Solo quedan cerca de 500 entradas a la venta para el partido del jueves. Este es el único y principal tangible que permite soñar con la hazaña de voltear la eliminatoria a solo 48 horas del partido de vuelta tras el doloroso 2-0 de Roma. Los estadios de fútbol se convierten en templos a medida que vive noches legendarias. Y es curioso, porque Anoeta ha vivido muchos encuentros mágicos, dos semifinales de Copa, envites europeos, una última jornada en la que el equipo incluso podía celebrar su tercer título de Liga, pero tiene un déficit muy importante y es que solo ha vivido una remontada en sus 30 años de vida ante el Xerez.
Fue en la temporada 1997-98, cuando los realistas cayeron por 1-0 en el estadio de Chapín y en la vuelta se impusieron por 4-2 con un hat-trick de Kovacevic y otra diana de Craioveanu. Bernd Krauss se lo tomó muy en serio y no dudó en sacar a su once de gala de un plantel que cayó en la siguiente ronda, octavos de final, contra el Betis, su nueva bestia negra en la competición.
Ha llegado la hora de cambiar el peso de la historia, algo que ha sabido hacer muy bien siempre la Real, para convertir a su estadio en un escenario temible, como era el viejo y añorado Atotxa. La remodelación y la creación de la grada Aitor Zabaleta se llevaron a cabo precisamente para vivir noches inolvidables como las que será obligatorio protagonizar este jueves.
Pero tampoco se piensen que el campo de Duque de Mandas fue testigo de remontadas legendarias. En lo que respecta a su trayectoria europea, los donostiarras solo han volteado dos eliminatorias ante adversarios internacionales. La más recordada con gran diferencia, los cuartos de final de la Copa de Europa contra el Sporting de Portugal, que se presentó en Donostia con la ventaja del 1-0 de la ida en un encuentro en el que los blanquiazules supieron sufrir, algo habitual en esa plantilla. Con Atotxa encendido, sin que entrase ni un alfiler, la Real igualó el envite gracias a un libre indirecto dentro del área marcado por José Antonio Larrañaga. En la segunda parte, en un una jugada para el recuerdo, Zamora sirvió a José Mari Bakero, quien, tras hacer un buen amago, disparó cerca de la cepa del palo. Con el ambiente que se respiró esa noche era imposible que una vez puestos por delante no se lograra certificar la clasificación para todas unas semifinales en la mayor competición de clubes. El mayor hito que ha logrado jamás un equipo vasco en el viejo continente. Lástima que el futuro campeón, el Hamburgo, le dejó sin el pase a la final gracias a un gol en claro fuera de juego que aún perdura en nuestra mente.
La otra remontada fue menos espectacular. Era la temporada 1990-91 y el torneo era la Copa de la UEFA. En los treintaidosavos de final, la Real se puso rápidamente con 0-2 en Lausana, pero en una segunda parte para olvidar, los suizos reaccionaron y acabaron venciendo 3-2. Como todavía estaba vigente el doble valor de los goles en campo contrario, un tanto de Aldridge al rematar en el primer palo un gran servicio de Mikel Lasa fue suficiente para sellar el pase a dieciseisavos de final en los que el equipo cayó en los penaltis ante el Partizan de Pedja Mijatovic después de viajar en ventaja con una diana de Larrañaga en el descuento del encuentro de ida.
La remontada más memorable de la historia txuri-urdin llegó en la primera edición de la Supercopa, cuando los realistas, en un partido glorioso, forzaron la prórroga al igualar el 1-0 de Madrid
Como ya sucedió en eliminatorias como la del Inter, Vitoria de Guimaraes o Real Madrid en Copa, la Real se quedó muchas veces con la miel en los labios. Ahora necesita una proeza para eliminar a la Roma. Anoeta necesita estrenarse en estas lides. Es lo único que le falta a esta triunfal etapa de Imanol.