Es tiempo de descanso y de análisis. Jon Bautista (Errenteria, 1995) repasa su temporada mientras inicia, aprovechando el verano, un nuevo proyecto empresarial
donostia – La temporada futbolística concluyó el pasado día 22 en Iruñea. Pero Jon Bautista no para. El delantero errenteriarra ha aprovechado el final de curso para anunciar la fundación de la compañía ORE Esports, una empresa destinada a ofrecer a los usuarios euskaldunes de videojuegos, los gamers locales, un espacio para compartir y disfrutar de su afición. Aparcado ya el balón y con el nuevo proyecto habiendo visto la luz, el futbolista txuri-urdin atiende a NOTICIAS DE GIPUZKOA haciendo las maletas para disfrutar de unas relajantes vacaciones.
Así que ahora ya no se dedica solo a marcar goles...
–Llevaba un tiempo con la idea de emprender y de crear algo nuevo. Pero, aunque me venían muchas cosas a la cabeza, no tenía muy claro en qué se podía basar el proyecto. Ari, mi pareja, me sugirió algo relacionado con el mundo de los videojuegos, porque sabe que entiendo, que me gusta y que además su mercado está en auge. Empezamos a mirar posibilidades y la cosa salió adelante.
¿Qué es ORE Esports?
–Es una iniciativa que busca ofrecer a los gamers un ecosistema pensado para ellos. En un principio, nos dirigimos a los euskaldunes, pero no estamos cerrados al resto. Queremos organizar torneos y competiciones para que puedan disfrutar y jugar entre ellos. Y, una vez superada la pandemia, también tenemos la intención de organizar eventos y de trabajar con distintos ayuntamientos.
¿Usted también es usuario?
–Ahora estoy más centrado en el fútbol y en el proyecto de ORE Esports, pero de vez en cuando sí que me conecto con los amigos y echamos alguna partida.
¿A juegos de fútbol?
–No son mis favoritos. Me gustan más los de disparos, aventura...
¿Están logrados los muñequitos de Jon Bautista en las consolas?
–El de este año en el FIFA sí que lo está. Tiene un aire importante a mí. Y luego, en lo que respecta a mis características sobre el campo, me subiría unos puntitos en todos los parámetros si pudiera. En remate, en velocidad, en pases... (risas).
Lo cual, trasladado al fútbol real, quizás le habría permitido disfrutar de más minutos este curso.
–Hombre, pues sí. Al final, todo jugador desea tener más protagonismo del que le dan y sentirse más importante en el equipo. Pero las cosas se han dado así y no se ha presentado la oportunidad de participar más. Yo estoy orgulloso de mi aportación cuando he podido salir al campo.
Ha jugado 27 partidos, siempre saliendo desde el banquillo, y ha marcado dos goles. ¿Su balance de la temporada es positivo en lo personal?
–Sí, porque he aprendido muchas cosas y he trabajado un montón en el día a día. Esto me ha permitido hacerme más fuerte a nivel emocional, y creo que se ha notado cuando he disfrutado de minutos. Aunque hayan sido pocos, he entrado al campo para aportar al máximo y en este sentido me siento valorado, porque hablamos de una labor que se me ha reconocido.
Rebobino al pasado verano. ¿Regresó a Zubieta convertido en mejor futbolista tras la cesión al Eupen belga?
–Por supuesto. Un año de experiencia fuera te ayuda a progresar. Así que volví con la intención de ganarme un sitio en la plantilla. Afrontábamos una temporada con muchos partidos, con cinco competiciones, y tenía la idea de que querrían contar conmigo. Así fue.
Se encontró aquí con una Real de Imanol ya más asentada y con un proyecto más avanzado. ¿Detectó cambios en el estilo de juego?
–Bueno, diría que no. Imanol siempre nos ha dicho lo mismo: que juguemos el balón porque entiende que somos buenos en ello, aunque implique ciertos riesgos. Pienso que el estilo no había cambiado respecto a cuando me marché. Simplemente había subido el nivel.
Desde fuera puede parecer que el equipo venía girando hacia un idea más vertical y que, sin embargo, el míster ha recurrido a usted en contextos de partidos más cerrados, con menos espacios.
