Alexander Sorloth hace soñar con la remontada con su segundo gol con la Real en un partido en el que desperdició numerosas ocasiones para marcar
No le faltaba razón al bueno de Marcus Pürk en la entrevista concedida a este periódico con motivo del duelo entre la Real y el Sturm Graz. Como pronosticador no podría ganarse la vida. El ex de la Real, de hecho, vaticinó un 4-1 a favor del conjunto blanquiazul. Pero no andaba muy lejos cuando reconoció que el equipo de Imanol Alguacil generaba muchas ocasiones, pero marcaba pocos goles. Frente al equipo austríaco, la Real creó hasta 29 oportunidades y el único que acertó fue Alexander Sorloth. El noruego tampoco es que protagonizara su mejor actuación, pero al menos, en ese minuto 52, tuvo la clarividencia suficiente para batir la meta defendida por Siebenhandl. Un centro de Januzaj peinado por Zubeldia hizo que Sorloth anotara su segunda diana con la zamarra blanquiazul. La segunda parte acababa de comenzar y todo hacía indicar que la Real podía firmar una nueva remontada, pero nada más lejos de la realidad. La oscuridad volvió a instalarse en los atacantes txuri-urdin. Lo intentaron, con Sorloth como punta de lanza, pero no hubo manera de marcar ese segundo gol que le hubiera dado los tres puntos al conjunto blanquiazul y, por ende, el primer puesto del grupo.
Imanol Alguacil, como ocurriera en el derbi del pasado domingo, volvió a apostar por el gigantón noruego como referencia en la punta de lanza. En esta ocasión, flanqueado por Portu, que ocupó el hueco dejado por el convaleciente Isak, y por Janu. Apenas se había cumplido el minuto 7 y a punto estuvieron de encontrarse el belga y el noruego, pero este no llegó al centro del once blanquiazul, protagonista de una buena internada por la izquierda. Al cuarto de hora, a punto estuvo de aprovecharse de una pillería de Merino dentro del área, pero el toquecito de Sorloth con la izquierda fue enviado a córner por el omnipresente Affengruber. La envergadura del nórdico, a continuación, impidió que una buena volea de Zubeldia, que tenía visos de gol, llegara a la portería austríaca. El colegiado indicó, pese a todo, saque de esquina a favor de los realistas.
El cuadro blanquiazul no conseguía dar con la tecla. Tampoco lograba encontrar a Sorloth, al que se le veía un tanto desesperado porque sus compañeros parecían no entender sus movimientos. Fueron varios los gestos de hastío. Llama la atención pese a sus casi dos metros de altura, que no pudiera rematar ni un solo balón de cabeza en todo el partido. Una cuestión, cuanto menos, sorprendente.
Tras el descanso
Su siguiente aparición, ya con el Sturm Graz por delante en el marcador, no llegó hasta el inicio de la segunda mitad y fue para empatar la contienda. Fue el único momento de claridad de cara a la portería contraria en los 93 minutos que duró el partido. Un buen córner botado por Januzaj llegó a la cabeza de Zubeldia, que prolongó al segundo palo, donde estaba Sorloth, quien, con el pie, batió la portería defendida por Siebenhandl. Fue el único momento de lucidez.
Tras él llegó la desesperación, el tropezar otra vez en la misma piedra. Y eso que la Real dispuso de un buen número de oportunidades en esos segundos 45 minutos, varias de las cuales con Sorloth como protagonista. De hecho, tres minutos más tarde a su gol, a punto estuvo de volver a ver puerta después de un gran control dentro del área, pero se cruzó en su camino, quién si no, Affengruber. En el 61', tampoco estuvo muy certero el atacante nórdico tras una buena dejada de Portu. Sorloth pudo dejar atrás a Affengruber –si se hubiera dejado caer, habría sido penalti–, y cuando se disponía a golpear con la izquierda, le rebañó el balón por detrás Alexander Prass.
Todavía tuvo una última ocasión el delantero de la Real. Era el minuto 80 y el noruego sacó a pasear su zurda, pero su disparo lo repelió Siebenhandl. El rechace tampoco fue aprovechado por Zubimendi, quien, con todo a favor, remató contra un defensor, que mandó el balón a córner. Esa fue la última aportación a la causa de un Alexander Sorloth al que le salva el único momento de lucidez que tuvo dentro de los 80 minutos que estuvo sobre el verde de Anoeta. Unos segundos, eso sí, que valieron para que la Real, por lo menos, sumara un nuevo punto y siga dependiendo de ella misma para pasar a la siguiente ronda de la Europa League.