Desde la temporada 2018-2019, Rafa Pueyo es esa persona que tiene la mirada en todas partes para tratar de fichar lo mejor para el Bilbao Basket. Su buen ojo ha quedado constatado desde ese momento, desde que se lanzó a ejercer como director deportivo, algo desconocido para él. “Era un papel nuevo para mí… Lo recuerdo con mucha ilusión y con la incertidumbre de afrontar un reto así”, admite. Su gran trabajo desde entonces y hasta ahora se merece el premio MVP Basket en la gala del deporte de DEIA.
Pueyo es amabilidad en una charla y un hombre que atesora muchas dosis de cariño en Bizkaia. Tras su primera etapa en el club como mano derecha de Txus Vidorreta (2001-2010) y Fotis Katsikaris (2010-2013), y como de entrenador en la temporada 2013-14, regresó a Bilbao hace ya un lustro para asumir un papel distinto. “Era un momento difícil porque veníamos de una etapa convulsa en la que el equipo había perdido la categoría ACB y el reto era subir inmediatamente; afortunadamente lo conseguimos”, rememora. El objetivo estaba, por lo tanto, muy claro. Sin medias tintas. Así que había que atinar con los fichajes. “Llevábamos mucho tiempo fuera de esa categoría y no controlaba tanto ese mercado, ni a los rivales… Pero sabíamos que teníamos una buena base y a Mumbrú como entrenador en el que confiábamos”, sostiene. Las metas se alcanzaron: el Bilbao Basket ascendió. El propio club ensalzó entonces a su novel director deportivo como uno de los “artífices del regreso a la élite”. Ese verano, Pueyo renovó su contrato. “Nos juntamos y llegamos enseguida a un acuerdo”, recuerda. Los hombres de negro se engancharon a la ACB y no se han soltado. Su director deportivo ha ido desarrollando su labor con acierto y dedicación. “Hay que controlar al mayor número de jugadores posibles y de todo el mundo; aunque hay ligas que se nos escapan o que por su competitividad nos interesan menos. Nuestro caladero son las mejores ligas de Europa, la propia ACB y la LEB oro”, admite. A la hora de escoger a un entrenador, los criterios de Pueyo pasan por que “tenga carisma, experiencia y conocimiento”. Así es Alex Mumbrú, “con mucho carisma por su pasado como jugador” y Jaume Ponsarnau, “también con carisma y, sobre todo, muchísima experiencia y muy trabajador”, alaba.