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Que las desgracias no se te atraganten

Resulta que la comida de trabajo que retrasó durante tres horas al presidente de la Comunidad de Valencia y le impidió ponerse al frente de la gestión de la dana era para ofrecer la dirección de la TV pública autonómica a una periodista, que no digo que no sea importante y que no le pueda pasar a cualquiera.

Personalmente, nunca estaré suficientemente agradecido a mi compañero Jontxu –periodista hasta el tuétano– por ponerme sobre aviso el 11 de septiembre de 2001 de que un avión se había estrellado en una de las torres del World Trade Center de Nueva York. Yo disfrutaba en ese momento de unos hongos a la plancha con el responsable de comunicación de una institución del sector energético, a medio camino entre lo profesional y, sobre todo, lo amistoso. Sonó el teléfono y, a la descripción por el auricular de lo que estaba ocurriendo, mi connatural inconsciencia respondió que si estaba seguro, que eso lo había visto yo unos días antes en un telefilme de acción de serie B. Pero, por la razón que sea, allí quedaron los entrantes, la charla y todo lo que hubiera venido detrás; para cuando salía del restaurante, pude asistir en directo al segundo impacto, contra la Torre Sur, a través de la televisión del local y, con la explosión, saltó el orden mundial y las expectativas de volver a sentarme a disfrutar de aquel almuerzo.

Se ve que Mazón no tuvo ángel de la guardia que le dejara claro que le tocaba ponerse las pilas y ejercer su responsabilidad en un momento trascendental. No se me ocurre que tuviera el cuajo para contestar que eso que le contaban ya lo había visto en una peli de catástrofes de serie B y que al final el chico salvaría a su familia, así que todos tranquilos. Así que, a la espera de confirmar si el presidente valenciano es un inconsciente rayano en la incapacidad, pensaré que su pecado ha sido rodearse de una cohorte de incapaces. Nada menos.

12/11/2024