¿Qué segunda parte habríamos visto el sábado sin la roja a Oyarzabal? La derrota puede considerarse justa, pero...
Un córner. Otro córner. 1-1 primero. 1-2 después. La sentencia de Chukwueze. Y todos para casa. Dijo Imanol el sábado, después de perder contra el Villarreal, que es concebible cometer errores a la hora de defender jugadas de estrategia. Pero criticó a su vez el modo en que los suyos concedieron el saque de esquina del empate, en una jugada que el cuadro de Emery suele repetir a menudo, al parecer. Nada podré explicar aquí de esa acción, porque la realización televisiva se la comió con patatas, tal y como le sucede a menudo. Se centraron sus responsables en repetir una y otra vez el posible penalti de Albiol, y para cuando volvieron al directo el submarino ya tenía muy avanzada su ofensiva. Semejante disparate audiovisual, lógico al fin y al cabo, viene a significar una caricatura de lo que es el fútbol en nuestra sociedad: prioridad para la polémica y el juego en un segundo plano. Qué pena.
los córners
La repetición del partido sí que otorga al menos la posibilidad de detenerse y redetenerse en el modo en que la Real defendió esos fatídicos córners. Lo hizo de forma claramente mixta, con Isak y Silva tapando la zona del primer palo y Merino en el eje del área pequeña. En el minuto 3, un saque de esquina idéntico a los de los goles fue rechazado por el sueco. Dudó el propio Isak en el 1-1, antes de decidir quedarse cerca de Ryan guardando su posición. Y le pasó justo por encima el envío de Alberto Moreno que dio pie al 1-2. ¿Cuánto del resultado se escapó por ahí y cuánto a través de los errores en la marca de Zubeldia? Podría darnos alguna pista el entrenador, pero a Alguacil también le van a venir bien las mini vacaciones navideñas para olvidarse de comparecer ante los medios. En 2021 ha dado 106 ruedas de prensa. Quizás 107, si sale a la palestra el día 31.
no es un tópico
El sábado, pronunció el oriotarra esa frase que tanto suena a tópico y que en realidad supone una verdad como un templo. "Ni antes éramos tan buenos, ni ahora somos tan malos". Suele afirmarse cuando toca atravesar una mala racha. Pero en beneficio de Imanol cabe recordar que él decía exactamente lo mismo cuando venían bien dadas. "Los partidos se están decantando por detalles mínimos y puede llegar el día en que estos no nos sonrían". Ahí están las victorias ante Mallorca o PSV a modo de ejemplo. Y también las derrotas ante Espanyol, Betis o Villarreal. Verdiblancos y amarillos, en el análisis global de estos dos últimos encuentros, se han mostrado superiores, mereciendo la victoria. Pero hablamos igualmente de contiendas que han caminado por el filo. ¿Y si llega a entrar alguna de las de Portu en el Villamarín? ¿Y si Oyarzabal no comete el sábado el error de la expulsión? ¿ Y si Reina no se traga el disparo centrado de Lobete? ¿Y si el tiro de Bruma entra en la meta de Remiro?
fiabilidad en las áreas
No. No es el fútbol un deporte apto para hacer ciencia de cada resultado. Y la Real no está trabajando peor que en agosto, septiembre u octubre. Planta cara, compite, casi nunca le avasallan y tiene siempre opciones de acercarse a un mejor resultado. Pero no lo viene logrando por una cuestión de fiabilidad en las áreas. Donde antes necesitaba media ocasión para sacar adelante un partido, ahora necesita entre cuatro y cinco para marcar un gol. Donde antes se mostraba impenetrable y parecía hecha de acero, acumulando partidos con la portería propia a cero, ahora recibe y concede en exceso. ¿Por qué? A cualquier análisis profundo al respecto debe precederle otro mucho más simple: los últimos rivales son muy buenos. Se ha perdido recientemente contra el Espanyol (ojo a sus cifras en Cornellà), el Mónaco, el Real Madrid, el Betis y el Villarreal (cuatro equipos europeos).
compite siempre
En rachas así, reconforta ver que el equipo sale siempre al campo con herramientas suficientes para ganar el partido. Aunque luego lo pierda. Llueven ahora las críticas respecto a la gestión del balón parado. Pero si algo pudiera cambiar Imanol del partido del sábado, elegiría con seguridad esa presión desajustada de los primeros diez minutos. ¿Esperaba a un Villarreal en 4-3-3? Saltar a apretar desde la banda derecha, con Zubimendi corrigiendo en el mismo ala, dio pie a situaciones antinaturales que los de Emery, dispuestos en 4-4-2, no pudieron transformar en el 0-1. Luego, tras arreglar rápido todo el entramado, ya con Silva en primera línea junto a Isak, la Real no fue menos que su adversario, hasta que llegó la tarjeta roja. "¿Y si hubiésemos jugado con diez los 90 minutos?" Nunca lo sabremos. Pero sí debemos asumir que en todos los partidos se producen "y si", cuando se pierde y también cuando se gana. No se trata ni de excusas ni de formas de restar méritos a nuestro equipo. Se trata, simplemente, de la propia naturaleza del fútbol, un juego de tanteos cortos y muy abierto a vivir inesperados puntos de inflexión. Por eso nos gusta tanto. Al menos a mí.