Después de la pequeña marejada que se formó por la polémica de las entradas, las relaciones institucionales entre ambos clubes fueron cordiales, tal y como las definió uno de los directivos presentes.
Como el partido fue bastante tarde, la directiva de Aitor Elizegi organizó y convidó a una merienda a la expedición txuri-urdin que encabezó Jokin Aperribay. En la misma no se trataron ninguno de los temas susceptibles de provocar una discusión, por lo que el ambiente fue bastante afectuoso.
Una vez iniciado el encuentro, como es lógico y a pesar de estar sentados juntos, la tensión se vivió por barrios y los realistas acabaron pasando un mal trago. En el descanso, la delegación realista no lo veía nada claro y se aisló un poco del resto de personas de palco. Bonita la convivencia de Aduriz y Xabi Prieto, que ejercieron de delegados de la Liga y que siguieron el encuentro juntos. El donostiarra se mostró disgustado al término del choque, pero reconoció que ya naturaliza sin dramas mucho más las derrotas blanquiazules.
Nada más acabar el encuentro y sin esperar demasiado después de la cara de póker que se les había quedado tras encajar la goleada, lo representantes del Consejo txuri-urdin y los técnicos presentes agradecieron el trato, felicitaron al rival y emprendieron una de las vueltas más amargas que se recuerdan a este lado de la A-8.