Los caminantes pueden usar de nuevo el camino en cuesta entre la entrada principal del parque de Cristina Enea y el palacio del Duque de Mandas. La senda se ha reabierto al público tras la finalización de los trabajos de reparación del camino, afectado por distintos hundimientos en los últimos años.
La obra ha supuesto un gasto de 85.000 euros para las arcas municipales, según señaló el concejal de Mantenimiento Urbano, Miguel Ángel Diaz Bustos, que explicó que las obras han requerido que se cave una zanja de 41 metros de longitud para colocar 82 micropilotes en roca sana y poder así sujetar la ladera. Precisamente, el deslizamiento de la ladera era el que provocaba los repetidos hundimientos en el camino, el último de los cuales se produjo en febrero de 2021.
Los trabajos también han incluido la colocación de una viga de hormigón armado de un metro de alto y 0,5, de ancho a lo largo de los 41 metros de la zanja.
Una vez reforzada la estructura de la ladera y el camino, se ha repuesto el pavimento, con el color amarillo original que se colocó tras su rehabilitación, y se ha creado una nueva cuneta para la recogida de aguas.
La obra ha durado finalmente algo más de lo previsto, ya que se previó que estuviera finalizada en seis semanas y han sido dos más.
Hace dos años, el Ayuntamiento también tuvo que reparar el camino inferior del parque de Cristina Enea, que discurre paralelo al muro de Mundaiz, ya que el firme estaba muy desgastado. También tuvo lugar una arreglo de la ladera situada entre este camino y el palacio del Duque de Mandas.
En esta ocasión, la reparación del camino fue más barata, de 24.000 euros, ya que no requería reforzar estructura alguna sino solo el paseo. En ese caso, este camino quedó cerrado y los usuarios del parque solo pudieron transitar por el que acaba de ser reparado para conectar con la pasarela peatonal hacia Riberas de Loiola.
El parque de Cristina Enea acogió una rehabilitación integral en 2007 y se reformaron los caminos con un pavimento natural poroso, que se erosiona con el uso. Esta zona verde ubicada en pleno centro donostiarra tiene 94.000 metros cuadrados y fue donada a la ciudad por Fermín Lasala, duque de Mandas, en 1918, que lo dedicó a su esposa, Cristina Brunetti.