Las compras on line están cada vez más generalizadas por la comodidad que ofrecen al consumidor, que con unos pocos clics puede recibir un producto en su casa sin moverse de ella para adquirirlo. Y generalmente son seguras. Pero no siempre, las estafas están a la orden del día y pueden llegar al comprar un electrodoméstico, al reservar un apartamento o al pagar un viaje. Así, después de haber abonado la compra, muchas personas se encuentran con que no tienen electrodoméstico, apartamento o viaje. Ni por supuesto el dinero que pagaron por ello.
¿Podemos reclamar al banco?
Son webs fraudulentas que se hacen pasar por otras o que tienen una pinta de seriedad que nos hacen caer en el engaño. A la hora de pagar, lo hacemos con nuestra tarjeta (la apariencia es de ser un pago seguro) pero pronto somos conscientes de que nos han engañado. ¿Qué podemos hacer entonces? No es fácil recuperar ese dinero, porque en ese caso la entidad bancaria de nuestra tarjeta de crédito no tiene ninguna responsabilidad en esa fallida transacción.
Según explica el Banco de España, las operaciones realizadas con la tarjeta de crédito son mandatos de pago irrevocables, lo que implica que, al igual que sucede con las transferencias, las entidades no están facultadas para realizar una devolución del importe pagado sin el consentimiento del beneficiario.
Por tanto, pese a que las entidades bancarias tienen la obligación de velar por la seguridad de nuestros pagos, ese pago seguro sólo garantiza que ningún tercero pueda autorizar órdenes de pago en nuestro nombre y que los fondos llegan correctamente a su destino, a la cuenta del beneficiario. Pero no garantiza la detección de un posible fraude o estafa de la que podamos ser víctimas en la operación de transacción por la que realizamos el pago, ni mucho menos su revocación.
Pocas opciones de recuperar el dinero
Así pues, si solicitamos al banco la devolución del cargo de la tarjeta, la responsabilidad de la entidad se limitará a la gestión diligente de la reclamación ante la sociedad propietaria del sistema (Visa, MasterCard…) para comprobar la autenticación de la operación. Si cuando hicimos la compra autorizamos el pago de buena fe se pone de manifiesto nuestra conformidad, con lo que la única opción para conseguir la devolución del dinero abonado sería el consentimiento del beneficiario de ese ingreso.
Es decir, habría que ponerse en contacto con la persona, empresa o web a través de la que realizamos la compra, pero si realmente se trata de un fraude será muy complicado que se presten a reembolsarnos nuestro dinero. De hecho lo más habitual es que no obtengamos respuesta alguna ni a través de llamada ni de correo electrónico.
Extremar las precauciones
Todo ello obliga a extremar las precauciones al realizar compras en páginas no conocidas o en plataformas de compraventa que no ofrezcan garantías, ya que detrás de ellas pueden encontrarse estafadores, que se quedarán con nuestro dinero y no nos enviarán ningún producto, dejándonos totalmente indefensos.