la línea que separa la demagogia y la responsabilidad a veces es muy fina. Un buen ejemplo de ello fueron las dos declaraciones que ha hecho Saras Jasikevicius en los últimos tiempos que acabaron por convertirse en virales. La última la hizo la semana pasada tras una espectacular remontada que protagonizó su equipo, el Barcelona, contra el Unics Kazan: "No todo el mundo está para jugar en el Barça, eso está claro. Sí que hay presión, pero hombre... ¿Qué debería decir una persona que, ahora, en pandemia, no encuentra trabajo? Eso sí que es presión. ¿Nosotros? La mayoría somos millonarios. ¿De qué presión estamos hablando? Vete a otro equipo. Cualquiera. El entrenador, incluso. El entrenador el primero. Estamos trabajando todas nuestras vidas para estar en el Barça y tener esta presión. Es un lujo esto. Es increíble, vamos. Somos los más afortunados del mundo". Palabras sin duda reconfortantes y ejemplarizantes, aunque la comparación con el parado desprende un cierto tufillo a demagogia.
No era la primera vez que un mensaje suyo en rueda de prensa daba la vuelta al mundo. El que les cuento sucedió en Kaunas, cuando entrenaba al Zalgiris y, por lo que refleja la conversación, se notaba cierta complicidad con el periodista, como si se conociesen. El diálogo fue el siguiente:
"–¿Qué piensa sobre la ausencia de Augusto Lima en la mitad de las eliminatorias para marcharse a ver el nacimiento de su hijo?
–¿Qué pienso? Yo le he dejado.
–Pero... ¿es normal eso durante unas semifinales?
–¿Tienes hijos? Cuando los tengas, lo entenderás. Es la mejor experiencia del ser humano. Es una buena pregunta. ¿Piensas que el baloncesto es lo más importante?
–No, pero es una semifinal y es importante
–¿Semifinal? ¿Qué es importante?
–El equipo. Zalgiris.
–¿Has visto a los aficionados durante el partido? ¿Importante? Cuando seas padre entenderás qué es lo más importante en la vida. Vienes y me hablas. Porque es lo mejor del mundo. Créeme, ni títulos ni nada más. Augusto Lima está ahora en el cielo emocionalmente y estoy feliz por él".
Sentido y responsabilidad. Lo reconozco, yo le he entendido mejor a Saras después de estrenarme en la paternidad, porque era de los que ponía en duda que Xabi Alonso había acertado al pedir retrasarse a un partido del Liverpool en Milán en Champions por el nacimiento de, creo, su hijo mayor, algo a lo que se negó Rafa Benítez, que decidió dejarle fuera de la convocatoria. Lo siento, Xabi, ha tenido que pasar tiempo y madurar (poco) para constatar que simplemente hiciste lo que tenías que hacer. Incluso salió al paso la Asociación Profesional de Futbolistas ingleses, que apoyó al jugador. Su subdirector, Mick McGuire, recordó en la prensa británica que "un momento así, el nacimiento de un hijo, es más importante que cualquier empleo. Sabemos que se trata de un partido importante, pero ¿hay algo más importante que el motivo por el que se ha quedado?". Dicen las malas lenguas que fue el motivo por el que se distanció definitivamente de Rafa Benítez, quien, al contrario que Jasikevicius, creía que el equipo se encontraba por encima de todo.
No quiero que se me entienda mal ni caer en la demagogia, ni tampoco que nadie se sienta ofendido con lo que voy a comentar. Pero llegados a este punto, con los contagios disparados, la autoexigencia en la responsabilidad debe ser máxima. A nadie se le escapa que el virus está campando a sus anchas y que te puede sorprender a la vuelta de la esquina, pero también es cierto que, entendiendo que los jugadores tienen sus derechos, quizá no era momento para tantos viajes y sí para bunkerizarse en casa sin tener el más mínimo contacto con casi nadie. Sobre todo con lo que se está jugando el equipo y lo que le espera en el mes de enero tras un diciembre negro. Y señalo también al club, cuya versión de lo sucedido no sonó nada creíble porque si el origen estaba en Zubieta, ¿qué demonios hacían pululando por medio mundo sus jugadores? Insisto, nos podía y nos puede pasar a cualquiera donde y cuando menos te lo esperas, pero, como defiende Jasikevicius, son unos auténticos privilegiados y esta circunstancia conlleva otra serie de requisitos y obligaciones a cumplir como el tener que bunkerizarse en casa durante las navidades. Por el simple hecho de que ellos viven de su cuerpo... Podemos aceptar que no quieran jugar en estas fechas como sí hacen en Inglaterra, algo que por otro lado no deja de ser una pena porque es cuando los niños se encuentran de vacaciones, lo que permite que acudan a los campos familias enteras con el consiguiente vínculo que ello genera, no solo entre ellos, sino con el sentimiento a unos colores. Pocos recuerdos más inolvidables para el resto de tu vida que las celebraciones con el aita, la ama o el aitona de los primeros goles de nuestra Real. Pero sus contratos, su profesión y su forma de vida exigen otro tipo de sacrificios, al menos durante el poco tiempo que duran sus respectivas carreras. Que, como todos sabemos muy bien, suelen ser bastante cortas.
Que conste que de lo poco que he visto, más que nada porque ha caído en mis manos, ya que no es mi estilo cotillear ni fiscalizar la vida privada de nadie (Dios me libre de ello), podemos darnos por bastante satisfechos, ya que a ninguno de los nuestros se le ha visto cometer ninguna barbaridad. Más sangrante me parece el caso de Koke y Griezmann, que se han paseado de la mano por Estados Unidos asistiendo a diversos espectáculos deportivos abarrotados de gente y han posado sin mascarilla (los nuestros, aunque estaban en la calle, tampoco la llevaban al menos para inmortalizar el momento). Cuando han llegado, no se lo van a creer, ambos han dado positivo (¡chorprecha!). En definitiva, sin pretender señalar a nadie, nuestros jugadores y los que les rodean están obligados a confinarse de nuevo al menos hasta que mejoren los registros de los contagios. Y sí, por supuesto, que nadie se piense que soy un talibán como Rafa Benítez y que solo me importa el equipo, lo primero es la salud y que ninguno de ellos lo pase mal ni arrastre secuelas, pero este es un momento de autoexigirse el mayor compromiso, no dar un paso en falso y evitar exponerse. Y si no que se lo pregunten a los autónomos, que si no trabajan no cobran, o a muchos universitarios, que ante la inminencia del inicio de los exámenes, han optado por reducir al máximo su vida social ante la amenaza de que les corra la convocatoria si son positivos (sí, sé que aquí también pueden acusarme de demagogo).
Las obligaciones en estas fechas no están solo en las básculas ni en controlar el ocio nocturno, los futbolistas ahora también deben dar la talla en los odiosos test de antígenos. Porque la Real es un ejército y la falta de soldados le merma para cualquier batalla. Y son muchas las que le esperan en el camino. Urte berri on para todos los realzales, que el 2022 nos traiga otro título y que el maldito covid desaparezca de nuestras vidas para siempre. ¡A por ellos!