Lo declaró en su día Álex Remiro y a estas alturas lo tenemos todos interiorizado: “Take es un salao”. Durante la pasada temporada, el japonés marcó para el Mallorca el gol del triunfo ante el Athletic (3-2), y reconoció después que debía “ensayar más las celebraciones”: “Mi mente se ha quedado en blanco y he pensado en saltar a la grada, pero estaba muy alta”. Efectivamente, la tribuna principal de Son Moix, a la que se dirigió Kubo en su festejo, se eleva tres metros sobre la pista de atletismo, así que mejor no haberlo intentado. Cualquiera sabe, eso sí, figurando de por medio un tipo que este septiembre, en una entrevista concedida a NOTICIAS DE GIPUZKOA, respondía así al ser preguntado por el entrenador que más le ha impresionado durante su carrera: “Pues impresionado no sé, pero cuando vi a Bordalás pelear con Lopetegui me quedé flipado”. Grabada en vídeo, aquella contestación también se habría hecho viral. Como la de este domingo tras la victoria de la Real Sociedad en Almería.
Rendimiento
Todo el mundo ha escuchado ya a nuestro japonés interesándose por la salud del micrófono de DAZN, o reclamando que le computen más asistencias de gol. Sin embargo, de sus declaraciones a pie de campo en el Power Horse Stadium yo me quedo con lo que dijo sobre su rendimiento y sobre el contexto en el que está compitiendo. “El equipo me hace bueno”. Así de fácil. Cortita y al pie. Inmersos como estamos en un mes de mercado, uno toma algo de perspectiva respecto a los rumores acerca de jugadores futuribles y no puede estar más tranquilo de cara a lo que la Real trabaje durante la presente ventana. Primero, porque el club muestra enero tras enero y verano tras verano tener muy claros los perfiles de futbolista a los que quiere acceder. Segundo y más importante, porque, como dijo Kubo en Almería, cualquier refuerzo que aterrice ahora mismo en el ecosistema txuri-urdin verá multiplicadas sus prestaciones. Así lo acredita la hemeroteca, para bien y para mal.
Revalorizados
El propio Take significa el mejor ejemplo, porque con solo medio curso completado se mueve ya en torno a sus cifras globales de las dos últimas temporadas: dos goles y cuatro pases decisivos. El siempre fiable portal Transfermarkt, además, le tasa actualmente en doce millones de euros, casi el doble de los 7,5 kilos en los que valoraba al futbolista el pasado julio. Con Brais sucede más de lo mismo: anda cerca de duplicar su tasación veraniega (de 18 a 30) y, con una séptima parte de los encuentros que jugó en el Celta, ronda el ecuador en cuanto a estadísticas. Marcó 22 dianas como celeste y de txuri-urdin ha anotado diez; con su anterior club firmó 18 asistencias y aquí ya lleva siete. Sirvan los casos de nipón y gallego para ilustrar un fenómeno general y que afecta a futbolistas de toda naturaleza y condición, desde los más relevantes para el equipo hasta quienes juegan un rol más discreto. Remiro vino con su carrera encallada y se ha convertido en un portero de plenas garantías en Primera División. Rico apenas jugaba en la segunda inglesa y ha pasado a ser titular en un candidato a Champions de la Liga española. O el mismo Merino, fichado ya por Olabe pero con el proyecto aún en pañales, ha crecido a pasos agigantados de la mano del propio club en los últimos cuatro años.
Salidas difíciles
Hace dos parrafitos aludíamos también a ejemplos negativos. Y lo hacíamos para anticipar una circunstancia difícilmente rebatible: se siente mucho frío fuera de la Real. Futbolistas contratados en su día por el club y que con la camiseta blanquiazul alcanzaron buenos rendimientos sufren sistemáticamente para ofrecer el mismo nivel cuando salen del equipo. Por orden cronológico, los últimos en abandonar Donostia han sido Isak (Newcastle), Ryan (Copenhague), Portu (Getafe), Rafinha (Al-Arabi), Januzaj (Sevilla), Willian José (Betis) y Llorente (Leeds). Enumerada la lista, le ponemos un asterisco a la experiencia del sueco en la Premier, por aquello de su lesión, y convenimos a partir de ahí en que ninguno está triunfando precisamente… Por decirlo todo, el siguiente en la relación de txuri-urdin salientes, Odegaard (Arsenal), significaría la excepción que confirma la regla, aunque tuvieron que llegar los gunners para rescatarle de su negativa trayectoria en la primera plantilla madridista. Sí. Definitivamente, esta Real “hace buenos” a sus jugadores.
Lo del domingo
Se hace difícil explicar en apenas unas líneas los motivos por los que el club blanquiazul viene convirtiendo en oro todo lo que toca. Quizás resulte más didáctico ver repetido el partido del domingo y, desde la tranquilidad que otorga conocer el resultado, comprobar cómo en el equipo de Imanol cada movimiento, cada rol y cada demarcación tienen una razón de ser. Hablamos de un tren que avanza a toda velocidad y al que no resulta fácil subirse en marcha. Para hacerlo tienes que ser muy bueno o, continuando con el símil ferroviario, muy rápido. Pero si acreditas esas condiciones, caso de Kubo, Brais y compañía, todo marchará como la seda una vez dentro del vagón. El problema viene luego a la hora de bajarse, porque aquí no paramos y los piñazos de quienes se marchan están siendo serios. Próxima estación, derbi.