Regresan los fantasmas al Buesa Arena. La notable escalada de triunfos del Baskonia se vio frenada de raíz ante el Gran Canaria, que dio una auténtica lección en el Buesa Arena y volvió a reabrir unas heridas que parecían cicatrizadas. Con un rendimiento menguante a lo largo de un partido convertido en un monólogo insular tras el descanso, el conjunto vitoriano dio un grave paso atrás en sus aspiraciones no solo de subir puestos en la clasificación sino también de asegurarse el billete para el play off por el título.
Tras el pertinente periodo para la reflexión no existió el Baskonia ante una máquina perfectamente engrasada como la canaria. La impotencia alavesa adquirió tintes sangrantes y reaparecieron todos los defectos de la campaña pese a los buenos minutos de Marinkovic. Por ejemplo, las graves lagunas en el juego interior que posibilitaron la atroz dictatura de Pustovyi y, sobre todo, la falta de criterio en el timón con un puñado de ataques deslavazados.
Un desbarajuste impensable teniendo en cuenta la mejoría de las últimas semanas y que se vio acrecentado con el esguince de tobillo de Costello. El Baskonia, que estaba viendo la luz al final del túnel en esta compleja temporada, descarriló por completo ante la solidez un Gran Canaria al que vio por el espejo del retrovisor en la primera parte antes de sumergirse en arenas movedizas.
Vuelve a asomarse al abismo un equipo que, si bien todavía conserva su espacio entre los ocho mejores, sigue corriendo el riesgo de quedarse fuera de las series finales por el título. Nadie podía intuir un desplome de estas características apreciada la notable puesta en escena de un Baskonia que recibió un duro sopapo y de nuevo superado en lo baloncestístico y lo emocional con un lenguaje corporal muy negativo cuando vinieron mal dadas por el conato de rebelión del Gran Canaria.
El buen movimiento de balón en ataque y la pujanza de Costello, sin clemencia ante el club que le catapultó a la fama en la ACB, resultaron determinantes en el despegue azulgrana de los albores. Fisac tuvo que cambiar su dupla interior al poco de empezar el choque porque la tiranía del estadounidense era evidente, pero todo fue un espejismo. El técnico segoviano demostró un día más una confianza justa en Ilimane, agasajado por el Baskonia en los prolegómenos de un partido por el que pasó de puntillas. Los honores en las filas visitantes fueron para otros.
El conjunto vitoriano también mantuvo el ritmo y la iniciativa en el segundo cuarto, donde sobresalieron los 10 puntos de Marinkovic –con dos triples incluidos–. El exterior serbio fue, sin duda, la sorpresa agradable entre los locales, aunque por contra otros secundarios de Spahija fueron invisibles.
El Gran Canaria se reivindicó en el Buesa Arena como un grupo bien trabajado y dotado de un interesante fondo de armario bajo los aros encabezado por Pustovyi. El espigado ucraniano se convirtió en una pesadilla para los pívots del técnico croata, tanto en el juego de espaldas como actuando por encima del aro con varias colgadas de sus compañeros aprovechando su envergadura.
Pese a hacer la goma, los insulares casi nunca se fueron del partido y se pusieron por primera vez por delante (45-46) en el minuto 22 tras una canasta del emergente Khalifa Diop. Fue el principio del fin. Un pésimo arranque de tercer cuarto motivó un parcial de 2-10 a favor del Gran Canaria, cuya confianza subió muchos enteros con el paso de los minutos de la mano de un pletórico Albicy y Slaughter.
Spahija cambió de timonel en busca de soluciones y dio la manija a Granger, pero el Baskonia se vio dominado por el buen hacer y la clarividencia de un cuadro insular que afrontó los diez minutos finales con un colchón preocupante (58-63) pese a la canasta invalidada a Pustovyi por estar fuera de tiempo.
El dominio amarillo se hizo más patente en el último periodo con unas ventajas en el marcador que fueron in crescendo. El Baskonia jugó entonces con más corazón que cabeza y se vio preso de su ansiedad. También le abandonó el acierto exterior y algunas pérdidas fuera de lugar hicieron un flaco favor. Para colmo de males, Spahija perdió a Costello a falta de seis minutos para la conclusión tras un pisotón a Brussino que le dobló el tobillo izquierdo. En definitiva, el Baskonia vuelve a meterse en serios problemas.