Con una vasta trayectoria como divulgador cultural, Ramón Gener nos trae Historia de un piano, una novela en la que combina su amor por la música y su talento narrativo, y que nos hace reflexionar sobre el impacto de este mítico instrumento en la vida de las personas.
¿Recuerda la primera vez que se sentó frente a un piano?
-Lo recuerdo muy bien, tenía seis años y fue en el piano que había en mi casa. Era un piano Rönisch y fue en el que empecé a tocar cuando mi madre me apuntó en el Conservatorio del Liceu. Me acuerdo perfectamente.
¿Y la primera pieza que tocó?
-La primera pieza que estudié con voluntad de estudiar fue la sonatina Op. 36 No. 1 de Muzio Clementi.
¿Cuáles fueron sus principales influencias musicales?
-Es difícil contestar esto porque son muchas etapas distintas, muchas cosas distintas y muchos momentos distintos de mi relación con la música. Pero si sirve de algo, diré que mi dios es Beethoven. Es el primer músico que hace entender a la sociedad en la que vive que él es distinto por su condición de creador. Otros lo habían intentado antes, pero él es el primero que consigue que los aristócratas de Viena le paguen, no para hacer la música que ellos le piden, sino para hacer la música que él quiere hacer, cuando la quiere hacer, como la quiere hacer, y sobre todo, si la quiere hacer. Porque él hace entender a los que le pagan que si él no quiere hacer música, los otros le tendrán que pagar igual hasta el día en que se muera, porque él es Beethoven. En el momento en el que eso sucede, nace en la música la figura del artista. Es una concepción del mundo. Que hoy pueda salir un niño en la tele y le digan “qué artista eres”, eso sucede porque existió Beethoven.
¿Cuál es su inspiración?
-Soy un hombre nacido por error en la segunda mitad del siglo XX. Ahora es peor todavía porque me toca vivir en el siglo XXI, que es muy desesperante. Claro, ojalá hubiera podido nacer en la primera mitad del siglo XIX. La concepción del artista romántico en su esencia más pura es la del hombre que necesita vivir las experiencias para poder explicarlas. Es la exaltación de los sentimientos y un entender que la vida es ahora en este momento y no hay un mañana. Todo lo que es digno de contar en una novela es romántico, y esa concepción es la esencia de principios del siglo XIX. Todo eso explosiona con Beethoven, con el estreno el primer día que se interpreta en el palacio del príncipe Lokovich la tercera sinfonía de Beethoven. El día que eso sucede, el mundo cambia para siempre, y a mí me hubiera gustado vivir ese momento.
¿Qué significa para usted la música?
-Cualquier cosa que pasa en la vida es música, no hay nada que no lo sea. La música es la cosa más importante que sucede después de las cosas importantes. Es la única cosa que produce un milagro constante que la gente no es capaz de ver, y es que siempre que se escucha sucede algo. Aunque no sepas nada de música eres capaz de interiorizarla y montar tu propia historia, puede coincidir o no con la intención del compositor, pero no necesitas saberlo. Esa es la magia de la música.
Ahora, la restauración de un piano construido en el año 1915 le ha cambiado la vida. ¿Llegó a imaginarse alguna vez que gracias al descubrimiento que contenía en su interior acabaría escribiendo su primera novela? ¿Ha sido el destino?
-Esto del destino tiene que ver mucho con la concepción romántica del mundo como algo que te viene y no puedes cambiar. Cuando restauro el piano y me encuentro con todo lo que me encuentro dentro sé que tengo que hacer esto. Y me pongo a hacerlo, aún a sabiendas de que no lo he hecho nunca y aún sabiendo que me va a llevar mucho tiempo. Pero, de algún modo es también el piano el que me lo pide, una vez descubierta la historia que tengo que escribir sobre eso. Y esta idea es como cuando le preguntaban a Amy Winehouse: “¿Por qué no haces más canciones si tus canciones son muy bonitas?”. Y ella decía: “Yo no puedo hacer canciones sobre cosas que no me suceden”. Eso es una concepción totalmente romántica del mundo, y en el caso de Historia de un piano pasó lo mismo.
¿Supuso algún desafío escribirla?
-Cuando estás escribiendo ficción, basada en hechos reales pero ficción, te enfrentas al reto de perderte. Esa dicotomía entre lo aterrador y lo gratificante hace de la escritura un ejercicio muy bonito. Parece muy solitario, pero en realidad estás siempre acompañado porque los personajes de la novela viven, crecen, se emocionan y mueren contigo; se convierten en tus mayores confidentes y en tus mejores amigos. Todos ellos, que antes de ser personajes de una novela han sido personas reales, están contigo ya para siempre y escriben la novela contigo. Te piden qué quieren y a dónde quieren ir, y tú los llevas allí.
¿Qué consejo le daría a los jóvenes que empiezan en la música clásica?
-Estudiar, y cuando has estudiado todo lo que creías que tenías que estudiar, volver a hacerlo. No hay más. Hay partituras que llevo cuarenta años tocando y aún hoy, cuando me vuelvo a sentar delante de la partitura, sigo descubriendo cosas que no había visto antes. Como la música es la única cosa que siempre te lo va a dar todo, nunca va a decirte que no, es la única cosa que va a estar contigo siempre hasta el momento en el que todo el mundo te olvide, lo único que puedes hacer ante la generosidad que ella te da es intentar dárselo todo a su vez, darle lo mismo que ella se merece.
Además...
Ramón Gener ofrece conferencias y charlas sobre la historia de la música clásica, la ópera y el arte. Asimismo, estas se convierten en espectáculos ya que, dependiendo de lo que traten, habla del tema en concreto acompañado de su piano, de una orquesta sinfónica o incluso de una banda de rock.
Con experiencia en la radio y en la televisión
Lleva colaborando diez años en la radio, un medio que le encanta y en el que puede afirmar que puede hablar de lo que quiere, por lo que se lo pasa muy bien. Habitualmente colabora en No es un día cualquiera de RNE y en Versió RACI.
En la televisión, se le puede encontrar en el programa Ópera en texans de TV3, en el que en cada programa analiza canciones en compañía de alumnos suyos.