–Quienes me conocen y han entrenado conmigo saben que yo soy, sobre todo, un futbolista de área. Me dicen que tengo buenas cualidades para el remate. Y la verdad es que yo me siento muy cómodo dentro de ese papel. Pero, como jugador, también es cierto que me gustaría participar dentro de contextos más abiertos, para demostrar que ahí puedo hacer mis cosas igualmente.
¿Qué le pide Imanol?
–Nada en especial. Yo creo que todos los integrantes de la plantilla sabemos cuáles son nuestros puntos fuertes y tratamos de mejorar los aspectos que no dominamos tanto. La posibilidad de progresar siempre está ahí, si trabajas en el día a día.
Acostumbrado a contar siempre con competencia en la delantera, este curso la ha tenido por partida doble. Willian-Isak primero, y Isak-Carlos después.
–Está claro que por un lado no te viene bien, ya que se supone que así resulta más difícil tener minutos. Pero, por otro lado, convivir con jugadores así te exige muchísimo en el día a día para demostrar cosas al míster y conseguir participar. Competir con otros delanteros, además, te permite aprender de ellos.
Durante años, la Real fichó delanteros que no terminaron de carburar. Y usted subió desde el Sanse cuando las contrataciones para el ataque empezaron a funcionar. ¿Mala suerte?
–Bueno, ha tocado así. Desde que di el salto procedente del Sanse he compartido equipo con auténticos delanterazos. Y yo estoy contento por ello, porque si a la Real le va bien es en parte por lo que nos están aportando.
Me decía ahora que ha aprendido de todos. ¿Con qué se quedaría de Willian José?
–Con su juego de espaldas, sin ninguna dudas. ¡Menudo armario! No había forma de moverle. Su juego de espaldas era de lo mejorcito de la Liga.
¿De Isak?
–Es un matador al espacio. A semejante velocidad, tiene muchísima habilidad con los pies, una gran calidad.
Posiblemente al compañero txuri-urdin a quien más se haya parecido es a Juanmi.
–Pues puede ser, sí. Soy un delantero de primer toque y de aprovechar la ocasión que se presente.
¿Cambia algo para usted ese relevo de Carlos Fernández por Willian José? Al sevillano le están utilizando también en otras zonas e igual no resulta una competencia tan directa para usted.
–Hombre, yo creo que está claro que Carlos no es un Willian José. Aunque también está capacitado para desempeñar ese papel, pienso que puede jugar en otras demarcaciones. El míster le ha puesto ya como segundo delantero o en una tercera altura del centro del campo. Se trata de un jugadorazo completísimo, que puede adaptarse a distintos estilos y posiciones. ¿Si esto es bueno o malo para mí? No sabría contestarte.
¿Le ha tocado pasar ya por el despacho de Olabe para repasar la temporada?
–Sí. Ya he pasado.
Me comentaba antes que en el club están satisfechos con su trabajo y que así se lo han reconocido.
–Están contentos conmigo, sobre todo con los datos de mi temporada. No he tenido muchos minutos, pero soy el único jugador de la plantilla que ha participado en todos los entrenamientos y que no se ha lesionado. Esto se debe a mi trabajo.
Tiene contrato hasta 2023. ¿Se habló de futuro en esa reunión?
–Bueno, algo. Pero no hubo nada definitivo. Comentamos que ahora toca desconectar, pasar unas buenas vacaciones. Y que a la vuelta ya se hablará de lo que toque. Estoy citado el 8 de julio para comenzar la pretemporada y ese día me presentaré en Zubieta.
¿Cuáles son las perspectivas para la próxima campaña?
–Ya te digo que empezaré a entrenar con los compañeros desde el primer día. Y trabajaré a tope en cada entrenamiento, como he hecho siempre y como ya hice el verano pasado.
Se lo preguntaba también en clave colectiva.
–Dejamos atrás un año que ha sido la leche. Para mí, como aficionado txuri-urdin de toda la vida, resulta increíble haber participado en una campaña histórica, con la Copa del Rey y la guinda de la quinta posición.
¿Y por dónde pasa una posible mejoría? ¿Por el papel en Europa?
–El Manchester United nos pasó por encima en aquel partido de Turín. Y yo creo que esa es una espinita que nos queda a todos.
¿Su idea es contribuir como txuri-urdin a reducir estas distancias el curso que viene?
–Claro. Esté quien esté enfrente, ponle el nombre que quieras a ese gran rival que toque, lo daremos todo como siempre hacemos.