El proceso interno terminó practicamente con foto finish. Vaquero se impuso por 17 votos a Miren Echeveste, cuya plancha, además, ha conseguido introducir en la Ejecutiva un número mayor de representantes que el juntero vizcaíno.
¿Qué va a suponer una victoria tan ajustada?
–Eso va a implicar consenso, búsqueda de consenso, en todo caso. Es decir, ha habido una propuesta alternativa que ha tenido prácticamente los mismos votos que nuestra candidatura. Y en estos momentos lo que tenemos que hacer es negociar e intentar estar todos a una. Ya no somos las candidaturas Gertu e Indar Morea, sino Podemos Euskadi.
¿Es usted el candidato oficialista como lo hemos presentado en los medios?
–Yo no sé si soy el candidato oficialista. Yo sí sé que contaba con el apoyo sobre todo de la militancia. Y en cualquier caso, no se han significado en exceso desde Madrid para decir que haya sido el candidato oficialista.
Cambiamos de epíteto, entonces. ¿Continuista respecto a la anterior coordinadora general, Pilar Garrido?
–Si continuista se entiende como continuidad de proyecto, adelante. He estado trabajando con las cuatro direcciones anteriores. He estado con Roberto [Uriarte], con Nagua [Alba], con Lander [Martínez] y con Pilar [Garrido]. Y con todos ellos y ellas me he sentido más o menos a gusto, pero lo que tengo claro es que no miraba tanto a las personas como al proyecto.
La participación en la votación ha sido muy baja. Nada que ver con la de los primeros años. ¿Cuál es la reflexión?
–Que hemos ido perdiendo a gente en el camino y que tenemos que recuperarla, básicamente. Tienes toda la razón del mundo en que las votaciones han sido muy pocas personas las que han participado. Quizá no tanto por el descontento sino por la desmotivación que ha supuesto. Nuestro objetivo es recuperar a esa gente que ha dejado de votar. Era una de las señas de identidad de nuestra candidatura.
Es una labor muy complicada. Estamos hablando de un partido que solo hace ocho años fue el más votado en Euskadi en las generales y hoy no tiene representación en el Parlamento Vasco. ¿Cómo se puede explicar eso?
–Como en todo lo que aparece como novedoso, de inicio, la gente se implica a sobremanera y con posterioridad, si encuentran que no tienen los resultados que ellos se habían generado en función de sus expectativas, se va abandonando. Igual no hemos sabido cumplir con las expectativas que la gente depositó en nosotros.
Eso suena a autocrítica. En más de una ocasión, se diría que las direcciones de Podemos echan la culpa solo a factores externos, como las brutales campañas externas que sufren.
–Muchísimo antes de presentar la candidatura, yo tenía claro que hemos hecho cosas mal, y que tenemos que mejorar. Podemos ampararnos en una atribución externa con respecto a determinadas cloacas del Estado, de las que hablamos siempre, determinados medios de comunicación, puede estar eso ahí, pero hay que hacer autocrítica, tenemos que volver a llegar, tenemos que volver a escuchar, tenemos que volver a atender y ser representativos.
En las diferentes organizaciones, incluida la de Euskadi, han tenido incontables crisis, escisiones, expulsiones... ¿Hablamos de problemas ideológicos o personales?
–Al final parece ser que las relaciones interpersonales tienen muchísima trascendencia en este partido, y, en función de cómo te llevas con determinadas personas, apoyas o no apoyas el proyecto. Eso también todos lo tenemos claro, pero al final nos puede. Yo creo que eso es lo que tendríamos que recuperar: el proyecto.
Demostraron que en Euskadi una propuesta como la suya puede tener un amplio respaldo. ¿Comprende el hastío de las decenas de miles de personas que un día las apoyaron con su voto?
–Claro que lo comprendo porque lo veo a mi alrededor. Obviamente, hay que tratar de revertir esa situación. Intentaremos mejorar las cosas que hasta la fecha no se han hecho bien.
¿Hay posibilidades de volver a intentar una confluencia? Atendiendo a los discursos públicos, cada vez más ácidos, parece que eso está lejos.
–Yo soy de hablar con todo el mundo, incluso con los que sé que nunca voy a llegar a un acuerdo con ellos. No obstante, me parece que no es el momento. Me parece que en estos momentos lo más importante, entre otras cosas, y por eso me presenté, es hablar entre nosotros, entre nosotras, y escucharnos, saber cómo estamos y recuperar el respaldo que tuvimos. Y a partir de ahí, una vez que nosotros estemos bien, hablaremos con el resto de las fuerzas.
¿Cómo se puede ser influyentes en la política vasca sin escaños en el Parlamento y con una representación limitada en Juntas y ayuntamientos?
–Bueno, seguimos teniendo representación en juntas y en ayuntamientos. Es cierto que no tenemos la significación que teníamos antes, no lo voy a negar. Es el momento de recuperarnos y volver a tener la fuerza que tuvimos.
¿Y cómo pueden conseguirlo?
–Negociando. Presentando nuestras propuestas, como hacemos, por ejemplo, en las Juntas de Bizkaia, donde estoy yo y tratando de que nos escuchen.
Pero ustedes mismos parece que limitan los acuerdos. Ponen líneas rojas.
–Mi única línea roja es la extrema derecha. Con todas las demás fuerzas yo estoy dispuesto a negociar y a acordar. Escuchar, atender a los demás, aunque nuestra postura sea totalmente diferente, es algo que debemos hacer siempre.
Miremos a Madrid. ¿Sería una mala noticia que cayera el gobierno de Pedro Sánchez?
–Para mí sí, porque la alternativa en estos momentos sería un gobierno de la derecha y la extrema derecha. Eso creo que sería muy malo.
Con los equilibrios tan delicados que hay, Podemos es clave para que se mantenga Sánchez. Últimamente parecen estar dando muestras de que no les importaría propiciar su caída.
–Sí y no. Sí en cuanto a que, obviamente, ese equilibrio tiene que estar fundamentado y nosotros tenemos mucho que decir. Y no en cuanto a que no seremos los responsables de la caída del Gobierno. Es decir, nosotros tenemos una serie de líneas rojas por las que no vamos a transigir. Si estamos solicitando que se hagan determinadas iniciativas y no se hacen porque no se atienden desde preceptos previos, pues hombre, no habremos sido los culpables.
¿Ahora que no tienen responsabilizado de gobierno se han radicalizado más?
–A ver, yo no sé si es ser radical o poco obediente. Es decir, a mí no me gusta ser obediente en cuanto a lo que me solicitan desde fuera si no es acorde a mis propios ideales. Si eso es ser más radical, pues, de acuerdo.
Hay una teoría que va extendiéndose y que sostiene que Podemos tensa la cuerda porque desea confrontar electoralmente con Sumar lo antes posible. ¿Le cuadra?
–Eso sería atender a intereses particulares que ni siquiera creo que existan. Yo no creo que en Podemos estemos para atender intereses particulares ni para crecer nosotros y que los demás disminuyan, sino para atender a la ciudadanía y para entender que lo que estamos haciendo no es para nosotros, no es para nuestro beneficio, sino para el de la gente.
A veces da la impresión de que actúan en función de las posiciones de Sumar y viceversa. ¿Se miran de reojo?
–Yo, desde que no estamos con Sumar, no tengo relación. Ellos están, hacen su política. Nosotros hacemos la nuestra. En nuestra política, intentamos ser lo más representativos posibles. De verdad que no estamos mirando al color rosa, nosotros miramos el color morado únicamente. l