No hay barrera que la empatía no ayude a superar. Ni siquiera el idioma o las costumbres tan dispares de los cientos de peregrinos y peregrinas que cada año confluyen en el albergue de Pobeña, uno de los más visitados de los que atiende la Agrupación de Hospitaleros Voluntarios de Bizkaia. Y para muestra los numerosos elogios que a diario dejan escritos los peregrinos que pernoctan en el albergue de Pobeña hacía Maya y Dori Morales, dos hermanas bilbainas que desde el 1 de abril atienden este refugio jacobeo acondicionado en 2005 en las antiguas escuelas del núcleo costero. Una filia que, aunque no se traslade al papel del libro de visitas del albergue, los peregrinos y peregrinas extienden a Nati De Prado, la propietaria del Bar Itxaspe que desde hace casi 17 años abre sus puertas a diario desde las 6.30 a 9.00 de la mañana para que los viajeros puedan tomar un desayuno con el que coger fuerzas para continuar el viaje por la ruta de la Costa hacia Santiago de Compostela. "Fue una apuesta y supone un gran esfuerzo porque cuando abro ya está toda la barra presentada pero esta gente que hace el Camino de Santiago se merece que se les trate bien. De hecho nosotros para los peregrinos tenemos menús para comer y cenar con un precio popular que mantenemos el fin de semana", apunta Nati De Prado, una pobeñesa luchadora que enviudó muy joven y ha sacado adelante a sus dos hijos con su dedicación a la hostelería en la que comenzó muy joven y le llevó a atender durante más de 15 años los comedores de la central nuclear de Lemoiz.
Bizkaia
Reabre el albergue de peregrinos de Pobeña gracias a las hermanas Maya y Dori
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