La Real Sociedad se impuso este domingo al Espanyol (2-1) en partido correspondiente a la 5ª jornada de la Liga. Los txuri-urdin, con goles de Sorloth y Brais, firmaron 60 minutos brillantes para después sufrir a la hora de mantener su ventaja, ante un cuadro perico muy fuerte en el juego aéreo ofensivo y en las acciones de estrategia. Este es el análisis táctico del encuentro.
Imanol podía intuir el cambio de dibujo del Espanyol en Donostia. Es un equipo de habitual 4-5-1 (o 4-3-3) que en la presión muta a 4-4-2 haciendo ganar altura a un interior. Pero, por mucho que los extremos tapen dentro, ese esquema deja la medular en situación vulnerable. La imagen corresponde al partido que los pericos ganaron 0-1 en San Mamés.
El Espanyol venció en Bilbao tras verse muy superado de inicio y, obligado por la lesión de Bare, cambiar a 5-4-1 en la media hora final, cuando más cómodo estuvo. Aquellos minutos también podían suponer una pista para el técnico txuri-urdin...
La Real explotó esos espacios naranjas de distinto modo en función del costado. Arrancó siendo muy directa hacia BANDA DERECHA con balones largos a Sorloth, buscando la profundidad de Brais tras peinadas del noruego.
En cuanto el ritmo del partido se asentó y el equipo pudo elaborar desde atrás, buscó hacer daño en la BANDA IZQUIERDA activando esta salida de tres con Aritz-Pacheco-Aihen: proyectó a Gorosabel, mantuvo a los cuatro centrocampistas y escoró a Kubo a la zurda.
Esta especie de 3-4-3 condujo a la Real a la fase de mayor superioridad de todo el partido, desde el minuto 10 hasta el descanso: Omar (carrilero) se ve arrastrado alto por Aihen, Calero (central) duda con Silva-Merino y deja libre a su par (Kubo), Imanol marca pase al nipón.
Aquí varios ejemplos más de la disposición realista Con los minutos, la Real pasó de buscar el envío directo a Kubo a iniciar las jugadas por el lado derecho para atraer al bloque rival y encontrar al nipón cambiando la orientación del juego.
Con 2-1 y sobre todo tras el descanso, el partido entró en una nueva fase. El Espanyol, obligado ya por el resultado, subió la altura de su bloque y cambió la película para la Real, que empezó a buscar superioridades interiores. Importante el papel de Silva (círculo).
Para hacer valer la teórica superioridad cuatro contra tres que la Real tenía en el centro del campo, el canario tenía que retrasarse muchos metros para evitar la persecución de su marca, el central Sergi Gómez. Silva supo interpretarlo a la perfección, como se aprecia igualmente en este otro ejemplo.
Multiusos Brais. Después de una exhibición de asociaciones en corto, llegada al área incluida (gol), conforme avanzó el partido retomó su rol inicial en salida. La Real ya no arriesgaba tanto y fue destino de envíos largos de Remiro cayendo a posición de extremo diestro.
La señal definitiva de que tocaba evitar salir en corto y, sobre todo, taparse en mayor medida llegó cuando el Espanyol pasó a atacar en 4-4-2 (minuto 75). Lo hizo con dos jugadores por banda, así que los interiores (Merino-Turrientes) debieron ya echar una mano en los costados.
Y llegó la última vuelta de tuerca. No se trató de ninguna innovación táctica, pero fue otro movimiento con el que seguro que Imanol contaba de antemano, ante un rival que en fases de dominio te carga el área con hasta cuatro jugadores, en situaciones de centro lateral...
Imanol cambió a 5-3-2. Renunció al mediapunta (zona blanca) porque el Espanyol se saltaba esa parcela en ataque. Lo sustituyó por un central (Zubeldia en línea de cinco) para defender el área. Y utilizó a carrilero, interior e incluso punta para incomodar los avances por banda. Partido brillante de la Real hasta el minuto 60-65 aproximadamente. Punto negro: la defensa de la estrategia y de algunos centros laterales. También hay que decir que el Espanyol es de los equipos más fuertes de la Liga en ambas facetas: balón parado y juego aéreo ofensivo