El obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde se suma a las muchas voces públicas que están animando a preparar las próximas fiestas en honor a la Virgen Blanca, patrona de Vitoria-Gasteiz, que comenzarán la víspera del día de La Blanca, el 4 de agosto.
Mediante una carta pública, el obispo de Vitoria comparte con los vitorianos sus deseos de celebrar estos días “tras mucho tiempo sin poder hacerlo” por la pandemia, animando a “llenar de nuevo la Casa de la Madre, las plazas y calles, la procesión de los Faroles, el rosario de la Aurora y la Novena en el Santuario”.
“La fiesta gira en torno a esa centenaria devoción de nuestros padres y abuelos que durante décadas miraron siempre a la hornacina de la balconada y entraban a rezar una oración a la capilla donde se custodia la imagen de Nuestra Señora”. Con estas palabras, el obispo quiere “reforzar la devoción de la ciudad a su patrona”.
"La fiesta gira en torno a esa centenaria devoción de nuestros padres y abuelos que durante décadas miraron siempre a la hornacina de la balconada"
En la misiva, que se puede leer íntegramente en la web de la diócesis así como en varias publicaciones editadas con motivo de estas fiestas, monseñor Elizalde apela al ejemplo del Sínodo para vivir estos próximos días grandes. "Los últimos meses la Iglesia de Vitoria ha profundizado mucho a través de la consulta del Papa Francisco a todo el Pueblo de Dios sobre el presente y el futuro de la Iglesia”, algo que “nos ha hecho percatarnos una vez más de que todos somos útiles, todos nos necesitamos y nadie sobra”.
Diversidad
El obispo de Vitoria recuerda que “el Sínodo nos ha puesto a unos frente a otros para ampliar la diversidad de nuestra diócesis como una riqueza a promocionar” y donde “Jesús nos impulsa a salir de las comodidades y a acoger a quien más nos necesita en este momento, aquí y ahora”.
Con este proceso sinodal que ha reunido a más de 1.200 personas alrededor de parroquias, comunidades, colegios y asociaciones desde octubre del pasado año hasta mayo de 2022, Elizalde resalta que “todos nos hemos percatado de la vinculación al Señor y a los hermanos. Sin duda, el Espíritu Santo ha actuado y lo sigue haciendo en medio de nosotros”, y hace una petición para que “en estas fiestas de la Virgen Blanca, su acción cuaje en armonía, fraternidad y amistad social”.
Problemas con la pandemia
El prelado advierte asimismo que “la pandemia aún asola al planeta” y recuerda que “nos prometimos allá por marzo de 2020 salir mejores”. A la pregunta de si es así o no, el obispo asegura que “en la reflexión de las fiestas debemos hacer examen”. Así pregunta si tras este oscuro periodo, “nos hemos centrado en lo importante –la convivencia, el respeto, el amor, la fraternidad, ayudar a las personas vulnerables– y nos hemos desecho de lo tóxico –la violencia, el egoísmo, el odio, la venganza, el menosprecio,–“ a lo que “cada uno deberemos responder con sinceridad”.
Para apoyar esta respuesta, pone de ejemplo a “María, la madre de Jesús, la Virgen Blanca, quien supo siempre anteponer lo importante y urgente a lo secundario y pasajero”. “Ella se fió del plan de Dios desde el principio y hasta el final. Se mantuvo junto a la Cruz. Conservó la esperanza. Reunió a los apóstoles y discípulos. Fiarse y confiar en el Señor nos lleva a anteponer lo verdaderamente fundamental en nuestra vida a lo que nos distrae”, escribe el obispo.
“En Cristo, que resucitó para dar sentido y morada eterna a nuestra vida se nos brinda un camino al que estamos llamados todos a transitar por nuestro bien y por el bien del mundo”. En este sentido, subraya que “la devoción a Santa María conlleva imitar sus virtudes”.
“Quienes acudimos asiduamente a la patrona de Vitoria-Gasteiz sabemos ver en ella el auxilio de los cristianos y una maternal protección como consuelo en el mundo que nos está tocando vivir”. El máximo responsable de la Iglesia alavesa recuerda que “no solo la guerra de Ucrania y todo el dolor que produce sino también los más de 30 conflictos armados activos en el mundo son una muestra de que algo debemos cambiar”.