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Real Sociedad | Tribuna de prensa de Marco Rodrigo: como un tren de mercancías

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Real Sociedad | Tribuna de prensa de Marco Rodrigo: como un tren de mercancías
Real Sociedad | Tribuna de prensa de Marco Rodrigo: como un tren de mercancías

La Real intentó en Leipzig y Bilbao, con éxito inicial, frenar dos partidos que acabaron abriéndose de modo difícilmente remediable

La semana pasada veníamos a reclamar en este humilde espacio que la Real nadara y sobre todo guardara la ropa en Leipzig. Imanol hizo caso a nuestras plegarias y apostó en Alemania por el planteamiento que procedía ante aviones en transición como los futbolistas del RB: bloque bajo pero no excesivamente hundido, achique de espacios extremo para no dar al rival opciones de correr y salida de balón trabajada para buscar de forma directa, siempre por fuera, las diagonales de Sorloth a la espalda de los centrales. Ver al rival merodear el área de Ryan de forma constante nos generó altas dosis de inquietud que, a posteriori, analizadas con frialdad y distancia, no hacían justicia a la realidad futbolística del partido. Falto de ideas y de metros, el Leipzig no estuvo cómodo. Por eso aplaudimos todos la actuación txuri-urdin en el Red Bull Arena. Se compitió mejor que bien. Se obtuvo un buen resultado. Y vinimos a reclamar que, ya puesto, el equipo hiciese lo mismo en el derbi de San Mamés.

leipzig y athletic

Dicho y hecho. Pero con matices, claro, porque el Athletic no es el Leipzig. Hablamos de dos rivales con características muy distintas. A los de Marcelino no les puedes regalar el balón ni concederles la posibilidad de bombardear tu área con centros laterales, porque son poderosos en el juego aéreo y porque, al menos con el 0-0 inicial, ellos tampoco van a querer el esférico. Así que la Real asumió en Bilbao que la posesión iba a ser suya. Lo hizo, sin embargo, desde un registro muy precavido, pensado a partir de una premisa principal: no equivocarse. La segunda prioridad, mientras, residió en que, si tocaba incurrir en pérdidas, era mejor hacerlo en la banda y no en las parcelas interiores. Dentro de ese panorama general más bien sosete, buscado por la propia escuadra txuri-urdin y aceptado por el rival, Aihen y sobre todo Gorosabel se erigieron en vías de salida durante el primer tiempo, apoyados en la clásica salida de tres. Tras el descanso, en cambio, algo se ajustaron los locales para tapar mejor al arrasatearra: dieron incluso un pasito atrás en cuanto a situación del bloque, pero compensaron esto mediante dos pasos adelante en cuanto a agresividad con y sin balón. La Real empezó a explorar el juego por dentro, casi obligada. El Athletic, a robar y a contragolpear. Fue el principio del fin. Poco importa que este se escenificara luego a balón parado.

Los partidos se abren

Jugar al fútbol cansa. Si te mides al Athletic o al Leipzig, más todavía. Volvamos por unos instantes a Alemania, país del que la expedición guipuzcoana regresó también con el cabreo provocado por el penalti que le señalaron a Zaldua. Más allá de la polémica, queda el modo en que el cuadro germano alcanzó el área realista para provocar la acción. La Real se sabía la lección de carrerilla. Era muy consciente de lo que podía y no podía hacer. Ganaba 1-2 y apenas faltaban diez minutos. Pero el inicio de la jugada dibuja al doble pivote Zubeldia-Merino defendiendo hacia adelante y al peligroso Emil Forsberg recibiendo libre a la espalda de ambos. ¿Error txuri-urdin? Habrá que decir que sí, porque el plan entrenado implicaba evitar situaciones como la descrita. Pero habrá que decirlo igualmente con la boca pequeña, porque este juego genera un desgaste que modifica encuentros enteros. A menudo los partidos se asemejan a pesados trenes de mercancías. Adquieren velocidad poco a poco. Y una vez que se lanzan cuesta abajo, no hay quien los pare. A la Real le dio en el Red Bull Arena para que el vehículo apenas alcanzara, pongamos, los 100 kilómetros por hora. Imparable pero a la vez controlado. En San Mamés, mientras, el mercancías tomó tras el intermedio un pronunciado descenso que enseguida le convirtió en AVE. Rápidamente, adquirió así dirección hacia un duelo de ida y vuelta del que los txuri-urdin salieron trasquilados, porque tenía toda la pinta de que el 1-0 podía llegar en una de esas eléctricas contras bilbaínas, antes incluso de los dos famosos córners.

el jueves, partido

Tocaría ahora decir aquello de "borrón y cuenta nueva", o recurrir al manido "ya solo hay que pensar en el próximo partido". Sucede, sin embargo, que el siguiente encuentro espera a la vuelta de la esquina, en dos días de nuevo contra el Leipzig, y plantea a Imanol el mismo dilema táctico que las dos citas precedentes. El objetivo apunta a resultar idéntico: tener disponible el pedal del freno durante el mayor tiempo posible, antes de que la naturaleza del enfrentamiento, una eliminatoria a vida o muerte, haga a la contienda despendolarse sin remedio. Nuestro equipo dispone de herramientas para demorar la llegada de ese peligroso momento. Pero, durante el camino, resultará difícil contener la velocidad y protagonizar al mismo tiempo acelerones que amenacen al adversario. Al fin y al cabo, también se trata de meter un poco de miedo. Más aún en casa. Más aún en una noche que debemos afrontar limpios ya de disgustos pasados. Porque el fútbol es esto: lunes como el de ayer para los aficionados del Athletic y jueves como este próximo para los aficionados de la Real. Hablamos de muchos meses jugando, entrenando, trabajando, viajando o animando para llegar hasta aquí, todos juntos. No nos detengamos ahora.

2022-02-23T07:24:03+01:00
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