Este año parece que el Zinemaldia tampoco escapa a la polémica. ‘Der spiegel’ ha revelado que los niños actores protagonistas de ‘Sparta’, de Ulrich Seidl, que competirá por la Concha de Oro, han denunciado que no fueron informados de que la película abordaba el tema de la pedofilia.
Nosotros juzgamos películas y no hemos estado en el rodaje. Yo he visto la película de Ulrich Seidl, me parece una película interesantísima, dentro de la película no hay nada que sea constitutivo de delito. Como todo el cine de Seidl, es interesantísimo porque huye de moralismos fáciles, plantea debate y te genera situaciones incómodas. No tengo ni idea de lo que ha ocurrido, pero me da la impresión de que cada vez que hay una película realmente incómoda, hay a priorismos y juicios morales sobre muchas cosas. Al señor Seidl, de momento, le respeto muchísimo y admiro que con su obra siempre consiga hacerme sentir incómodo, cuando habla de la cara B de la Europa del bienestar. Solo puedo decir que su película me encanta. Yo siempre creo en el principio de presunción de inocencia, si alguien tiene pruebas de lo contrario deberá probarlo.
El festival de Toronto ha decidido retirar la película, ¿ha pensado el Zinemaldia en hacer lo mismo?
El único que puede impedir que proyectemos una película es un juez. Si nos dice que es un delito, la retiraremos, pero no somos ni policías para investigar, ni jueces para decidir. Todos los años estamos con lo mismo.
A usted ya le ocurrió con ‘A serbian film’ cuando dirigía la Semana de Cine Fantástico y de Terror.
Lo entiendo porque así es la ley. Por precaución hubo una suspensión cautelar de una proyección. Meses después el juicio se ganó y la película acabó en todos los videoclubs porque no había ningún delito, pero de entrada, no pudimos proyectarla.
Otra polémica judicial en la que el Zinemaldia se vio cuestionado fue la de Johnny Depp.
Ahora Johnny Depp ha ganado un juicio, pero tampoco se juzgaba un maltrato. Nunca se ha juzgado a Johnny Depp por maltrato, ni ha sido sentenciado a favor, ni en contra. Ni cuando perdió contra The Sun significaba que fuese un maltratador, ni ahora que ha ganado significa que no lo sea. Son conflictos que tienen entre ellos, con mucho dinero de por medio y lo que se juzgan son difamaciones. En determinado momento la gente comienza a juzgar el hecho y nos piden a nosotros que también lo juzguemos. No somos jueces, no puedo entrar en los conflictos de una pareja. Será el juez el que decida, si es que se denuncia.
¿La película generó discusión en el comité de selección?
Cuando la vimos nos encantó, la pedimos a competición, pero en el equipo estuvimos discutiendo horas. Pero porque la película huye de cualquier juicio moral y te genera muchas inquietudes, te hace sentir incómodo: habla de un hombre al que le gustan los niños. Es una película que te genera muchos conflictos, no te da todo mascado. Como suele ser la vida, te plantea una situación muy compleja donde no te señala quiénes son los buenos y quiénes los malos. Me daría mucha pena que con una película tan interesante hablásemos de otras cosas y no de cine.
‘Don’t worry, darling’, de Olivia Wilde, llegará a Donostia después de pasar por Venecia, también tras una gran polémica, no necesariamente cinematográfica...
Creo que hay muchos más reportajes y tuits sobre cómo ha vestido Florence Pugh –la protagonista de Don’t worry, darling– o sobre qué problemas había entre no sé quién y no sé quién, que sobre las películas. ¡A mí qué me importa qué ocurrió en el rodaje! ¡Qué me importa si la actriz y la directora se llevaban mal! Yo quiero ver la película y juzgaré si me interesa o no. Las redes sociales nos quitan de los debates realmente interesantes: qué es lo que plantea la película, qué hay en la película, qué opinan unos y otros... A mí me gustan las películas que no son unidireccionales, que me hagan pensar y que, incluso, me incomoden. Que el debate se centre en si un actor escupe a otro o no en Venecia, realmente, me aburre.
¿Cómo ve la cosecha vasca de este año?
La cosecha vasca, como la estatal, la veo muy fuerte. Creo que tenemos una presencia vasca garantizada para unos cuantos años, aunque creo que, por parte de las instituciones, en los próximos años tiene que haber una apuesta muy fuerte por los nuevos talentos vascos, no nos tenemos que dormir en los laureles para lograr nuevos Moriartis y nuevos Irusoins. Nosotros lo intentamos a través de Ikusmira Berriak, que es de donde viene Suro, y con Nest, donde este año se proyectarán por primera vez dos cortos en euskera.
En Sección Oficial compiten dos coproducciones vascas, ‘Suro’, del donostiarra Mikel Gurrea, y ‘La consagración de la primavera’, protagonizada por Telmo Irureta, y coproducida por Koldo Zuazua.
No recuerdo dos coproducciones vascas en Sección Oficial. Suro es una pasada y cuando nos dimos cuenta de que era una película para competir fue un subidón porque es alguien que viene de Ikusmira Berriak. La consagración de la primavera entró muy tarde, fue la última película estatal que cogimos. Ellos pensaban dejarla para el año que viene, pero nos llamaron diciendo que si hacían un esfuerzo llegaban y nos la enseñaron y nos gustó muchísimo. Son dos películas de nivel.
¿Cómo valora que sean coproducciones?
Me gusta porque demuestra que nuestro cine está en el mundo. Y el cine del mundo viene aquí a través del Zinemaldia, Tabakalera, la Elias Querejeta Zine Eskola. Todos estamos interesados en que Euskadi salga al mundo y que el mundo llegue aquí.
Hay a quien le ha sorprendido que ‘Irati’, de Paul Urkijo, no esté en el Zinemaldia y sí en Sitges.
Hay dos películas que al Festival hubiese querido tener. Irati, donde nosotros la veíamos al equipo no le encajaba. O le ofrecíamos un apartado menor o una Sección Oficial fuera de concurso; a competición, siendo una película abiertamente de género era una opción compleja. Creo que Sitges a competición va a hacer una muy buena salida, es un producto muy importante que está muy bien. Ni Donostia tiene que tener todo, ni todo lo del cine vasco. La otra que nos hubiese gustado es Mantícora. La vimos muy pronto y nos gustó, pero Carlos Vermut, que ya tiene la Concha de Oro quería hacer otro circuito: Toronto, Sitges, Londres...
¿Al Zinemaldia le cuesta tener películas estadounidenses a concurso?
Sí, porque el gran lugar en este momento, la gran plataforma para lanzar las películas de cara a los Óscars, es Venecia. Nos cuesta, sobre todo, ese producto grande. Las que nos gustan para competición están allí. Runner, por ejemplo, es la segunda película de Marian Mathias y es una pequeña película estadounidense pero nos fascinó. Puedo decir que la película sorpresa de este año es norteamericana.
¿Llegará de Venecia?
Eso no lo voy a decir pero es una de las películas importantes de este año.