Que levante la mano el que no se haya casi dislocado el cuello bailando el mítico Explota, explótame, explo de Raffaella Carrà. O que no haya tarareado (aunque sea por lo bajini) el Rumore, rumore. Pues bien, por si a alguien se le había olvidado la obra y milagros de Raffaella Carrà, la icónica italiana que interpretaba aquellos grandes éxitos, aquí llega una miniserie de la plataforma Disney+ que se estrenará el próximo 27 de diciembre.
Bajo el título de Raffaella, este espacio documental contará, en tres episodios, la vida y la carrera de una de las mujeres que mejor ha defendido por encima de todo las canciones alegres, como lo eran Fiesta o En el amor todo es empezar. La producción, dirigida por Daniele Luchetti, relata cronológicamente su paso por el cine y por la televisión italiana y española, deteniéndose en algunos hitos como sus trabajos en Los Ángeles junto a estrellas como Mario Monicelli, Marcello Mastroianni o Frank Sinatra Jr.
Uno de los mayores retos a los que se ha enfrentado el director ha sido, curiosamente, la inmensa cantidad de material de archivo para trasladar al espectador la esencia y la relevancia de una figura como la Carrà, que tuvo un arte y una maestría especial para seguir en la cresta de la ola desde los años setenta hasta nuestros días. De esta manera, y para cubrir la inmensa obra televisiva, cinematográfica y musical de una de las rubias más famosas del mundo, por Raffaella desfilarán un buen número de rostros conocidos, como el que fuera su productor, José Luis Gil, u otros artistas como el cantante Tiziano Ferro o el director de cine Marco Bellocchio.
Otros homenajes
No es, ni de lejos, el primer homenaje que recibe la figura de Raffaella. Y está claro que no será el último. Tal vez uno de los más bonitos fue el que recibió en el año 2020, cuando ella todavía estaba en este mundo y faltaba un año para que falleciese. Fue entonces cuando el director Nacho Álvarez estrenaba la película musical Explota explota (Prime Video), basada en canciones de la Carrà, como gran homenaje en vida a la diva italiana. En la actualidad, el musical Bailo bailo, basado en el mismo filme, se estrenó el pasado octubre en el Capitol Gran Vía de Madrid, liderado por Lydia Fairén, Gonzalo Ramos, Natalia Millán y Naim Thomas.
Raffaella acababa de cumplir 78 años el 18 de junio de 2021 cuando pocos días después se despidió para siempre, concretamente el 5 de julio. Y con su marcha se fue dejando tras ella grandes éxitos en la interpretación y la música con hits como En el amor todo es empezar o Hay que venir al sur. Hubiera querido que la recordaran así, con música y con alegría, ya que además también conquistó corazones como ninguna.
No se apellidaba Carrà y era natural de Bolonia
Su nombre real sí era Raffaella, concretamente era Maria Roberta, pero su apellido no era Carrà, era Pelloni. Vino al mundo en plena Segunda Guerra Mundial, concretamente en junio de 1943 en Bolonia, en el centro de Italia, pero creció en Bellaria-Igea Marina, muy cerca de la turística Rímini.
Su madre regentaba un bar y ya había roto moldes antes de que la pequeña Raffaella tuviera uso de razón, ya que se había separado de su marido al poco tiempo de que naciera Raffaella y en plena guerra, una mujer adelantada a su tiempo. La que estaba destinada a ser una de las estrellas más brillantes del país de la bota nunca se habló con su padre y con tres años ya tomaba clases de danza clásica y soñaba con ser coreógrafa. Su abuela fue una de las mujeres más influyentes en su vida, y tuvo mucho que ver en la decisión que se tomó cuando Raffaella tenía ocho años: dejó Bellaria para mudarse a Roma y allí asistir a clases de baile en la Accademia Nazionale di Danza de la capital italiana, fundada por Jia Ruskaia. Vivió la disciplina del ballet desde muy pequeña y tuvo que hacer grandes sacrificios que tal vez no eran propios de su edad, pero aprendió que sin esfuerzo no conseguiría nada.
Una mujer tan alegre y rompedora como multifacética
Es imposible encasillar sus éxitos en un campo o en una disciplina artística, ya que todo lo que tocó lo convirtió en oro: el cine, la música, el baile y televisión. Tal vez el mejor término para definirla fuera el de showgirl.
Llegó por primera vez a España en 1975 cuando apareció en ¡Señoras y señores! con un mono ceñido de lentejuelas y al ritmo de Rumore. El éxito arrollador le llevó a grabar un disco con versiones de sus temas en castellano y a presentar el especial La hora de Raffaella Carrà en TVE.
Pero, sin duda, uno de sus espacios más recordados en Italia fue Pronto… Raffaella?, que se emitió en 1983 en la RAI y se convirtió en todo un fenómeno cultural que congregaba frente a la pantalla a 14 millones de espectadores y familias enteras que cambiaban sus planes para ver a la Carrà en directo cada mediodía durante los dos años que duró en antena.
Uno de sus grandes hitos en su carrera fue cuando en ese espacio llegó a entrevistar a Teresa de Calcuta. La hoy Santa llegó con un hábito impoluto blanco, mientras que la italiana la recibió con un vestido de mangas transparentes con incrustaciones de cristales de Swarovski.
Tifosi de la Juventus
Nunca ocultó su pasión por la Juve, la vecchia signora, incluso al empezar su carrera en el cine mantuvo un romance con el jugador de la Juventus Gino Stacchini. Rafaella practicó siempre en su vida la libertad que pregonaba en sus canciones y nunca pensó en casarse ni en tener hijos. En los setenta conoció a Gianni Boncompagni que se convirtió en su compañero de vida y profesión, de hecho fue autor de muchas de las letras de sus canciones más conocidas.
Su muerte en 2017 fue un duro golpe para la artista italiana, que vivía prácticamente puerta con puerta con él. Tuvo una segunda relación larga, en este caso con un coreógrafo, llamado Sergio Japino, que era once años menor que ella. Nunca se casaron ni tuvieron intención de hacerlo. Se separaron pero siguieron siendo grandes amigos, de hecho él fue el encargado de dar a conocer su fallecimiento.
Icono gay
“Moriré sin saberlo. En mi tumba dejaré escrito: ¿Por qué he gustado tanto a los homosexuales?”, decía en una entrevista en Il Corriere della Sera. Tal vez por su espíritu libre, o por su alegría innata, o por su capacidad para hablar sin tapujos del sexo en una época en la que no era nada fácil, lo cierto es que la italiana siempre fue un icono gay y ni ella misma identificaba muy bien el motivo.
Una de sus canciones que definen esta adoración por el colectivo LGTB es Lucas, que acabó siendo un símbolo tras su lanzamiento en 1978. En el World Pride de Madrid en 2017, fue premiada como Icono Gay Mundial.