El noruego marca el gol de la sentencia en un partido que sirve para reivindicar su figura, un tanto diluida tras un arranque de temporada muy ilusionante
Pues le ha cogido la medida Alexander Sorloth al Atlético de Madrid. Ayer, el noruego llevó el éxtasis a la grada de Anoeta nada más arrancar la segunda mitad. Oyarzabal puso tan nervioso a Felipe que este se hizo un lío en la salida de balón del Atlético de Madrid. La pelota le llegó a Sorloth que, echando mano de la sangre fría que le está caracterizando desde su llegada a Donostia, puso el balón inalcanzable para Oblak. Al esloveno no le quedó otra que animar a sus compañeros. No muy lejos de allí, Sorloth y compañía montaban la fiesta. No era para menos. 2-0 y la eliminatoria casi vista para sentencia.
El esguince de tobillo que sufrió Isak ante el Celta abría de par en par las puertas de la titularidad a Sorloth en uno de los partidos más importantes en lo que se lleva disputado de temporada. Y el noruego respondió a las mil maravillas, como lo hiciera en el duelo que enfrentó a ambos en el Wanda Metropolitano. Allí ya le mojóla oreja a los colchoneros al poco de iniciarse la contienda. Aprovechó un excelente envío de Isak para perforar la meta de Jan Oblak. Era el minuto 7 y la Real se ponía 0-1 en el marcador. Ayer hubo que esperar un poco más para verle celebrar el gol, pero antes ya había dejado su sello, como en una jugada de la primera parte que terminó con un cabezazo de Oyarzabal que se marchó elevado. Antes de que el balón le llegara al capitán, Sorloth, con una delicatessen, había dejado en una situación muy ventajosa a Januzaj, que puso un buen balón al segundo palo, donde esperaba el 10, pero su cabezazo se marchó arriba. El gigantón nórdico también estaba presente en la jugada del 1-0, pero ahí le ganó la partida Januzaj que, emulando a Darko, puso la pelota, con la cabeza, muy lejos de Oblak. Sorloth fue el primero que acudió a celebrar el gol con su compañero. Pese a todo, es cierto que corre sangre por sus venas.
Su participación en la segunda parte resultó mucho más vistosa, sobre todo por el gol anotado nada más salir de vestuarios. No pudo entrar la Real más enchufada. Apenas se había jugado un minuto y los txuri-urdin ya habían puesto pie y medio en los cuartos de final de la Copa del Rey gracias a Alexander Sorloth, que se aprovechó de una indecisión de Felipe, en la que incidió y mucho Oyarzabal, para hacer que Anoeta estallase de alegría. Sorloth demostró otra vez que corre sangre por sus venas. La celebración fue por todo lo alto, con los puños arriba, recibiendo los abrazos de sus compañeros. Nadie se la quería perder. No era para menos. Era el minuto 46. Diez más tarde, volvió a sacar ese cañón que tiene en su pierna izquierda. Un balón en largo de Januzaj fue peinado por Merino y el balón le cayó en los pies a Sorloth. Su zambombazo, en esta ocasión, se estrelló en el cuerpo de Jan Oblak. Solo hubo que esperar dos minutos más para verle de nuevo en acción con un remate de cabeza a centro de Januzaj, pero su testarazo no resultó peligroso.
Esa fue su última contribución a la causa. A falta de cinco minutos para el final, Imanol decidió que había llegado el momento de que Alexander Sorloth abandonara el terreno de juego. La ovación de la grada fue atronadora, quizá la mayor que ha recibido desde su llegada a Donostia. No se quedó corto tampoco el abrazo de Imanol al gigante noruego que ayer hizo feliz a la familia blanquiazul con un golazo, el segundo que le marca al Atlético de Madrid desde su llegada a Donostia. El primero no pudo ayudar a que la Real sumara los tres puntos del Wanda Metropolitano. El de ayer certificó el pase de la Real a los cuartos de final de la Copa del Rey.
El delantero txuri-urdin anotó su segundo gol al Atlético de Madrid tras la diana que marcó en el Wanda Metropolitano