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Real Sociedad | Gorka Otxoa: "Fue la mejor noche de mi vida"

actor y seguidor de la Real
Real Sociedad | Gorka Otxoa: "Fue la mejor noche de mi vida"

Gorka Otxoa (Donostia, 1979) fue uno de los pocos privilegiados que pudo ver la final de Copa en La Cartuja y vivir junto al equipo la celebración en el hotel: "Venían a pedirme fotos y les decía, 'pero estáis locos, la foto os la pido yo"

donostia Ya ha pasado un año. ¿Qué siente?

–Puede sonar a topicazo, a frase muy manida, pero fue la mejor noche de mi vida, el mejor fin de semana de mi vida y lo recordaré en mi lecho de muerte. Fue un momentazo único en décadas por muchas razones, por el rival que estaba en frente. Es algo que va a perdurar en la posteridad.

Echa la vista atrás y, ¿qué es lo primero que se le viene a la cabeza?

Lo primero, y con la distancia todavía un poco más, y ahora que estamos volviendo a entrar a los campos, aparte del subidón y de toda la alegría, es la pena por lo vacío que estaba ese estadio tan desangelado y tan horroroso que tienen y no poder disfrutar con toda la afición semejante victoria, subidón y fiesta. No me quiero imaginar lo que hubiera sido el antes, el durante y el después, pero sí me viene esa pena de que la gente no pudiera disfrutarlo. Y a la vez me viene el subidón, me vienen las imágenes y la alegría. Pero sí que tengo ese sabor agridulce por el público. En el sentido deportivo y realzale, plenitud máxima.

Fue uno de los privilegiados que pudo vivirlo en el estadio. ¿Cómo estaba?

Entré muy nervioso, como un niño en un parque de atracciones o en Eurodisney. Yo iba con la expedición. Por temas de protocolo, estábamos muy controlados. Estaba en el hotel, yo iba como acreditado de prensa por parte de la Real para ese programa de seis horas que hicimos en streaming, en el que yo era los ojos de la afición. Era un poco el representante de los miles y miles de seguidores que no pudieron estar allí. Te puedes imaginar el lujazo, el orgullo y la suerte que tuve de poder vivir eso y de que pensaran que la persona idónea para serlo era yo. Comimos al mediodía al lado del río, con todos los directivos, con exjugadores. En mi mesa estaba Loinaz. Yo empecé a ir a Atotxa con 10 años y los goles que más recuerdo, aparte del de Carlos Xavier al Madrid de volea, son los de Loinaz, que entraba en el minuto 82 y el primer balón que tocaba, era gol. Ahí estaba en mi mesa y ahí estuvimos echándonos unas risas, estuvimos vacilando y nos hicimos colegas. Estaba Xabi Prieto. Era como estar flipando con todo a la vez. No se podía salir y era un regalo estar en Sevilla y a la vez con los nervios de que se acercaba el momento. Después de la agonía de estar esperando un año y pico a que llegara esa final, ya llegaba. Pero eran unos nervios distintos. Era todo raro. Además, estaba delante de una cámara, aunque tampoco tenía que hacer nada más que ser yo mismo. Era una mezcla de emociones muy loca.

¿Qué sintió cuando el colegiado pitó el inicio del partido?

Un cosquilleo en la tripa bastante importante. Estaba con ilusión, estaba con ganas de que llegara, confiaba muchísimo en la Real. La Real estaba siendo muy superior a lo largo de la temporada a todos los niveles y vi la noche anterior lo convencido que estaba Jokin Aperribay. Todo el mundo lo tenía claro. Había ganas de empezar, de ganar, y de dejar de esperar a que llegara el momento.

¿Y cuando el árbitro pitó penalti?

Muchos gritos, muchos nervios. Me acuerdo de la tarjeta roja a Iñigo Martínez, del VAR. Todo fue eterno. Me gustaría saber cuánto tiempo pasó desde que pitó hasta que Mikel lanzó el penalti. No es que el VAR tardara 80 horas en quitar la roja, porque también hay debate en torno a eso, pero no voy a entrar. Antes ya nos habían robado un penalti, pero no quiero entrar, porque ya es pasado. Lo que tardaron, y luego desde que ya le dieron vía libre para tirarlo, no sé ni cuánto tardó Mikel. Fueron segundos que se hicieron largos, agónicos. Pero bueno, con todos esos nervios, pero también con más emoción todavía. Había mucha presión, con los miedos y con los rollos de que lo tirara Mikel después de haber fallado tres de los cuatro últimos penaltis que había tirado. Mikel cogió la responsabilidad y por eso es Dios entre otras cosas. Se juntaron muchas cosas. Fue como una película de terror, un thriller emocionante. ¡Qué largo fue aquello!

Y lo marca...

Y lo marca. Pegué un salto, creo que hay un vídeo. El de la Real que estaba con nosotros nos grabó, vio el gol a través nuestro, una cosa muy curiosa y muy especial. Los gritos que pegué... Todos sabíamos que el que metiera gol tenía un 80% de la victoria y más con lo que había demostrado el Athletic hasta entonces, que no había disparado a puerta ni una sola vez. La Real tampoco era tan sólida defensivamente como este año, que es brutal, pero con ese gol la Real tenía pie y medio para ganar la Copa. Muchos gritos, muchos nervios. Recuerdo los últimos minutos, cada saque de banda. El Athletic era muy de meter en el último minuto, habían llegado a la final de esa manera. El final lo recuerdo con casi taquicardias.

¿Cuánto había soñado con algo así?

Era eso, un sueño, y muchas veces pensaba que no iba a poder cumplirlo. Viví esa temporada en la que a punto estuvimos de ganar la Liga y no fue hace tanto. Estuve en Vigo y recuerdo el ambientazo de ese día en el que perdimos la Liga. Recuerdo ese fin de semana que fue maravilloso, con la ciudad tomada. El primer día, el sábado, los bares cerraban las puertas porque se habían quedado sin bebida, y eso que habían traído de los pueblos cercanos a Vigo. Eso fue una locura. Estuvimos a punto de ganar un título, una Liga, y repetir eso parecía impensable. Nos quedaba la Copa, algo más accesible. Soñar con ganar algo, vivir esa locura, claro que lo sueñas, pero lo ves lejano.

¿Qué imagen guarda que nunca va a olvidar?

No sé, tengo muchas. Me están viniendo varias. El gol y estar retransmitiendo lo que estaba pasando. Cortar la red, el trozo justo por el que entró el balón. Ese recuerdo lo tengo como algo mágico. Luego, la cena con el equipo. Tuvimos ese privilegio y estar con todos ellos. Venían y me pedían fotos. Yo les decía: Pero estáis locos, la foto os la pido yo. Estar allí echando unos bailes, y charlando con algunos de ellos, la verdad es que hubo muchos momentos que perdurarán en mi retina para siempre.

"Era un sueño y muchas veces pensé que no iba a poder cumplirlo; claro que soñaba con ganar algo, pero lo veía lejano?

04/04/2022