Raúl: “Cuando me llaman para actuar en Euskadi me da subidón”

El cantante Raúl Fuentes rozó las estrellas con la canción Sueña su boca y 22 años después, el gasteiztarra continúa su carrera musical más maduro, seguro y con canciones que siguen atrapando a un público fiel que no ha perdido de vista su trayectoria musical. Este sábado el artista presentará en el escenario de la comparsa Pinpilinpauxa las canciones de su nuevo disco Perdona que te diga, “pero no faltarán las canciones de toda la vida”, lanza.

¿Está preparado?

—¿Para actuar en Bilbao?

También, pero me refería más bien a llenarse de brillantina.

Ja, ja. Ya me han avisado.

¿Qué le han dicho?

Que no se quita la brillantina en semanas.

¿Semanas?

¿Más tiempo?

La brillantina dura de un año al otro. Imagínate que ha resistido hasta la pandemia.

Ja, ja. ¡Por Dios! Tengo que pensar que chaqueta me voy a poner para que pueda meterla en la lavadora.

No se preocupe que el sábado seguro brillará doble. ¿Es la primera vez que actúa en fiestas de Bilbao?

En Aste Nagusia sí he estado, pero de fiesta, disfrutándola.

¿Por dónde se movió?

Por las txosnas. Lo que sí recuerdo es que el ambiente es maravilloso, muy de calle. Si a mí me llevan de fiesta y me guían yo me dejo llevar a donde sea.

¿Es fiestero?

Claro, las mejores fiestas se hacen en el País Vasco. No somos tan serios como nos tachan, lo que pasa es que los años se notan...

Ahora para recuperarnos de una juerga necesitamos al menos tres días.

(Risas). Se nos hace cuesta arriba pero...

Nos gusta divertirnos. ¡Las veces que habré bailado ‘Sueño su boca’!

Dos décadas después cuando suenan los primeros acordes de esa canción la gente se sigue emocionando igual que cuando la canté la primera vez, no hace falta decir nada. Los espectadores se vienen arriba en tan solo un segundo. Me pasa con esa canción y con Corazones, con Prohibida, Quiero, Baila... Siguen en la memoria y dejaron un poso y una pequeña huella.

Este sábado bailaremos esa y otros éxitos de Raúl.

Las bailaremos y espero que la gente se lo pase en grande. El repertorio será variado con canciones del nuevo disco, pero haré un repaso a los 22 años de trayectoria. Lo que quiere es que la gente cante.

¿Se sigue poniendo nervioso?

Sí, controlar los nervios cuando te subes a un escenario no es fácil.

¿Si echa la mirada atrás qué ve en aquel joven de 25 años que ponía ritmo a una canción pegadiza?

Veo la inocencia, la ingenuidad, la ilusión, esa magia del desconocimiento de un mundo que no deja de ser un negocio. Todo lo que conseguí lo desearía cualquier artista.

Pero es un mundo complicado.

Lo es, pero yo tuve suerte porque estuve rodeado de gente que me supo ayudar para gestionar todo lo que me estaba pasando. Tuve suerte porque no solo me respetaban como artista, sino también como persona.

¿El artista en general es frágil?

Sí. Aunque parezca que tenemos poderío, somos débiles y cualquier cosa nos desmorona. Con 25 años me sentí muy arropado y lo que intenté fue disfrutar con el trabajo.

¿Lo logró?

Creo que sí y lo que conseguí fue labrarme una base firme que me ha servido para continuar trabajando en este mundo de la música dos décadas después.

Siempre ha sido muy fiel a su estilo, no ha pensado en cambiar.

Sí, aunque es cierto que uno también se deja influenciar por las nuevas tendencias musicales, pero tienes tu sello y personalidad. Yo tengo claro que me tengo que sentir cómodo en el escenario para poder transmitir lo que canto.

No le veo cantando reguetón.

Puedo hacer meter en las canciones algunos toques, pero sin perder mi esencia. No termino de entender el reguetón.

¿En su trayectoria se ha sentido arropado en el País vasco?

Siempre me he sentido muy querido en mi tierra, aunque es cierto que más por el público que por los ayuntamientos o por las empresas de contratación. Por eso, cuando me llaman para actuar en Euskadi me da subidón, me hace mucha ilusión.

¿Es más fácil cantar al amor o al desamor?

Es más fácil componer al desamor que al amor, pero reconozco que a mí me encanta cantarle al amor. El desamor es como más rasgado e intenso. Cantarle al amor es muy bonito.