Reala

Real Sociedad | [Tribuna de prensa] "Que le caiga a Brais", por Marco Rodrigo

31 de mayo. Budapest. Final de la Europa League. Minuto 88. Puestos a soñar, elijo al gallego para disponer de esa ocasión clave
Brais se dispone ya a celebrar su gol mientras Juan Cruz, Aitor Fernández y David García observan la trayectoria del balón.

Después del día de autos, he regresado a Mendizorrotza en dos o tres ocasiones. Y siempre se me han escapado varias miradas pensativas a la famosa portería. No hablo de aquella en la que, el 8 de junio de 2008, el Alavés remontó a la Real en un descuento de locos, frustrando más de medio ascenso txuri-urdin. Me refiero a la otra, la que solo minutos antes de los goles locales asistió a un mano a mano desperdiciado por Víctor Casadesús y que, de significar el 1-3, habría garantizado una victoria capital. Durante el verano posterior a aquel partido, y con Lillo aún de entrenador, el técnico tolosarra continuaba dándole vueltas a la jugada, defendiendo que su equipo la encaró en las mejores manos. “Si me llegan a dejar escoger quién quería que se quedara solo ante el portero, le habría elegido a él”. Sí, a él, a Víctor, un futbolista con sus cosas pero que, de cara a la meta rival, resultaba muy fiable en la definición. Sin embargo, falló en Vitoria, y nos tocó vivir dos añitos más en el infierno.

Cuestión de contundencia

Viene a cuento el asunto porque, más de catorce años después, un servidor emuló este sábado al gran Juanma, durante las conversaciones entre amigos posteriores a la victoria ante Osasuna. “Si hay alguien a quien le tenga que caer el balón clave en el minuto 88, el 31 de mayo en la final de la Europa League en Budapest, que sea a Brais”. Habrá que clasificarse primero, obvio, pero sirva la frase como hipérbole de algo que el gallego está consiguiendo como txuri-urdin, más allá de su rendimiento global e incluso de sus sobresalientes estadísticas. Cuando la Real le fichó en julio, nuestra alegría por la consecución del billete continental tenía también una espinita clavada: ¿se podía haber accedido a la Champions con un poquito más de acierto de cara a gol? Así que, en una entrevista este verano, pregunté sobre la contundencia del gallego a quien fuera su técnico en el Celta B, Alejandro Menéndez. Respondió tajante. “Tiene una zurda que es un guante y el disparo a puerta significa una de sus principales cualidades. Hablamos de un futbolista muy preciso que, si dispone de cinco llegadas francas, va a acertar en cuatro de ellas. Es eficaz y no suele fallar oportunidades, tanto a la hora de marcar como de dar una asistencia decisiva”.

Pronóstico acertado

La historia del periodismo está repleta de reportajes de esta clase cuyos vaticinios quedan luego a la altura del betún, cuando el fichaje de turno no da pie con bola. La entrevista a Menéndez sobre Brais, mientras, está viendo confirmados muchos de sus presagios, hasta el punto de que el “si tiene cinco acierta en cuatro” se queda incluso corto. ¿Ha fallado el 23 alguna ocasión como txuri-urdin? Su gol del sábado, elogiado recorte al margen, hay que meterlo. Desequilibrado. Con poco ángulo. Mal perfilado. Y dotando aún así al esférico de esa comba diabólica que puso la guinda a una actuación descomunal. El de Mos se mostró capaz de marcar dentro del área, de desequilibrar junto a la cal, de asistir entre líneas y de amenazar en profundidad partiendo del carril del 8. Es un futbolista total. Según el portal Transfermarkt, cuando la Real le contrató valía 18 millones. Seis meses después, su tasación ha subido hasta los 30 kilos. Poco me parece, pagándose las barbaridades que se pagan por ahí.

Ante Osasuna

Acaba de arrancar un enero cuyo mercado de fichajes genera de todo menos ilusión. Buena señal. Si lo habitual en el aficionado de a pie es soñar con este o con aquel futurible, aquí cruzamos los dedos simplemente para quedarnos como estamos, prueba inequívoca de que la cosa pinta bien. Así lo acreditó igualmente el derbi ante Osasuna, un partido del que me quedo con la solvencia txuri-urdin para lograr que el rival generara entre cero y nada. Costó de inicio, porque Jagoba supo tapar el juego interior local y obligar a los de Imanol a salir por fuera. Después, la obra maestra de Brais tuvo también un punto accidental, ese rechace hacia atrás de Aimar en la pugna con Kubo. Y a partir de entonces, sobre todo a raíz del descanso, la Real fue tan seria atrás como divertida delante. Todos lo pasamos bien, incluidos quienes, durante el poteo previo a la cena de Nochevieja, fantaseamos luego con nuestro astro gallego en el Ferenc Puskas Arena. La metería seguro.

03/01/2023