El meta australiano debuta como titular en Anoeta, pero nada puede hacer ante los dos certeros cabezazos de Gerard Moreno y el postrero tanto de Chukwueze
Ni el efecto Ryan salvó a la Real Sociedad. Después del grosero error cometido por Álex Remiro frente al Betis, Imanol Alguacil apostó, por primera vez en esta temporada jugando en Anoeta, por Mathew Ryan, pero el australiano, muy seguro durante toda la tarde, eso sí, nada pudo hacer ante los dos cabezazos certeros de Gerard Moreno ni ante el postrero tanto de Chukwueze. El idilio que mantenía el australiano en el campeonato liguero, donde solo conocía las victorias, ha saltado por los aires. Y la Real sigue inmersa en una situación difícil de asimilar, con un solo punto cosechado de los últimos quince posibles, encadenando, nada más y nada menos, que cuatro derrotas de manera consecutiva.
Su presencia en el once fue una de las sorpresas en el equipo inicial. El debate estaba siendo evidente, mucho más después de la actuación de Remiro en el Benito Villamarín, con esa acción en la que salió a la desesperada, sin ningún tipo de sentido porque la acción no requería una salida así, propiciando que el conjunto verdiblanco se pusiera por delante gracias al tanto de Álex Moreno. Pero, por cómo había actuado hasta la fecha Imanol con el portero de Cascante, eran muy pocos los que esperaban que el de Orio se decidiera a apostar por Mathew Ryan de inicio. Más que nada, porque se podría interpretar como que Remiro era el señalado por la derrota ante el Betis. Sin embargo, ayer Imanol volvió a dejar claro que no le tiembla el pulso cuando tiene que tomar una determinada decisión, por muy dolorosa que esta sea. Ayer decidió que había llegado el momento de Ryan.
El australiano, cuando se le ha necesitado, ha respondido de la mejor manera posible. ¿Quién no recuerda su majestuosa actuación frente al Celta en Balaídos, con esas paradas milagrosas? La Real se llevó los tres puntos del campo gallego gracias a que Ryan ese día estaba bajo palos. También obtuvo el máximo botín en Los Cármenes, con el Granada como rival. Ryan, asimismo, había sido titular en los dos enfrentamientos coperos ante Panadería Pulido (0-4) y Zamora (0-3), con victorias contundentes. El único punto negro hasta la fecha había llegado en la Europa League, en el Estadio Luis II de Mónaco. Allí tampoco pudo evitar que su equipo cayese en uno de los peores encuentros disputados por los txuri-urdin en lo que se llevaba disputado de temporada. Pero todavía no se había podido estrenar en Liga en Anoeta. Ayer le llegó el turno, pero, como sucediera en el principado, no pudo evitar un nuevo traspié liguero de su equipo.
Nada pudo hacer ante los dos cabezazos de Gerard Moreno, que dejaron el partido casi visto para sentencia. Dos jugadas calcadas. La cara de Ryan tras recoger el balón de dentro de su portería reflejaba su enfado. Algo no se había hecho bien. Poco antes de que llegara el segundo tanto del delantero catalán evitó que el Villarreal se hubiera puesto por delante, precisamente ante un Moreno ayer letal. Ya con el 1-2 en contra, también atajó un buen intento de Pedraza. Ryan seguía dando vida a su equipo. De hecho, a punto estuvo de llegar el empate a dos tras un cabezazo de Sorloth que Rulli desbarató de una manera poco ortodoxa pero efectiva. Luego ya, con el equipo partido y buscando la portería del Villarreal, llegó la contra que terminó con el definitivo 1-3. Ryan, batido, no pudo hacer nada para evitar el tanto de Chukwueze.
Sin tiempo para reponerse de ese tercer aguijonazo del Villarreal, el colegiado de la contienda, muy protestado durante toda la contienda, pitó el final del partido. El efecto Ryan en la Liga se desvanece, como la buena estrella de la Real en el campeonato liguero. Bienvenido seas parón.