Habían pasado ya 30 minutos de amistoso, y los futbolistas del Eibar continuaban persiguiendo sombras. Perdían 1-0 desde el segundo 40 y podían sufrir una desventaja mayor, no tanto por el número de ocasiones, que no abundaban, como por el desarrollo del propio juego. Y sin embargo terminaron llevándose la victoria ante el Sanse, este sábado en Zarautz. Cosas de la pretemporada, porque el carrusel de cambios de la segunda mitad mermó en gran medida a los potrillos, penalizados por sus bajas y las del primer equipo. Cosas también de entrenadores, porque el ajuste de Gaizka Garitano a una especie de 4-1-4-1, de cara a los 25 minutos finales, influyó mucho en el desenlace. Y cosas, finalmente, de futbolistas, porque a ese contexto último había que darle forma a base de goles: lo consiguió un clarividente Roberto Olabe, hijo del director de fútbol de la Real Sociedad, autor de dos muy buenas asistencias para liderar la remontada azulgrana.
Cuando esto arranque de verdad y haya puntos en juego, este Sanse será un equipo duro de roer. Y ahí está el inicio de partido en Asti para demostrarlo. En la grada se sentaron, en modo espectador, futbolistas suficientes para formar un once competitivo: Ayesa, Sola, Pokorny, Olasagasti, Alkain, Sangalli, Roberto López€ Por unos motivos u otros, no estaban disponibles. Tampoco Urko González de Zárate ni Karrikaburu. Pero sus compañeros y su técnico se las arreglaron para firmar una sobresaliente puesta en escena. Javi Martón, un delantero de Tudela que el pasado curso militó cedido en el Covadonga asturiano, marcó enseguida su tercer gol en otros tantos partidos este verano. En cualquier caso, poco importaba el marcador. No era tanto el qué como el cómo.
La diana llegó al volcar el filial realista el juego en banda derecha y generar así un uno para uno de Ander Martín con el lateral en el lado opuesto. Pero las fórmulas para burlar el bloque de contención del Eibar resultaban siempre variadas, ricas y exitosas. Si los armeros acudían a la presión alta en 4-4-2, encontraba el Sanse superioridades por dentro. Si el equipo de Garitano frenaba un poco a la hora de apretar, aparecía la salida de tres con Aldasoro sumándose a los dos centrales. Y también hacía daño Kortajarena ubicándose como falso lateral zurdo, proyectando a Ezkurdia y permitiendo a Ander Martín, notable una vez más, ofrecerse por dentro. Los de Xabi Alonso eran muy superiores, hasta que la balanza se equilibró en el tramo final del primer tiempo. Los dos puntas del Eibar se centraron en tapar los pases interiores. Fueron sus extremos quienes saltaron con mayor agresividad. Y además las posesiones armeras se alargaron con Sielva bajando a recibir a la base, o con Edu Expósito escorándose al costado zurdo. El duelo, escaso en acercamientos, se marchó al descanso en plena mejoría azulgrana. Así que el técnico txuri-urdin aprovechó el intermedio para intervenir.
El ingreso de Gorrotxategi en el pivote, movimiento que llevó a Aldasoro a ubicarse en una segunda altura de la medular, no significó únicamente un cambio de cromos. El Sanse convirtió en prácticamente fija su salida de tres con el propio Gorrotxategi entre Arambarri y Cantero. Y así los potrillos arrancaron la segunda mitad encontrando salida por fuera, para conectar desde ahí con los centrados extremos, Magunazelaia y Martín, o con los centrocampistas. Los txuri-urdin volvieron a dominar el duelo y pudieron hacer el 2-0 a la salida de un córner rematado por Cantero. Sin embargo, Ruiz Zeberio rechazó el intento, y el encuentro fue acercándose poco a poco a su gran punto de inflexión, los cambios multitudinarios.
Los del Sanse mermaron el nivel del equipo, una circunstancia completamente lógica dentro de un panorama de ausencias como el que vivía ayer el filial realista. Y los del Eibar, mientras, modificaron muchas cosas. Garitano pasó a disponer a los suyos en una especie de 4-1-4-1, con Roberto Olabe en una tercera altura de la medular. El donostiarra se emparejó con el txuri-urdin Gorrotxategi en la presión. Urko Collado, extremo diestro, lo hizo con el central Cantero. Y el salto de lateral a lateral completó el cuadro. El equipo armero agradeció moverse desde una estructura que le facilitaba dibujar un uno para uno en todo el campo, y además disfrutó de la movilidad de un gran Javi Muñoz para dar salida al esférico.
Con el Eibar ya mucho más cómodo que el Sanse sobre el terreno de juego, una presión alta de los potrillos en 4-4-2, el esquema con el que suele apretar el filial blanquiazul, fue burlada por el Eibar desde su portero. El balón ganó altura línea a línea sin que el propio Gorrotxategi, pivote del Sanse, acertara a robar en su salto a la zona de creación rival. Y el bloque txuri-urdin se hizo peligrosamente largo. En uno de los pasillos generados, recibió Roberto Olabe para servir en profundidad a Collado. Gol. Poco después, durante una posesión azulgrana más pausada, el medio donostiarra pudo girarse en posición de interior diestro, levantó la cabeza y su envío entre los realistas Cantero y Zoilo, central y lateral, lo aprovechó Unai Arieta para decidir este ilusionante anticipo. Sí, ilusionante. Porque el derbi guipuzcoano de Segunda podía antojarse, sobre el papel, algo desequilibrado. Y nada de eso. Este curso nos aguardan dos partidos que se presumen frenéticos y para cuyo primer episodio apenas va a haber que esperar. El 12 de septiembre, en Anoeta.
Ficha técnica
REAL SOCIEDAD B Primera parte: Marrero; Blasco, P. Rodríguez, Arambarri, Ezkurdia; Aldasoro, Kortajarena, Garrido (Marín); Magunazelaia, Martín y Martón. Segunda parte: Zubiaurre; Blasco (Gabilondo), Arambarri (P. Rodríguez), Cantero, Ezkurdia (Zoilo); Gorrotxategi, Aldasoro (Kortajarena), Marín; Magunazelaia (Dadie), Martón (Lespinasse), Martín (Naïs).
EIBAR Ruiz-Zeberio; Cubero, Venancio, Arbilla, Glauder; Sielva, Edu Expósito, Troncho, Feullassier; Stoichkov, Quique. Terminaron jugando Ruiz-Zeberio; Cubero, Burgos, Etxeita, Tejero; Atienza, Javi Muñoz, Olabe; Collado, Arieta, Quique.
Goles 1-0, m. 1: Martón. 1-1m m. 81: Collado. 1-2, m. 88: Arieta.