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[Quousque tandem...!] La importancia de las instituciones intermedias

Carlos Etxeberri

La Cámara de Gipuzkoa vive estos días un proceso electoral que puede suponer el inicio de una nueva etapa, tras la decisión de Pedro Esnaola de no presentarse a la reelección como presidente, después de permanecer en el cargo por espacio de doce años, en los que se ha podido perderse ese papel de agente institucional de defensa de los intereses de las empresas y dinamizador de los proyectos estratégicos del territorio. Durante este tiempo se ha convertido en una entidad, que sin olvidar el importante papel que juega en la internacionalización de nuestras compañías, se ha centrado más en la prestación de servicios de consultoría y de formación para directivos y trabajadores.

Es verdad que la desaparición de la cuota cameral en 2010 fue todo un torpedo en la línea de flotación de las finanzas de la Cámara de Gipuzkoa que, ante la ausencia de los recursos económicos provenientes de las aportaciones obligatorias que hacían las empresas, tuvo que reinventarse y centrarse en la prestación de servicios a las empresas para poder cuadrar su cuenta de resultados que, en 2021, supusieron una facturación de 6,1 millones de euros. Hay que señalar también que, en esa preocupación se ha contado también con aportaciones de los fondos que tanto la Administración vasca como estatal destinan a la formación.

Sin embargo, ello no ha debido ser un obstáculo para que la Cámara de Gipuzkoa hubiera continuado en la línea tan activa, en otro tiempo, del fomento e impulso de infraestructuras para el desarrollo económico del territorio como lo fue la presentación de un proyecto de “L” horizontal de alta velocidad que se iniciaba en Irun con su conexión europea para seguir por Donostia, continuar en Bilbao y concluir en Gasteiz, ante las dificultades que presentaba en aquella época la actual “Y” o el desarrollo del puerto exterior de Pasaia, cuyo proyecto quedó guardado en un cajón por efecto de la crisis económica de 2008, por no hablar de la infrautilización del aeropuerto de Hondarribia.

Al menos, públicamente, no se ha oído la voz de la Cámara de Gipuzkoa sobre el estado de las infraestructuras del territorio, ni cuando, como en el caso del puerto de Pasaia, se produjo en 2019 una grave crisis institucional motivada por el enfrentamiento entre el presidente y varios jefes de área de la Autoridad Portuaria, que denunciaron acoso laboral. Una cuestión que trascendió al propio ámbito guipuzcoano para ser objeto de preguntas parlamentarias en la Cámara de Gasteiz a la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia. Y eso, que la Cámara de Gipuzkoa cuenta con tres miembros en el consejo de administración de la Autoridad Portuaria.

Internamente, la situación de las infraestructuras en el territorio tampoco parece que haya sido objeto de debate e interés por parte del comité ejecutivo, ya que “era un órgano para cubrir el expediente con el objetivo de no hacer mucho ruido”, según expresan miembros de la Cámara.

Entre los trabajadores de la Cámara de Gipuzkoa, sobre todo entre los veteranos, que todavía conservan el espíritu y la filosofía con la que nacieron las instituciones camerales, parece que existe una cierta situación de desánimo, hasta el punto de que se ha producido la salida de técnicos cualificados y con experiencia que han encontrado trabajo en empresas del territorio y la presentación de bajas laborales por parte de algunos empleados que todavía continúan en la entidad.

Durante estos doce años de mandato de Pedro Esnaola, que le ha dado al cargo de presidente cierto papel ejecutivo, a pesar de ser representativo y sin remuneración alguna, han pasado por la Cámara de Gipuzkoa tres secretarios generales. El primero, que ya estaba antes de la llegada de Esnaola, tuvo un carácter efímero, hasta que fue sustituido por otro que duró ocho años, siendo nombrado al poco tiempo, CEO de la segunda compañía que más factura del territorio. Desde diciembre de 2018, Javier Zubia es el que ocupa la secretaria y dirección general de la entidad.

El próximo jueves, día 20, las 73.801 empresas de todos los sectores de actividad de Gipuzkoa están convocadas a depositar su voto para la elección de 40 de los 60 vocales que componen el Pleno de la Cámara de Gipuzkoa, ya que siete son designados por Adegi y uno por la Federación Mercantil, mientras que los otros doce restantes corresponden a las compañías que mayor aportación económica hacen a la entidad. El máximo órgano de gobierno de la institución cameral se constituirá el próximo 15 de noviembre y procederá a la elección del nuevo presidente que recaerá, con toda seguridad, en Mauricio Arregui, CEO de Grupo Ormak, empresa dedicada a la construcción y promoción inmobiliaria, al ser el único candidato que se ha presentado, así como a la designación de los doce miembros que componen el comité ejecutivo

La elección de Mauricio Arregui, –un empresario, que, desde hace más de ocho años, es el máximo responsable de una empresa familiar que facturó en el año 2020, según los últimos datos disponibles, un total de 13,7 millones de euros con un Ebitda de 913.381 euros–, puede aportar una mayor frescura a una institución como la Cámara de Gipuzkoa más acorde con los nuevos tiempos de grandes cambios e incertidumbre que vive la economía. Asimismo, la renovación en la figura de Arregui puede significar también un impulso al importante papel que juegan las instituciones camerales como eficaces instrumentos de intermediación a la hora de dar cauce a las necesidades de las empresas y del territorio desde la presión a la Administración, si ello fuera preciso.

Tiene que recuperar aquel prestigio que antaño tuvo la Cámara de Gipuzkoa al convertirse en un referente en el Estado, codeándose de tú a tú con las de Madrid y Barcelona, por el dinamismo y el carácter innovador y emprendedor con los que basaba todas sus propuestas y actuaciones. Fue un actor importante en la defensa del Eje Atlántico, que ahora está demandando el norte de Portugal para su conexión con Europa, e impulsar la presencia de empresas vascas en China, abriendo una oficina de representación en Shanghai, cuando ni siquiera esa posibilidad formaba parte de los planes de la SPRI, entre otras actuaciones vinculadas a la internacionalización de nuestras compañías fomentando su presencia en toda Sudamérica y en mercados tan difíciles como Rusia.

Las cámaras de comercio, industria, servicios y navegación son instituciones intermedias que deben actuar entre las empresas, sobre todo las pymes, y la Administración y deben tener la suficiente presencia e influencia para cumplir con su función no solo en términos empresariales, sino de desarrollo territorial. Para ello es necesario contar con una calidad profesional en las personas que forman parte de sus estructuras con la suficiente independencia ideológica y profesional, a lo que hay que añadir el alineamiento de los objetivos de los órganos de gobierno con los intereses, en este caso, de las pymes, y no tanto de los que proceden de terceros. Cabe preguntarse si, teniendo en cuenta la realidad de hoy, esas instituciones están cumpliendo con su razón de ser.

17/10/2022