Tener un seguro cuando conducimos un coche es obligatorio. Al menos el de terceros, que cubriría, si causamos un accidente por nuestra culpa, los posibles daños del resto de implicados. Es el más económico y en el lado opuesto está el seguro a todo riesgo, el más completo y que suele contratarse con más asiduidad en caso de coches nuevos.
Se llama ‘todo riesgo’ pero realmente su nombre no es del todo exacto, porque no cubre absolutamente todos los supuestos que pueden producirse a la hora de sufrir un accidente. Es cierto que, en condiciones generales, otorga al conductor la tranquilidad de que, sea o no el culpable del siniestro, no tendrá que hacerse cargo del coste de la reparación de su propio coche, salvo que lo contrate con una franquicia.
¿Y qué es lo que no incluye el seguro a todo riesgo? Principalmente son situaciones en las que el conductor se salta las normas, con lo que la compañía de seguros tiene la potestad de no hacerse cargo de todos los gastos generados.
Conducir bajo la influencia de alcohol o drogas
No cabe duda de que conducir habiendo bebido una cantidad de alcohol suficiente como para dar positivo en un control de alcoholemia o hacerlo drogado perjudica notablemente las capacidades del conductor y dispara el riesgo de accidentes. Por eso las aseguradoras suelen incluir esa cláusula para no hacerse responsables.
Conductor que no está incluido en la póliza del seguro
Si nuestro coche, en el momento del accidente, lo conduce una persona que no está autorizada en la póliza, la aseguradora no cubrirá los daños ocasionados.
Carreteras ilegales o no asfaltadas
Gran parte de las compañías se desentienden de los daños producidos en carreteras ilegales o no asfaltadas, con independencia de que nuestro coche esté preparado para circular también fuera del asfalto.
No haber pasado la ITV
La Inspección Técnica de Vehículos es obligatoria y debe pasarse antes de su fecha de vencimiento, que depende del tipo de vehículo y de los años que tenga. La ITV es la que garantiza que nuestro coche cumple con los estándares de seguridad que se requieren, con lo que en caso de sufrir un accidente y no contar con la revisión pertinente acreditada, el seguro se puede negar a hacerse cargo de los daños en caso de accidente.
Hacer uno uso comercial o de alquiler del vehículo
El uso comercial o de alquiler de un vehículo está regulado por unos términos y condiciones particulares que pueden provocar que la cobertura del seguro quede limitada y que impida que el todo riesgo cubra los desperfectos ocasionados en un accidente.
Los peligros de no contar con un seguro a todo riesgo
El mayor precio que cuesta contratar un seguro a todo riesgo lleva a muchos conductores a buscar fórmulas más baratas confiando en que no causarán accidentes, y sabiendo que si el culpable es el otro se hará cargo su seguro a terceros.
Realmente el todo riesgo otorga bastante tranquilidad, ya que en caso de no tenerlo contratado y ser el responsable de un siniestro, el conductor estará mucho más desprotegido y deberá asumir el coste íntegro de la reparación de su propio coche sin el apoyo financiero de la aseguradora, así como las posibles demandas legales y la responsabilidad civil. También se verá mucho más vulnerable a los daños ocasionados por culpa de desastres naturales y al posible robo del vehículo, salvo que esté incluido expresamente en otras pólizas.
Qué hacer si no te cubre
Antes de nada, lo idóneo sería que cada conductor analizara con detenimiento todos los términos de su póliza para saber qué incluye y qué no. Si ante un accidente el seguro no se hace cargo de los daños pese a tener contratado el todo riesgo, lo primero que hay que hacer es llamar a la aseguradora para pedirle una explicación clara. A partir de ahí podemos buscar asesoramiento legal o presentar una queja ante los organismos reguladores. En último término, siempre podemos reflexionar si realmente nos compensa esa póliza.