La campaña traspasa su ecuador con una invasión de encuestas que no modifican la fotografía electoral de partida, la última elaborada por EITB Focus, y donde se ratifica el escenario de hegemonía jeltzale en los tres herrialdes con Gasteiz como epicentro de la pugna más reñida. Pero, al igual que en la jerga futbolística, los partidos duran hasta el tiempo de descuento y las diferentes formaciones, más todavía aquellas a quienes se asigna el liderazgo, conminan a su parroquia a evitar relajarse para no caer en la desmovilización. Para que las predicciones no lleven al despiste a su electorado.
Lo que previsiblemente no ayudará a sacar a Bildu del foco es el aterrizaje de Isabel Díaz Ayuso este sáado en Bilbao después de su última astracanada, la de asegurar este viernes que la coalición soberanista persigue anexionar la Rioja Alavesa a la CAV, confundiendo disquisiciones vitivinícolas con la geografía. Que la lideresa madrileña cierre simbólicamente la plancha del PP en la capital vizcaina, o que su cabeza pensante, Miguel Ángel Rodríguez, alias MAR, forme parte de la de Durango solo persigue un objetivo. Lo describió perfectamente el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, advirtiendo de que se deja caer para "liarla". "¿Qué os apostáis? Viene a Euskadi para sacar votos en Madrid quitándoselos a Vox. ¿Y así piensa el PP vasco que va a levantar cabeza? Hacen la campaña a Ayuso en Madrid y a EH Bildu en Euskadi. ¡Menudo negocio!", valoró el dirigente jeltzale. Y remató: "Supongo que (Ayuso) creerá que viene a hacer la guerra del norte".
El PNV acudió precisamente a Durango para trasladar su triple compromiso: vías políticas y democráticas, autogobierno y modelo de construcción social basado en la colaboración. Lo hizo por boca del lehendakari, Iñigo Urkullu, quien, para contraponer este patrón de trabajo con el de Bildu, señaló que el futuro Centro de Salud de Alta Resolución que el Departamento de Salud del Gobierno vasco levantará allí es "la primera iniciativa real y tangible tras los cuatro años de parálisis total y permanente" bajo el mando de la coalición.
Un mensaje de cariz social que es al que se aferra como puede Bildu para capear todo el vendaval de sus listas, proclamando Arnaldo Otegi desde Iruñea que su formación es el "espacio de reencuentro" de todas las personas que aspiran a construir "una política de soluciones alternativas a los problemas de la gente", y sacando pecho por aunar "voluntades colectivas e individuales con trayectorias ideológicas y militantes plurales".
En este negociado pelea con el discurso de Elkarrekin Podemos, que vio a su jefa de filas estatal, Ione Belarra, desembarcar en suelo bilbaino para afear la "fortísima alianza conservadora" del binomio PNV-PSE, que a su juicio se limita a "hacer retoques" pero sin transformar ni solucionar nada de lo fundamental. Es por ello que apostó por imitar la estrategia emprendida por las izquierdas en Nafarroa sin ningún tipo de complejo, toda una indirecta a los socialistas de uno y otro lado, aunque no parece que Eneko Andueza vaya a recoger el guante pese a su última disertación gastronómica. "La gente no quiere un menú del día de plato único" como el de PNV y EH Bildu, sino "menús largos, de variedad y con muchos sabores", pese a que algunos "traten de dibujar un país de dos tonalidades verdes", describió alegóricamente el líder del PSE, tan entregado a las andanadas.
De Laguardia para abajo, que diría la ínclita Ayuso, no sobresalen esta vez ni los políticos barriendo el asfalto, visitando mercadillos o saludando a la tercera edad en las residencias, prometiendo que situarán a las personas en el centro de sus prioridades. Un raca-raca lo devora todo. A excepción de esos sondeos de voto que los carga el diablo. El de verdad.