La Real navega a contracorriente. Mientras la mayoría de equipos de la Liga se encuentran en graves problemas económicos y no tienen más remedio que vender importantes activos, el club txuri-urdin goza de una extraordinaria y halagüeña salud gracias a un proyecto consolidado con un presente exitoso y con un prometedor futuro. Quizá no tanto como para que Jokin Aperribay piense en volver a luchar por ganar una Liga, en un listón que repite y que, a pesar de demostrar una necesaria ambición, no parece ayudar en exceso en la obligación de tener que mantener los pies en el suelo. Una circunstancia esta última mucho más importante de lo que se piensa la gente para haber sellado cuatro años consecutivos el pasaporte europeo, algo que solo había logrado anteriormente en la historia de la entidad la Generación de Oro.
El tercer proyecto Champions txuri-urdin, el quinto en la máxima competición continental de clubes, en la que se llegó a alcanzar toda una semifinal en 1983, ha vuelto a sufrir un verano convulso. Si en 2013 la marcha de Illarramendi, el faro del equipo, lo puso todo patas arriba, en esta ocasión la fatalidad le ha jugado una mala pasada a la Real con la lesión de Silva, su mago de cabecera, que ha acabado con su carrera cuando Anoeta presumía de contar con un futbolista de categoría mundial.
La marcha del capitán, Illarra, quien por segunda vez se fue de la estación sin coger el tren de jugar con el equipo de su tierra una Champions, algo que, normalmente y como mucho, solo pasa una vez en la vida, y la de Guevara dejaron un importante vacío en la medular si se suman a la baja definitiva del astro canario. Por si fuera poco, la inesperada firma de Sorloth por el Villarreal, después de que Olabe le catalogase, a los cuatro vientos y con insistencia en su única comparecencia ante los medios locales, como el objetivo prioritario para apuntalar la delantera acabó por multiplicar la incertidumbre y, por qué no decirlo, el histerismo. La falta de noticias y la sensación de fracaso que generaba la no llegada tras la continúa aparición de nombres, algunos de ellos que no se encuentran al alcance de la Real, han ido sembrando muy malas vibraciones en torno a la planificación para este curso.
Justo al día siguiente de que Olabe rompiera una lanza en favor de los laterales, "hemos sido demasiado duros con ellos, no era fácil su cometido", el club anunció la contratación de Hamari Traoré. El capitán del Rennes acababa contrato y llegó libre. Un desconocido para la mayor parte del público que ha impactado en sus primeras sesiones en Zubieta por su físico, su capacidad para subir la banda y jugar por dentro generando superioridades en la medular, y su competitividad. El lateral derecho ya está mejorado. Pero se hizo esperar y llegó en un movimiento inesperado, la espantada de Sorloth provocó la rápida reacción de la Real al ser consciente de que el pesimismo estaba avanzando peligrosamente en su parroquia. Aunque ha aterrizado lesionado, André Silva es un delantero superior al noruego sobre el papel, aunque deberá demostrarlo y superar sus 16 goles y cuatro asistencias. Que no es poco.
El mercado no se ha cerrado todavía y quedan un mínimo de dos operaciones por sellar para completar los entre tres y cinco fichajes que anunció Olabe. Un centrocampista todoterreno y polivalente, con llegada, que en ningún caso se le podría considerar como sustituto de Silva, porque eso simplemente no existe. El elegido es Van de Beek, un futbolista con caché de club grande. En el lateral izquierdo también se espera la llegada de otro futbolista y gustan mucho Sergio Gómez, que en principio prefiere seguir en el City, y Reguilón. En los dos puestos hay más carpetas abiertas en el club.
Incluso es muy probable que también llegue Odriozola, un nombre que lleva todo el verano sobre la mesa, aunque a la Real le beneficia llegar hasta los últimos días de mercado. El jugador está como loco por regresar a Zubieta y los técnicos lo ven con buenos ojos para ceder a Sola y demuestre en un Primera que tiene hueco en este proyecto. Puede que haya que esperar hasta la última semana de este mes y que se vayan a producir más salidas como la de Gorosabel.
