El capitán blanquiazul está de vuelta. Jugó 70 minutos de un partido en el que formó de inicio junto a Mikel merino y Silva en el centro del campo
Nada hacía presagiar que aquella lesión sufrida en Mestalla le iba a traer tantos quebraderos de cabeza. Pero tres años han pasado desde aquella rotura de grado III en el aductor de su pierna derecha en el campo de Valencia y Asier Illarramendi solo ha jugado, en Liga, once partidos, doce si tenemos en cuenta el disputado ayer ante Osasuna, en el que fue su estreno en el presente campeonato. Imanol Alguacil revolucionó el once y en el mismo dio cabida al mutrikuarra, que desde que comenzó la temporada solo había jugado los primeros 45 minutos frente al Zamora en Copa y uno en el tramo final del partido jugado en Alemania frente al Leipzig. Nunca de inicio. Ayer fue uno de los once elegidos por Imanol para afrontar un duelo lleno de necesidad para los txuri-urdin tras la eliminación europea y tras el varapalo sufrido en San Mamés. Y el centrocampista respondió, convirtiéndose en una de las noticias más deseadas para la parroquia realzale.
Por lo visto, atrás han quedado tres años de infortunios continuos en forma de lesión –fractura de peroné incluida– que le han impedido ejercer su profesión. Su cuerpo no respondía como a él le gustaba. Cuando parecía que más cerca estaba de volver, otra pequeña molestia física que se lo impedía. Se perdió incluso el partido más importante en la historia reciente de la entidad blanquiazul como fue la final de Copa. Se lesionó en el entrenamiento del día anterior. Todo hacía indicar que iba a jugar de titular aquel 3 de abril frente al Athletic, pero, de nuevo, otro percance físico se lo impidió. El resto ya es historia. Totalmente cojo levantó la Copa al cielo de Sevilla. La felicidad, pese a todo, no era absoluta en el jugador, que no pudo jugar ni un solo minuto de ese partido con el que había soñado desde el primer día que pisó Zubieta.
Illarramendi llevaba varios meses ejercitándose como uno más, sin ningún problema. Pero Imanol Alguacil no terminaba de verlo bien. Lo reconoció en alguna comparecencia ante los medios. Hasta el día de ayer solo le había dado 46 minutos, 45 de los cuales llegaron en el partido de Copa ante el Zamora. El restante, en el partido jugado en el Red Bull Arena de Leipzig. Sin embargo, ayer, la apuesta fue total. Imanol optó por dar descanso a Zubimendi, que sigue sin estar del todo brillante, y volvió a dejar en el banco a Ander Guevara, que no ha vuelto a jugar desde la eliminatoria copera frente al Betis. Así las cosas, el de Mutriku jugó de 4, flanqueado por Mikel Merino y David Silva. A Illarramendi se le vio muy cómodo en los 70 minutos que estuvo sobre el terreno de juego, combinando, cortando, mandando, recordando al jugador importante que fue y que está dispuesto a volver a ser. El abrazo que recibió de Imanol cuando abandonó el terreno de juego seguro que le insufló el ánimo perdido durante todos estos meses de trabajo en la sombra, pero mucho más lo hizo la ovación que le propinó una grada que se puso en pie para despedir a su capitán, que, blandiendo las palmas desde el centro, devolvía el cariño recibido. Misión completada para un futbolista que vuelve a sentirse eso, futbolista.
Méritos para la ovación Muy pronto comenzó la tarea para Illarramendi, que para el minuto uno ya había recuperado un balón, dando un pase interior posterior a Djouahra, que no paró hasta llegar a la línea de fondo. En el doce se anticipó a Moncayola, provocando una de las primeras ovaciones de la tarde. Poco tiempo después volvió a ganarle la partida al futbolista navarro, que terminó llevándoselo por delante. En el 28', una especialidad de la casa, como ese pase entre líneas que encontró a Merino. Antes del descanso fue el artífice de otra recuperación que provocaba una contra de la Real, pero Mateu entendió que el centrocampista había cometido falta, ante la indignación de la grada, que no daba crédito. Tampoco el capitán de la Real. En la elaboración del juego siempre se encontró o con Merino o Silva, lo que contribuyó de manera positiva en el reencuentro de Asier Illarramendi con su fútbol.
Setenta minutos después del pitido inicial, Imanol decidió que había llegado el momento de darle el descanso merecido. Su labor ya estaba hecha. Anoeta se puso en pie para despedir a su capitán. Asier Illarramendi está de vuelta.
Desde que comenzó la temporada solo había disputado 45 minutos frente al Zamora en Copa y uno en Leipzig
Tras su lesión en Mestalla, hace tres años, Illarramendi únicamente había jugado once partidos hasta el encuentro de ayer