hoy todavía queda alguno. Uno de los últimos datos, que se remonta al año 2021, indica que a nivel nacional todavía quedan alrededor de 300 videoclubs, es decir, un 95% menos de los que había en el año 2005. Por ello, en la actualidad la cifra debe ser todavía menor.
La magia de los videoclubs
Y es que como se ha comentado anteriormente, los videoclubs transmitían a los amantes del cine algo que las plataformas digitales actuales no tienen. Los establecimientos en los que se alquilaban las cintas servían como punto de encuentro en el que había un contacto entre clientes y los trabajadores, que funcionaban a modo de ayudantes para escoger el largometraje adecuado.
Además, ya sea a través del formato VHS o, posteriormente, DVD, las personas que acudían a los videoclubs volvían a casa con la película en físico, fortaleciendo así la sensación de que el producto existe. Un funcionamiento muy similar al que a día de hoy tienen las bibliotecas públicas.
En la actualidad, a la hora de querer disfrutar de una película, el espectador no alcanza a vivir ese sentimiento similar al de hacerlo a través de un videoclub. Esto se debe a que si los primeros 10 minutos de una cinta no son agradables, se puede optar por otra película al instante mediante el uso de cualquier plataforma digital. Esa magia de descubrir una buena película en el videoclub y reproducir el disco o VHS constantemente hasta la fecha de devolución se ha perdido.
En definitiva, los videoclubs han sido en su momento uno de los puntos claves del ámbito cinematográfico que, debido a la evolución tecnológica, han sido reemplazados por las plataformas digitales. Al igual que el cine del siglo pasado, estos lugares se ven a día de hoy con otros ojos, unos que observan con anhelo y nostalgia a una época mágica de este sector.