donostia – La Real regresa a la competición sumida en un mar de incertidumbre. El equipo realista todavía no sabe si podrá contar con los diez jugadores que han dado positivo en covid a la vuelta de sus vacaciones. Por lo tanto, Imanol Alguacil tendrá que hacer encaje de bolillos para confeccionar un once de garantías en Mendizorrotza.
La reacción no puede esperar más. El equipo realista no puede demorar más su recuperación si no quiere perder de vista objetivos que hace muy poco parecían factibles en función de su rendimiento deportivo. La crisis de resultados ya es indiscutible. Quitando el maquillaje de los dos triunfos ante rivales menores en la Copa y la clasificación en Europa con una victoria excelsa ante el PSV, la Real acumula cinco jornadas en Liga sin ganar, con un empate y cuatro derrotas consecutivas. Registros que harían tambalearse al más seguro de sí mismo. Por lo tanto, toca resurgir de las cenizas, y nada mejor que un derbi de rivalidad geográfica para regresar a la senda del éxito y confirmar las buenas sensaciones que viene mostrando desde el inicio del campeonato. La temporada pasada también llegó a liderar el campeonato hasta que la lesión de Silva provocó que se desmoronase todo tras otro diciembre negro. Nada hay perdido y la Real se encuentra a tiempo de todo todavía, pero su recuperación ya no puede demorarse más.
Imanol verá condicionados sus planes con la plaga de la pandemia. Resulta complicado aventurarse a especular con un posible once cuando el club ha escondido sus cartas respecto a los infectados y a las posibles secuelas que la enfermedad haya podido generar a los afectados. Pase lo que pase, en lo que sin duda es grata noticia, la Real todavía podrá disponer de un once reconocible y competitivo en el que seguro que faltarán Carlos y Monreal, por lesión de larga duración, Mikel Oyarzabal por su sanción tras su falta alevosa a Yeremi, del Villarreal, y Rafinha, que todavía no está inscrito al abrir el mercado de invierno el lunes. En principio el plan de la Real es levantarse esta mañana, pasar PCR, comprobar los que pueden viajar a Vitoria y quedar concentrados al mediodía en una burbuja en un hotel de la capital vasca.
Enfrente, un Alavés que también se presenta a la cita con muchas incógnitas. De momento el relevo de patrón provocará unos cambios sustanciales, ya que los dos predican estilos muy diferenciados. Los cuadros de Mendilibar son de presionar mucho en campo rival, mientras que con Calleja el equipo trataba de tener más la pelota. En todo caso, el mayor peligro se llama Joselu, que acumula ya nueve goles, lo que le ha convertido en el cuarto mejor pistolero del campeonato. No parece un candidato al descenso este Alavés, al que se le ve capaz de amargar la tarde a cualquiera. Mucho ojo, porque a la Real nunca le traerá demasiados buenos recuerdos este escenario, aunque en los últimos años tampoco le hayan ido tan mal las cosas...
Los blanquiazules necesitan acabar con su mala racha de cinco partidos sin vencer en Liga si no quieren perder comba con los de arriba
La Real se presenta en Vitoria con la baja segura de tres afectados por el covid más las bajas de Oyarzabal
y de Rafinha