Real Unión: con la cabeza bien alta

El sueño del Real Unión, un histórico de la Copa, finalizó ayer en el Stadium Gal tras caer por la mínima (0-1) contra el Mallorca, uno de los Primeras que sufrió para seguir adelante. El conjunto irundarra, en cualquier caso, quedó apeado con dignidad.

El conjunto guipuzcoano salió a por todas, sin titubeos, mientras que en su oponente, advertido por el resbalón del Cádiz en este escenario y sin necesidad de reservar jugadores, Javier Aguirre dispuso un once más que reconocible bajo la batuta del guipuzcoano Iñigo Ruiz de Galarreta.

El técnico local, David Movilla, que lleva escasas semanas en el club, replicó el dibujo y se protegió más que en otros encuentros, al situar también una línea de cinco con Pérez, Espigares y Montoro como centrales y colocar a Aramburu y a Aitor Seguín en las bandas.

Eso sí, comenzó amenazando el conjunto bermellón, con dos remates tempraneros de Muriqi y Dani Rodríguez, pero la mejor ocasión fue del Real Unión, en un remate de cabeza de Iván Pérez tras saque de falta de Alain Oyarzun que desbarató Greif en el minuto 7.

La igualdad en las ocasiones y el juego se quebró en el minuto 20, en un fallo del Unión, cuando Dani Rodríguez aprovechó el exceso de confianza de Montoro, le robó el balón en el borde del área, se internó batió a Irazusta de disparo cruzado.

El gol no cambió demasiado la dinámica del partido. El Mallorca siguió presionando arriba y el Real Unión no se descompuso, mantuvo las líneas juntas y esperó sus oportunidades para atacar las espaldas de los defensores baleares.

En el 36’, gracias un largo cambio de juego de la prodigiosa zurda de Alain Oyarzun, llegó la mejor ocasión para empatar del centenario equipo irundarra, pero Seguín, tras un perfecto control orientado, no logró definir con acierto en el mano a mano ante Greif.

Tras el paso por vestuarios, el Real Unión trató de buscar el empate con buenas triangulaciones que morían al borde del área. Los txuri-beltz, que jugaron el sábado en Barcelona, ponían voluntad pero no creaban mucho peligro.

El Mallorca no quería que ocurriera nada, pero su conformismo a punto estuvo de costarle caro, ya que el local Bravo tuvo la prórroga en sus manos en el minuto 87, pero Greif de nuevo lo evitó. En definitiva, el Real Unión acaba su andadura copera con la cabeza bien alta.