Tarde de largas siestas para la plantilla de la Real, ayer tras el viaje de regreso desde Moldavia. En cuanto finalizó el jueves el partido contra el Sheriff Tiraspol, los txuri-urdin iniciaron el desplazamiento de vuelta, tomando un vuelo chárter que aterrizaría de madrugada en el aeropuerto de Vitoria. Desde la capital alavesa tocaba completar en autocar el trayecto hasta Zubieta, a donde la expedición llegó pocos minutos antes de las cinco de la mañana. Apenas hubo tiempo para el reparador descanso, porque Imanol había programado para las 13.00 horas una sesión preparatoria en las instalaciones blanquiazules.
El equipo repite este mediodía, en el último entrenamiento previo al partido que le enfrentará mañana en Anoeta al Villarreal (18.30 horas). En el capítulo físico, todos los focos apuntan a David Silva, quien ofrece buenas sensaciones. Se retiró cojeando en Chisinau tras recibir un fuerte golpe en el tobillo, pero no sufre ninguna lesión grave. Eso sí, la cercanía entre encuentro y encuentro, así como el cansancio acumulado y el mencionado impacto, le convierten en duda para el encuentro contra los amarillos.
Si finalmente no pudiera ser de la partida, su baja se sumaría a la de los otro siete inquilinos de la enfermería: Gorosabel, Zubeldia, Le Normand, Barrenetxea, Cho, Oyarzabal y Sadiq. Se antoja muy complicado que Imanol pueda recurrir a alguno de estos futbolistas para este próximo compromiso, aunque, si saltara la sorpresa positiva, los propios Momo Cho y Le Normand serían los mejor situados para protagonizarla. – N.G.