Jon López y Martxel Rodríguez, de Led Silhouette, traen a La Cava Los perros, un viaje por diferentes etapas vitales, un diálogo entre tres generaciones y un torrente de emociones compartidas a través de una danza íntima que habla del proceso de deshumanización y aislamiento de los nacidos en la era digital.
¿Qué es lo que van a presentar en el Festival de Teatro de Olite?
–Es una pieza de danza contemporánea, aunque se nutre mucho de lo cinematográfico y lo teatral. Aunque lo que verá el público son dos personajes en escena, es un proyecto de mayor envergadura que tiene un equipo muy grande detrás. Estos dos personajes se encuentran en un espacio aséptico, con suelo de madera, con esa calidez pero esa frialdad del espacio abierto, y los personajes viajan en ese camino de conocerse, de querer forjar un pasado en un futuro juntos. Cualquier persona que venga a verlo puede sentirse reflejado porque se generan imágenes y situaciones por las que todos hemos podido pasar.
¿Por qué decidieron crear la obra?
–En Led Silhouette intentamos generar proyectos que interpelen al espectador. Era una inquietud que teníamos. Decidimos contar con el coreógrafo Marcos Morau, nos apetecía conectar con ese imaginario tan particular que tiene. Y lo decidimos también porque es lo que nos mueve. El artista no atiende mucho a la razón, sino al impulso. Para nosotros es un momento muy convulso y cambiante como jóvenes artistas emergentes y nos planteamos la situación actual tanto en el sector artístico como en la sociedad. Hay que hacer un ladrido, devolverle el grito a la sociedad, hacer un proyecto muy desgarrador, abrirnos en canal y presentar lo que somos.
¿Qué hace especial a este espectáculo, en qué se diferencia de otros montajes de Led Silhouette?
–Es lo más autobiográfico que hemos hecho. Nos movemos por el impulso y por generar imágenes, buscar la belleza, pero en este proyecto nos hemos centrado mucho en la historia, en lo que queríamos transmitir y que el espectador captase. Y que de verdad se sintiese reflejado, más allá de que fuese un viaje como otras de las propuestas que hemos hecho hasta ahora; han sido bellas, pero en esta ha sido muy satisfactorio representar algo más verdadero, real y personificado de nuestra historia propia.
¿Qué busca provocar Los perros?
–Que salgan de diferente manera de la que han entrado. Que la gente conecte con nosotros; a pesar de que no es una historia del todo biográfica, todo el mundo puede sentirse reflejado, porque hay momentos de conflicto, de amor, de desamor, de diversión. Somos dos personas en el escenario, pero hay más personajes: dos marionetas de niños y dos cabezudos de personas mayores, que nos representan. Es un viaje en el tiempo, esos personajes son el reflejo de ellos mismos en otras etapas. Tiene texto también para ayudar a conectar con la historia, que será proyectado en el castillo y será maravilloso. Es algo distinto de lo que hemos hecho hasta ahora y será muy especial. Hablamos del pasado, del presente y del futuro; un futuro que ahora mismo está difuso.
¿Por qué ese nombre, Los perros?
–Nos costó mucho tomar la decisión. Nos dimos cuenta de que el humano también tiene una parte animal. Y qué mejor animal, que ese que siempre es fiel, rema a favor y está para ti. Pensamos en eso y en esa agresividad que puede tener el perro, el salvaje que ladra y se busca la vida. Llegamos a la conclusión de que Los perros era el mejor título, pensando que engloba todo, es como una especie de faro a partir del cual se crea todo lo demás. Es sugerente y nos gustaba que generase controversia y extrañeza.
¿Qué hay de la música y la coreografía?
–En la música ha participado Juan Cristóbal Saavedra. Es maravilloso lo que hace. Marcos decidió empezar con la coreografía por un lado, aunque tenía el espacio sonoro muy claro en su cabeza, pero fue más tarde cuando llegó la composición musical, que creo que es brutal. Mucha gente del público lo ha podido disfrutar y es bonito darte cuenta de que el trabajo de otro artista es valorado. Coreográficamente va muy a la par. Marcos tenía muchas ideas de lo que quería generar con esas escenas e intentó traducirlas a la coreografía. Nosotros le pusimos cuerpo. Trabajamos muy cercanamente, él proponía unas herramientas y pautas y nosotros generábamos la coreografía.
¿Qué supone para Led Silhouette actuar en Olite?
–Es todo un orgullo. Creo que la nueva dirección está intentando dar un nuevo enfoque más fresco, dar cabida a otras artes, no solo al teatro clásico. Que podamos estar habitando el castillo con propuestas de danza y otras artes es muy necesario y enriquecedor para el sector y el público. Que la gente pueda conocer otras disciplinas y podamos mostrarnos al público abre más camino. Y es todo un honor, es un festival que lleva años existiendo, tiene un largo recorrido y esperamos estar en otras ediciones.
¿Qué les gustaría aportar al festival?
–Un nuevo enfoque para la danza. Somos jóvenes y tenemos un recorrido como bailarines. Es un honor y un orgullo traer a Navarra todo lo que hemos podido absorber de otros proyectos, de otras compañías o de otros artistas. Ya sabemos que la danza, dentro de las artes, es la hermana pobre, y posicionarnos, que se nos apoye y se nos dé visibilidad es un orgullo, y un reto asumir ese desafío.
¿Qué futuro le espera a Los perros?
–Estará en el programa Con los pies en las nubes en agosto; en septiembre en el festival de Fira Tàrrega (Cataluña) y en el Escena Patrimonio (Santiago de Compostela); en noviembre en Temporada Alta (Cataluña); y posiblemente en el museo de arte contemporáneo Centro Párraga (Murcia). Todavía le queda mucha vida, es un trabajo que tiene que ver mundo.