Transcurren las jornadas, pasan los partidos, y la fuerza de la novedad se apaga poco a poco para el Sanse, que empató este domingo en Anoeta ante el Oviedo. El filial de la Real Sociedad entró con bríos en la Segunda División, desplegando un fútbol chisposo y dañino para los rivales, independientemente del resultado final. Pero el invierno se acerca y la rutina de la competición empieza a convertir esta categoría en un campo de minas, si es que no lo era desde un principio.
La escuadra de Xabi Alonso va acumulando experiencias, en el cuerpo a cuerpo con plantillas diseñadas pensando en conseguir algo grande. Y el camino recorrido hasta la fecha aporta ya algunas conclusiones importantes: los potrillos siempre compiten, por muy áspero que resulte el adversario, mientras encuentran cada vez más dificultades para desarrollar ese fútbol que nos ha enamorado por momentos. De esta saldrán todos con tres másters bajo el brazo. Pero tendrán que sudar sangre para sumar cada punto que les acerque al objetivo.
Seguramente lo sabían de sobra antes del partido, pero vino a Anoeta el Oviedo para recordárselo. El cuadro asturiano planteó un encuentro duro de masticar, ordenado en una especie de híbrido entre el 4-4-2 y el 4-5-1. Alonso, que había incluido en el once al centrocampista de la Real C Kortajarena, formando medular con Olasagasti (pivote) y Aldasoro (tercer altura), utilizó de inicio la banda izquierda para intentar meter mano al rival.
Al fin y al cabo, era ese el sector desde el que Ziganda mutaba el esquema, en función de si Viti saltaba o no a la presión. Sin embargo, los visitantes no tardaron en ajustarse para sujetar las caídas del propio Kortajarena a falso lateral zurdo, y no se olvidaron de atacar la portería de Ayesa con un par de rápidas transiciones.
Había que hacer algo durante el descanso para agitar el avispero y el técnico txuri-urdin pareció dar con la tecla en la reanudación. Trasladó de izquierda a derecha el foco de las ofensivas blanquiazules, dejando en el vestuario a Kortajarena y dando entrada a Roberto López. Con el aragonés moviéndose entre líneas, Urko firmando conducciones y envíos marca de la casa y Alkain más activado, la mejoría local resultó palpable, completando la receta la aparición interior de un Valera cuyos movimientos en la primera mitad no habían resultado: un central se encargaba entonces de marcarle cuando se metía dentro, cosa que resultaba más difícil si el murciano aparecía por sorpresa en el lado fuerte desde el lado débil.
Entre él y Blasco fabricaron así el 1-0 de Olasagasti, que inauguró de cabeza el marcador a centro del baionarra. Era el minuto 57 y el Oviedo reaccionó al instante, circunstancia a la que ayudó su técnico con un triple cambio de efectos inmediatos. Sin renunciar nunca a su estructura inicial, los asturianos fueron moviendo piezas para ir poco a poco arrinconando al Sanse, incluso tras el 1-1 de Borja Bastón tras un cambio de orientación al carrilero zurdo Mossa.
Fue a partir de entonces cuando la crudeza de la categoría emergió con todas las de la ley para los realistas. Querían ganar, tenían fuerzas para intentarlo, pero enfrente había un adversario con tablas, funcionamiento colectivo y muy buenos jugadores. Tuvo una Ander Martín. Sin embargo, amenazó más el Oviedo, que se marchó de Donostia lamentando sobre todo una parada milagrosa de Ayesa tras remate a bocajarro en saque de esquina. La intervención postrera del navarro valió un punto para el Sanse, que sigue sumando.
Ficha técnica
REAL SOCIEDAD B Ayesa, Blasco, G. de Zárate, Arambarri, Romero, Olasagasti (Sangalli, m. 91), Aldasoro (Pokorny, m. 70), Alkain, Kortajarena (López, m. 46), Valera (Martín, m. 70) y Karrikaburu (Martón, m. 82).
OVIEDO Femenías, Lucas, D. Costas, D. Calvo, Mossa (Arribas, m. 87), Brugman (Javi Mier, m. 64), Jimmy, Sangalli (Joni Montiel, m. 64), Borja S., Obeng (Pombo, m. 79) y Viti (Borja Bastón, m. 64).
GOLES 1-0, m. 57: Olaagasti. 1-1, m. 65: Borja Bastón.
ÁRBITRO González Francés. Ha amonestado a los locales Kortajarena y Arambarri y al visitante Jimmy.
INCIDENCIAS 3.028 espectadores en Anoeta.