El 31 de agosto llegará el momento de analizar el balance del mercado, pero lo que no ha pasado inadvertido es que, a pesar de que Aperribay declaró que "no queremos precipitarnos", el hecho de empezar la Liga con solo dos contrataciones y uno de los jugadores lesionado indica que algo no se ha hecho bien o que les ha pillado el toro porque la Liga arranca este 12 de agosto y es más importante que nunca comenzar muy fuerte dada la accesibilidad del calendario.
Ya sin la sombra de Xabi Alonso, el banquillo de blanquiazul es con diferencia el menos discutido de toda la Liga. La hinchada continúa viendo a Imanol como el entrenador perfecto para su equipo como lo confirma que no ha escuchado jamás ni el más mínimo reproche de la grada. La confianza de la gente en él es total, algo que siempre han tenido muy en cuenta en las plantas nobles de Anoeta. El oriotarra consigue incluso que su equipo sea exigente en la pretemporada, que ha finalizado con muy buenas sensaciones en la gira americana.
¿Mejor equipo?
La famosa pregunta en la semana del comienzo de Liga es si la Real cuenta con mejor o peor equipo que el curso pasado. A Traoré y André hay que sumar a Sadiq, que se perdió el curso anterior por una grave lesión de rodilla. La recuperación y el rendimiento del nigeriano son una incógnita por ahora, como también lo es la aportación de Mikel Oyarzabal hasta que alcance por fin su velocidad de crucero. A nadie se le escapa que el verdadero punto fuerte de esta plantilla es que no se ha marchado ninguno de sus pilares imprescindibles (bueno, Sorloth sí lo fue la campaña pasada).
Mantener a los Remiro, Zubeldia, le Normand, Zubimendi, Merino, Brais, Kubo… se puede considerar como la gran noticia del periodo estival. Son muchos los que se sorprenden y se preguntan ¿dónde están los 70 millones de la venta de Isak? Y la respuesta desde el club es clara, en la renovaciones de los mejores jugadores y en no tener que vender a ninguna de sus figuras este verano, como sí sucedió el curso pasado. Lo que no hará esta directiva es vivir por encima de sus posibilidades.
Otro debate que se abre y del que ya habló Olabe es que, aunque suben Marrero, Urko y Olasagasti, con Pablo Marín en dorsal de mayor de 25 pero en dinámica de primer equipo, es muy probable que no puedan respetar el tan manido porcentaje del 60% de casa y el 40% de fuera. Todas las opiniones son válidas, pero la exigencia de un proyecto de Champions exige esfuerzos y sacrificios.
Al amistoso ante el Bayer, un 29 de julio, acudieron a Anoeta más de 17.000 espectadores. La última señal de una afición más enamorada que nunca de su Real. El proyecto de Imanol ha calado hondo en una parroquia que lleva cuatro años disfrutando de muchos lunes felices, con un título de Copa incluido. Con 38.000 socios y con más de 2.000 en la lista de espera, la situación social del club es la mejor de su historia. La remodelación de Anoeta lo cambió todo. Ahora el estadio nuevo se prepara para su bautizo en la Champions. Y con los rumores de que en los próximos meses la directiva podría intentar hacerse con la propiedad del estadio, cuando todavía están pendientes, en algo que debería haber finalizado ya, las obras de los accesos y de los alrededores.
Por último, en el mejor momento de la historia de la Real, cuando la pelotita quiere entrar, con la afición más feliz y enganchada que nunca, resulta complicado entender que sea la era en la que menos se abre la puerta de Zubieta. Imanol no concede entrevistas y Olabe comparece una vez al año o menos, y la última vez que lo hizo, dio más pistas falsas que verdades. A Aperribay y al alavés les gusta mucho atender y hablar con la prensa de fuera, pero no se dan cuenta de que a los que más le gusta escuchar sus explicaciones es a su propia gente. La que se desvive por su equipo y la que está a las duras y a las maduras. Da miedo pensar el bunker en el que se puede convertir la entidad el día que, Dios no lo quiera, vengan mal dadas.
La Real Sociedad va bien. Muy bien. Y la ilusión se desborda para una temporada que pase lo que pase será histórica por la participación en la Champions y que promete emociones fuertes. Una campaña en la que se sueña con otra gesta de leyenda...