La repetitiva política de rotaciones de Imanol Alguacil ha dejado esta temporada dos cadáveres en la carretera. Desde hace más de un mes se busca a Ander Guevara y a Jon Guridi. Los dos centrocampistas han desaparecido misteriosamente de los planes del oriotarra, cuando este ha manifestado en varias ocasiones que son de su plena confianza.
No se pueden comparar los dos casos, porque en realidad son muy distintos. Guevara parecía pertenecer a la guardia pretoriana del técnico al que siempre le ha gustado su seguridad y su fiabilidad con el balón. Este año el alavés incluso le estaba discutiendo la titularidad a Martin Zubimendi, con 17 partidos saliendo de inicio por los 20 del donostiarra antes de su noche fatídica frente al Betis en la Copa. Como recordarán, en ese encuentro, cerró mal a William Carvalho en la jugada que acabó en el primer gol de Juanmi. A partir de ese momento perdió el rumbo y acabó siendo sustituido en el descanso. Desde ese partido disputado el 2 de febrero no volvió a jugar hasta el duelo en Mallorca el 3 de marzo, en el que salió de nuevo de inicio y, falto de confianza, completó una actuación muy floja hasta el punto de volver a ser reemplazado en el entreacto.
No se puede decir que estuviese siendo su peor año en el primer equipo, porque hasta ahora ha disputado 1.338 minutos en las tres competiciones, lejos de los 2.438 del curso pasado, pero por encima de los 1.221 con los que acabó el primero. Aunque su rendimiento ha sido muy irregular esta campaña, hay que destacar que hasta la noche del Betis el equipo solo había perdido dos encuentros en los que había participado: el injusto 1-0 de Cornellá y la visita del Madrid a Anoeta, 0-2.
El tema Guridi es una carpeta muy diferente. Después de sufrir, una vez más, una lesión muscular muy importante que le mantuvo de baja casi cuatro meses, el azpeitiarra reapareció con fuerza en el duelo de Copa de Zamora en el que incluso anotó el primer gol. Luego, en pleno mes de enero, en el que de nuevo fue el realista que más ofertas recibió para salir cedido, Imanol le dio la titularidad por sorpresa ante el Getafe y cumplió a pesar de que acusó su inactividad. Esta decisión y el mensaje de confianza de su técnico le convenció para quedarse hasta junio. Lo malo es que cuando reapareció Mikel Merino, que es quien ocupa eternamente su puesto, se le relegó al banquillo.
Ahora, que vuelve a trabajar al margen por unos nuevos problemas musculares, es buen momento para recordar que el curso que estuvo cedido en el Mirandés disputó 3.349 minutos. El pasado, poco a poco, a su ritmo, alcanzó los 949, pero en esta campaña solo lleva 221. Lo que parece muy claro es que para la temporada que viene va a recibir ofertas y lo más probable es que acepte salir de nuevo a préstamo porque lo que necesita a sus 27 años es sentirse importante para un equipo, ya que en la Real no lo está logrando.
Lo malo para los dos es que Zubieta no perdona y en cuanto te descuidas aparece otro mediocentro mejor y más preparado. Les pasó con Zubimendi y les vuelve a suceder ahora con Beñat Turrientes, que ya ha aparecido con fuerza en el primer equipo y tiene pinta de que este verano va a derribar definitivamente la puerta. Y a lo lejos aparece Jon Gorrotxategi, del que también hablan maravillas. Este sí que es el cuento del nunca acabar.